A propósito de “Anatomía del Actor”, de Eugenio Barba. (y mi visión como actor)

Hoy os traigo una reseña, una opinión escrita a partir de las lecturas del libro que veis en portada. Es una visión particular de cómo un actor o actriz puede aplicar a su trabajo el aporte de una de las múltiples teorizaciones teatrales que hay. No es otra cosa que un escrito que puede ser visto como una serie de consejos para el estudiante de teatro, a partir de la propuesta de este autor.

Con su método, Barba no trata de imponernos una metodología definitiva que los actores y demás profesionales de las tablas debemos adoptar, si no una serie de consejos prácticos enfocados al manejo de la energía sobre el escenario. Busca, ante todo, el contacto entre actores y público. El actor es un operador de energía. Ha de aprender a controlar sus tensiones y oposiciones corporales, para así trasmitir mediante ellas. Controlar también el ritmo y la velocidad de actuación influirá en que el espectador se adapte mejor al espectáculo, adquiriendo una percepción distinta del cuerpo, el tiempo y el espacio.

En este libro encontramos, básicamente, un estudio comparativo (explicando y relacionando métodos de trabajo tanto occidentales como orientales) orientado hacia la capacidad actoral de modelar la energía con finalidades expresivas. Propone un tipo de teatro grupal y no individualista que permita intercambiar diferentes experiencias y visiones entre “gentes de teatro”. Para ello es imprescindible la disciplina y un entrenamiento completo que goce de objetivos. Según Eugenio, el actor debe partir de sus propias sensaciones, emociones, relación con el personaje… y adaptarse a ello. El camino podría ser la auto superación de los obstáculos tanto corporales como psíquicos que puedan surgirnos a cada uno. Por todo esto el actor nunca deja su entrenamiento. Entrenamiento que trata de mejorar su capacidad expresiva y comunicativa, unificando acción e intención.

A la hora de crear un personaje, una de las primeras acciones que se nos presenta tiene que ver con el equilibrio. Corporalmente cada persona tiene un punto de equilibrio que usa en la vida cotidiana y, para romper con nosotros mismos, debemos romper con ese punto de equilibrio personal y buscar uno nuevo para el personaje, haciéndolo nuestro. A partir de aquí, el personaje empezará a cobrar vida. Debemos controlar los movimientos y contra movimientos del personaje, teniendo total consciencia de nuestro cuerpo, para conseguir que éstos sean realizados, en definitiva, de forma natural. Huyendo de exageraciones y disminuciones tratamos de realizar el movimiento que podríamos denominar “real”.

En cualquier caso y para terminar, no puedo dejar de decir que este "manual de buenos consejos" que nos brinda el autor es, ante todo, bastante razonable y, bien tenido en cuenta, suficientemente productivo. Creo que si relacionamos este libro de ayuda metodológica, esta técnica, con trabajos muy corporales como puede ser, por ejemplo, la  Comedia del Arte, conseguiremos cierta facilidad a la hora de determinar la rama de trabajo a seguir para llegar al objetivo final. En mi opinión, el trabajo continuo, la consciencia de uno mismo y nuestras limitaciones, y el trabajo basado en la construcción corporal (como propone Barba) no deja de ayudarnos a crecer profesionalmente. Cosa que, para cualquier actor o actriz, nunca debería dejar de ser una aspiración personal.