Ser Viejo es una desgracia en mi país

El lunes pasado salía de una función de cine con mi esposo, por supuesto ya eran cerca de las 11 pm y en las afueras del Centro Comercial Los Aviadores del Estado Aragua, los vigilantes ya tenían las puertas a medio cerrar esperando que las personas desocupáramos el lugar. Pero cual fue mi sorpresa, al ver que habían más de 200 personas durmiendo acostados en el piso y envueltos en sabanas, parecían tequeños uno al lado del otro, también hamacas improvisadas en estructuras de la calle; no entendí en un principio de que se trataba el campamento, luego mi esposo me dijo, son personas de la tercera edad, osea viejitos y viejitas, quienes esperaban dormir allí a la intemperie, hasta que las entidades bancarias abrieran sus puertas y ellos pudieran cobrar su pensión el día siguiente en la mañana, me refiero a un beneficio social propio de la tercera edad por los años de trabajo y productividad, el cual es en efectivo y a mi manera de ver más simbólico que real, ya que no alcanza ni para comprar un kilo de queso o cualquier otro alimento, ni mucho menos un medicamento que a esa edad siempre es necesario.

Al ver la imagen, no lo podía creer, por más que hacia un esfuerzo por entenderlos, busque en mi mente y corazón miles de formas de justificar lo que mis ojos veían, pero el esfuerzo fue en vano y me llene de una mezcla de sentimientos, entre rabia, indignación y tristeza.

No me parece justo que después de entregar tus mejores años de vida, a la edad en que los sentidos, los huesos y las dolencias comienzan a aparecer, se tenga que pasar por semejante humillación. Mi visión de vejez es otra, es la etapa del disfrute de los nietos, del descanso, de la reflexión personal por los recuerdos vividos, es la etapa de ser considerado por la sabiduría y amor, quizás así me veo porque así recuerdo a mi abuelita paterna. Yo me aterre solo de imaginar que lejos de esa visión idealizada, mi futuro y el de mi esposo estuvieran allí, en una acera en la mitad de la noche, cual indigentes y esperanzados en unos cuantos centavos... Yo me niego a ese futuro, le dije a mi esposo que estamos a tiempo de direccionar a una mejor calidad de vida, "que no dependa de un beneficio social" mi esposo me afirma que ese camino ya lo hemos tomado y que seguro será así, solo hay que esforzarse por lograr las metas.

En este post solo quería exponer mi reflexión personal, ya que tengo viejitos aún quien amo como mis padres, mis suegros y mi abuela materna, en la medida de lo que puedo los ayudo a buscar alternativas como trasladarlos en horarios más convenientes para que no hagan esperas, en aprender a usar su tarjeta de débito, realizar transferencias bancarias e incluso tratar de influir un poco en su manera de pensar para que no se conformen, estoy pendiente de sus consultas y de sus medicinas, las busco por las redes y si me toca hacer colas trato de ser yo la que se esfuerce, aunque soy "anticola".

Mi esperanza y fe es grande, y se que lo que vivimos como país en cualquiera de sus dimensiones es solo un traspiés en la historia y vendrán tiempos mejores, confiados en Dios primeramente así sera.

La foto de portada es de mi abuelita materna en su último cumpleaños, rodeada de sus nietos y bisnietos al ritmo de Mariachis y alegría, como ha de ser siempre.