En "Los Cinco y yo", Antonio Orejudo retrata su generación y rinde tributo a la infancia
La siguiente reseña fue publicada originalmente en Colofón, Revista de Literatura, y se puede consultar
en este enlace.
Toni, el personaje narrador, coincide en varios aspectos relevantes con el novelista Antonio Orejudo: año de nacimiento, lugar de crianza, estudios, universidad en la que trabaja… ¿Novela de autoficción? Sólo en parte, y aun esa parte es dudosa.
Creo que más cerca de la verdad está la idea de que la autoficción, es decir, aquellas historias donde autor real y personaje ficticio se confunden, y la metaficción, es decir, aquellas historias donde los mecanismos de la ficción se hacen evidentes para el lector, se encuentran hábilmente mezcladas, y ambas sometidas a una mirada irónica. Dicho así, parece mucho aparato teórico para una sola novela, o la receta para una novela de tesis (de tesis doctoral), pero por fortuna el autor sabe conducir con gracia, soltura y amenidad su historia para que los lectores no nos detengamos demasiado en estos aspectos que preocupan a los académicos y a otros escritores. En todo caso, es difícil reconocer al autor en este personaje que declara, con tono de autodenigración paródica, haber abandonado la literatura y haberse convertido en una especie de genio menor de las finanzas, otro aspecto en el que autor real y personaje se separan:
Enseguida lo admiré y convertí la consecución de su amistad, de su aprobación personal y política, en la razón de mi existencia, en la clave de mi propia aprobación. Para lo cual acepté con la docilidad que me caracteriza todos y cada uno de los dogmas ideológicos que él imponía sin violencia intelectual, convencido de que si alguien le daba la razón era porque la tenía.¿Y qué historia cuenta Los Cinco y yo? En primer lugar, el crecimiento de aquellos niños que llegaron al posfranquismo más o menos a los doce años; es decir, al comienzo de la adolescencia, demasiado jóvenes para participar en el movimiento social que se iniciaba y luego, cuarenta años después, demasiado viejos para ser parte de la solución de la crisis actual. De allí el desencanto:
...teníamos la sensación de pertenecer a esa generación que había concitado, igual que el país tras la muerte de Franco, unas esperanzas que se habían frustrado al mismo tiempo que nuestras vidas.Matrimonios, infidelidades, expectativas no cumplidas; el afanoso proceso de crecer y envejecer.
Antes: el fútbol en la escuela, los enamoramientos, los amigos, la universidad, las desmedidas (y divertidas) ambiciones literarias y, por supuesto, las primeras lecturas; lo que nos conduce al meollo del asunto: Los Cinco, primera fascinación provocada por la ficción y motivación de lo que sigue.
La otra historia que se cuenta es la de la exitosa After Five, escrita por Reig y referida por Toni; la vida adulta de los niños creados por Enid Blyton. Para este momento, la novela se ha vuelto algo delirante con mafiosos corporativos de la industria farmacéutica, drogas, punkies, suicidios y conflictos familiares. Aunque debo reconocer que esta es la parte de la novela de Orejón que menos interés me despierta, pues las múltiples peripecias a las que se ven sometidos los personajes me resultan un tanto planas en su desarrollo, un tanto desganadas, reconozco en ella el fundamento de toda la arquitectura de la obra. De otra manera el juego entre autoficción y metaficción mencionado anteriormente no sería posible.
Los Cinco y yo se sostiene como una ágil y divertida novela sobre el amor a la ficción, ese mundo alternativo que descubrimos en la infancia y quisiéramos conservar siempre con nosotros.
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