El proceso de inteligencia forjado a través de lo que vemos y escuchamos

Es muy probable que en algún momento de nuestra vida nos vimos influenciados a realizar alguna acción para poder quedar bien con un grupo o con una persona a cual admirábamos mucho. No hay que avergonzarse de ello, debido a que los seres humanos vinimos al mundo sin ningún tipo de conocimiento, más allá de nuestra habilidad básica de supervivencia: el llorar por alimento, por estar expulsando alguna necesidad fisiológica o por miedo ante alguna circunstancia, es común en todos los recién nacidos. Incluso existen personas que a una edad adulta todavía lloran para que sus padres vayan al rescate... Pero ese es otro tema.

Cuando empezamos a optar por nuestras propias habilidades tanto físicas como de raciocinio, somos muy curiosos ante todo lo que ocurre a nuestro alrededor, todo lo queremos probar, todo lo queremos oler, y cuando estamos un poquito más grandecitos, todo lo queremos saber y esto es totalmente normal, incluso es una muestra de un sano crecimiento debido a que en un futuro nuestra inteligencia dependerá de esa curiosidad que despertamos a una muy temprana edad.

El psicólogo canadiense Albert Bandura realizó un análisis de aquellas cosas que se le escaparon a los conductistas más radicales, los cuales tenían la fiel convicción de que "el ser humano es tan solo un ser preso de sus respuestas ante estímulos condicionantes", esto anula por completo el proceso de análisis de una persona. Bien es cierto que los individuos actuaremos con base a recompensas, pero no siempre actuaremos esperando el mismo incentivo. Es allí cuando el factor ambiente, el factor cognitivo y el análisis de la situación, (aprendizaje vicario) jugará un papel fundamental en cómo analizaremos las circunstancias y actuaremos frente a ella.

Nunca somos la misma persona ante una circunstancia que se nos ha presentado por segunda vez

Para que se pueda establecer una sociedad, así tenga una cantidad de miembros minúscula, debe existir un contexto, es decir, un sitio o lugar predeterminado para el desarrollo de la misma y con el simple hecho de que formemos parte de dicha comunidad, automáticamente esta influirá en pequeña o gran medida sobre nosotros.

Un ejemplo de cómo funciona el ambiente en el comportamiento y aspiraciones de la persona es el siguiente:

Nuestro sujeto de estudio será un surfista, si nosotros tomamos en cuenta el factor social y contextual, es muy posible que esta persona se haya interesado en el deporte por individuos que ya lo practicaban o por aquellos que admiraban la actividad, pero que no necesariamente se sentían tan atraídas al mismo como para practicarlo.

La mejor manera de que un alguien aprenda sobre este deporte es practicándolo en grupo por lo menos la primera vez, esto producirá en él un nivel de confianza moderado, al manejar la técnica básica y a consecuencia, poder realizar movimientos en la tabla, luego de ello practicar en solitario se hará una labor más sencilla. El fin será demostrar sus nuevas habilidades al factor social inicial, partiendo de una convicción o fuerza interna. En conclusión, la persona es un aprendiz de su ambiente o en otras palabras, un individuo propenso a adquirir conocimiento y crear aspiraciones a través del entorno social (estímulo) y como este es retribuido o premiado con base a su actuación (respuesta).

Si el ambiente juega un papel tan importante para la toma de decisiones, la capacidad de pensar y razonar, tomando en cuenta todo lo que ocurre alrededor, es fundamental para que exista inteligencia y asertividad detrás de todo aquello que pensamos, hacemos y decimos.

En este sentido, el ser humano no es un aprendiz apático, sino que participa activamente en su proceso de aprendizaje. La persona utiliza las situaciones externas como incentivo o motor de productividad, es decir, que el atractivo a sus expectativas es el conocimiento a recibir y esto no es más que el factor o capacidad cognitiva que tenemos todos los seres humanos. Claro, no todos pensamos ni actuamos igual y es que la inteligencia cognitiva de cada persona va sujeta a sus creencias adquiridas en el núcleo social primario (la familia) y reforzadas en el núcleo social secundario (amigos y conocidos).

Además de lo expuesto anteriormente, Bandura también consideró que no es necesario el ensayo y error para prever los resultados de una acción. En otras palabras, al primer intento puede ser exitoso si toma en cuenta la información suministrada del entorno.

Algo que los conductistas no estudiaron es que utilizando nuestra continua fuente y captación de datos podemos obtener resultados cualitativos de una situación que todavía no ha ocurrido.

Esto se conoce como aprendizaje vicario y se basa en que todos tenemos la capacidad de aprender y además, anticipar resultados gracias a los procesos de observación y análisis (cognoscitivismo). Por causa de esta manifestación autodidacta aprendemos a realizar alguna actividad previamente observada y a determinar tanto los pros como los contra de dicha circunstancia realizada en anterioridad por otra persona.

Aunque no se aplica en todos los casos y eso ya tiene su teoría que en otro momento les compartiré

Ciertamente, estamos condicionados por todo aquello que ocurre a nuestro alrededor, pero la ventaja de ello es que también tenemos la capacidad de identificar cómo actuar ante la vida. Por eso es que hay un dicho que narra así...

Sin importar el tamaño de las circunstancias, lo que más importa es el peso de tu actitud hacia ella

Por lo tanto puedes y tienes la capacidad de adecuar tu inteligencia para obtener el mejor resultado

Tú sientes, tú analizas, tú actúas