Morela - Relato 2da. Parte

in #castellano6 years ago

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Fotografía tomada con mi celular (Huawei P8 Lite)


Morela


En ese caminar en medio del caos de las calles, empapándose de agua sucia sus zapatos y ruedos del pantalón Morela pensaba que la vida le ponía obstáculos, pero ella los saltaba y los superaba al igual que hacía con los charcos e inconvenientes que se atravesaban en su andar por esas aceras llenas de agua y de todo tipo de desperdicios que arrastraba la lluvia. Llegando a una esquina observó como en el medio de la calle de una tanquilla brotaba gran cantidad de agua que traía consigo toda clase de desechos, el olor era muy desagradable y nauseabunado; de repente Morela vio salir de allí algo que brillaba mucho, el objeto estaba pegado a una especie de plástico y la corriente que se formaba lo llevó hasta los mojados zapatos de Morela, ella no pudo evitar observar esa cosa brillante y le pareció que era una prenda de oro, sin ninguna aversión la tomó con sus manos y la despegó del plástico a la que estaba pegada. Ella vio con detenimiento el objeto y se percató que era una pulserita muy pequeña que tenía grabado un nombre, frotó y limpio la prenda con su camisa y pudo leer el nombre, decía "Morela".

La joven y fuerte muchacha se quedó con la pulsera y tomó la coincidencia con su nombre como una señal divina, “las cosas no pueden ser tan malas para mí”, pensó en voz alta Morela metiéndose la prenda en su bolsillo, como un amuleto de la buena suerte. Al llegar a su casa la joven mujer llegó a lavar y pulir bien su nueva adquisición, le sacó todas las impurezas que pudo y a medida que lo hacía le gustaba más la prenda, sabía que era muy pequeña para ella, y al detallarla se dio cuenta que sus dimensiones indicaban que era una pulsera para una bebé. Un fuerte vacío sintió Morela en su pecho, toda su fortaleza se quebró en mil pedazos como un cristal y mirando la pulserita estalló en llanto.

Por la noche, la cansada muchacha se acostó en la cama y a los pocos segundos se durmió profundamente, al cabo de dos horas comenzó a soñar, en su sueño ella se estaba casando, en la iglesia habían mucha gente, pero ella no conocía a nadie. Morela se veía a sí misma con un hermoso traje blanco de novia, y todas las desconocidas personas vestían muy elegantemente, la iglesia era pequeña pero estaba maravillosamente adornada con muchas flores y adornos, caminó al altar de la mano de un hombre mayor y allí este la dejó al lado de un apuesto caballero. Cuando terminó la ceremonia se dirigieron a las afuera de la iglesia y se dio cuenta que estaba en una avenida conocida de la ciudad, pero no sabía con certeza cuál era, se montó con su esposo en un lujoso carro y se marcharon. En el sueño Morela tenía un sentimiento de felicidad, luego su mente dejó ese mundo imaginario y durmió plácidamente el resto de la noche.

En la mañana siguiente Morela se despertó muy contenta y con mucha energía, se vistió rápidamente y se fue a trabajar, no sin antes guardar su reciente amuleto, sentía que lo de la pulserita y el sueño eran sin duda buenos augurios. Luego de un productivo día, la entusiasta y feliz muchacha llegó por la noche a su casa, cenó y entró a su cuarto a dormir, tomó su amuleto y comenzó a mirarlo y a pensar en un buen futuro para ella, luego lo guardó cuidadosamente y se acostó a dormir.

Morela volvió a soñar, esta vez soñó que estaba embarazada, y que vivía feliz con su marido, vivían en una hermosa casa con un estilo antiguo, la vivienda daba a un boulevard de la ciudad y por las noches salía al balcón a ver el alegre caminar de las personas y los automóviles que iban y venían en la avenida, había fiesta en la ciudad y todo era música y alegría; la feliz joven desde lo alto miraba su entorno y pudo ver que muy cerca de su casa al otro lado de la calle había una iglesia, era la misma iglesia donde ella se había casado, sintió alegría y miró al cielo, un fresco viento acarició toda su humanidad, tomó con sus manos y brazos su enorme vientre sabiendo que pronto sería madre. Todo esto lo sentía Morela en sus sueños, y al despertar por la mañana esas emociones aún continuaban, eran como esos sueños vividos, que parecen que hubiesen sucedido de verdad.

En la tercera noche de haber conseguido esa preciosa pulserita, que parecía milagrosa, Morela miraba su nombre troquelado en esa pequeña lámina de oro en cuyos extremos salía finos eslabones bien fabricados, comenzó a preguntarse de quien sería esa pulserita, de qué bebé y de cómo la había perdido, se preguntaba también el por qué el azar la escogió a ella para encontrarla, de por qué provenía de esas catacumbas de las alcantarillas y que la inundación de los drenajes hizo que brotara a la superficie, y mientras se hacía tantas preguntas sin respuestas se quedó dormida para volver a soñar.

Este sueño parecía una continuación de los anteriores, cuando Morela entraba en los sueños parecían haber dos conciencias de ella, una como un ser omnisciente que veía y sentía todo, y otra que era Morela misma, como si fuese una y dos cosas a la vez, era un sentimiento muy extraño y difícil de explicar y que generalmente es sentido sólo por el ser humano en sus sueños, es como estar fuera y dentro de sí mismo.

A diferencia de los dos sueños anteriores, esta vez Morela se veía llorando. Su marido le gritaba fuertemente en su cuarto, era algo más que una discusión normal, el hombre la miraba con ojos de odio y ella se veía sentada en la cama mirándolo indefensa con brillantes ojos que parecían derramar lágrimas negras teñidas por el rímel de sus pestañas, tenía sus brazos sobre el vientre como protegiendo a su bebé, la mujer tenía un sentimiento de angustia y desesperación muy intenso. Su marido la tomó con fuerza y la sentó en una silla, luego la sujetó de manos y pies con una fina cuerda, la golpeó fuertemente en la cabeza y ella quedó inconsciente.

Pero todo este horror era visto por esa otra presencia de Morela, veía a su marido y a ella misma allí desmallada en la silla, podía ver como su esposo salía rápidamente de la habitación, bajó por las escaleras a la sala, y entonces allí el iracundo hombre comenzó a hacer algo sumamente extraño, sacó varios sacos de cemento y bloques de un armario y los llevó al cuarto, y como un albañil hizo como pudo una mezcla de cemento y comenzó a sellar la ventana con los bloques, hacía todo esto con gran agilidad. Luego bajó de nuevo a la sala y allí hizo lo mismo, selló todas las ventanas y puertas que daban al exterior de la casa, la última en sellar, fue la puerta trasera, cosa que hizo desde el exterior marchándose y dejando toda la casa herméticamente cerrada con bloques y cemento.

Continuará...

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Me dejaste picada. Ahora si que no me pierdo la continuación. Saludos.

Gracias por leerme yaleal.

Aunque las fallas de Internet, me impidieron venir a leer. acá vengo a seguir la interesante historia.
Este mundo de las casualidades y los sueños, está lleno de misterios.
Y la intriga va con la pulsera de la foto...
Un gusto leerte, amigo @rnunez09 y ya voy por el desenlace final.
Saludos.

Muchísimas Gracias arminía. Y sí, el internet a veces interrumpe la continuidad de lecturas y escritos, me sucede con frecuancia.

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