Hay una que me funciona y es dejarle la carga a Dios. Cuando me siento perdida y aturdida ante tanto ruido exterior, busco estar en un lugar en el que pueda escuchar el silencio y esté rodeada por la naturaleza, me voy dejando abrazar por la paz que me rodea y entonces en una conversación con Dios le pido que se haga su voluntad y no la mía y comienzo a agradecer por cada una de las cosas que disfruto. Y es tan larga la lista, que termino sintiendo vergüenza ante Dios por haberme sentido desdichada.
Como comenta la amiga @charjaim, tengo como práctica disfrutar y agradecer lo que tengo, que es mucho más de lo que me falta.
Igual es humano y comprensible que en momentos nos sintamos así, pero cuando ya logras encontrar la manera de superarlo, se sale de estado rápidamente y te invade un profundo sentimiento de paz y agradecimiento. Recuerda que cada uno de nosotros siempre hace lo mejor que puede, estamos aquí en un constante aprendizaje, no debemos ser tan duros con nosotros mismos.
Un abrazo amiga @leivisveliz.