Lisandro Alvarado, pionero de la cartografía dialectal en Venezuela

in #castellano6 years ago

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Fue Lisandro Alvarado el pionero en Venezuela en comprender la importancia de la cartografía dialectal en los estudios lingüísticos del léxico en nuestro país. En su fundamental obra lexicográfica Glosario del bajo español en Venezuela (1929), Alvarado establece la primera división dialectal considerada como uno de los logros científicos en este campo que aún en la actualidad posee plena vigencia.

Esta inicial y primigenia segmentación del país en zonas dialectales, la elabora Alvarado basado en criterios de contrastibilidad de aquellas palabras o unidades léxicas de un lugar o región, que semántica y fonológicamente responden a diferencias frente a otras zonas del país y con la lengua general. Tal división dialectal considera cuatro zonas designadas Oriente, Occidente, Cordillera y Llanos, privilegiando así el valor distintivo del léxico y sus variedades.

En Europa, para la época de Lisandro Alvarado, la obra fundamental y de más prestigio, considerada como el punto de inicio de los estudios de geografía dialectal como disciplina autónoma con criterios modernos, además de otros estudios anteriores y posteriores, es el Atlas Lingüistique de la France (ALF), de Jules Gilliéron, publicada en trece volúmenes entre 1902 y 1912 en París. Tanto por su extensión, metodología utilizada, temas y territorio abarcado, además de otras publicaciones y artículos del mismo autor, los cuales analizan hechos registrados por los diversos mapas del ALF, hicieron que esta obra se impusiera como un hito fundamental en los estudios dialectológicos en toda Europa y posteriormente en América, instaurando, además, el inicio de la cartografía lingüística moderna. (Montes,1995: 76).

Estos atlas lingüísticos están representados por diversos mapas y cartogramas, en principio generales y luego regionales, de cada territorio de los países estudiados y que reflejan la realidad lingüística de una región en un momento de su historia, tal que, como lo señalaba Gilliéron, las palabras se van sedimentando en capas sucesivas que indican la evolución fonológica y semántica de la lengua en su totalidad, descubriendo y analizando los distintos estratos lingüísticos acumulados durante siglos en un punto determinado de la geografía (Pérez, 2000:72). Valga decir, a este respecto, que en Venezuela no existían ni asomos de desarrollo de estos tipos de investigación de geografía lingüística.

Zonas dialectales de Venezuela

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Ya Henríquez Ureña en 1921 planteaba que en Venezuela se diferenciaban las “tierras altas y tierras bajas”, para corresponderse con el español andino y el español caribeño, caracterizados por subdialectos conservadores, de pronunciación cuidada, los primeros y de rasgos fonéticos más relajados, los segundos. Igual concepción la establecen Rosenblat en 1989 y Obediente en 1998. Para 1981 Páez Urdaneta establece siete subsistemas dialectales: central, centro-occidental, andino, zuliano, nororiental, los llanos y Guayana. Obregón, en 1981, propone cinco zonas dialectales basadas en fenómenos fonético-entonativos: Mérida y Táchira (sur-occidente); Maracaibo (nor-occidental); Nueva Esparta y Sucre (oriente) y Apure y Guárico (sur) (Castro y Malaver, op.cit: 7- 8).

Cartografía dialectal de Lisandro Alvarado

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El procedimiento de partición o subdivisión de las regiones de Venezuela que presentan diferencias contrastivas diferenciales de carácter dialectal llevó a Alvarado a considerar la zona de Oriente, denominando así a "las antiguas provincias de Maturín, Cumaná, Barcelona y Margarita"; Occidente, "la parte occidental, o sea Maracaibo, Coro, Barquisimeto, y Yaracui"; Cordillera, "la región de los Andes venezolanos, a saber, Trujillo, Mérida y Táchira", y por último los Llanos, que "es la zona de los pastos en general", contemplando a su vez la subdivisión en Alto Llano, "que es la parte del levante (Maturín, Barcelona y Guárico)" y Bajo Llano, "que es la parte del poniente (Cojedes, Portuguesa, Barinas, Apure)" (Alvarado, 1984: 488-1).

Basándose en el principio general lexicográfico de que el español de América ha de compararse con el léxico que caracteriza al de la Península Ibérica, y más específicamente al habla culta de Madrid, Lisandro Alvarado procede a llevar este principio a un plano regional. En este caso la caracterización cartográfica ha de describir las diferencias contrastivas de la variedad venezolana del español, comparado con la lengua de la capital del país, Caracas. Al observar las zonas establecidas en el mapa dialectal de Alvarado, no se incluye la región central del país, de tal manera que el Distrito Federal y los estados Aragua, Carabobo y Miranda no figuran en el mapa como zonas diferenciadas del resto de las otras variantes dialectales.

Asimismo, se advierte en el mapa propuesto por Alvarado la consideración expresada anteriormente, la cual se refleja en la ausencia de marcación de las regiones de Guayana, Amazonas y el delta del Orinoco. En este aspecto, Alvarado, como muchos otros estudiosos e intelectuales de su tiempo, consideraba tales zonas como regiones con una fuerte presencia de las culturas y lenguas indígenas, de difícil acceso, salvajes e inexploradas, por lo que la lengua española sólo habría de considerarse como un pequeño núcleo de proporciones minúsculas, sin contar con el hecho de que en tales zonas, capitales como Ciudad Bolívar y otras poblaciones guayanesas, el español representa también una variante contrastiva y diferenciada del español de Venezuela, aunque con poco estudio sistemático y exhaustivo.

Por otra parte, desde el punto de vista de la técnica de la elaboración de los diccionarios, en especial los de carácter contrastivo-dialectales, tal situación no exige hacer las respectivas marcas de las voces regionales de la mencionada anteriormente como zona central del país, lo que nos habla del conocimiento actualizado y de la profunda concepción y visión dialectológica de Alvarado, lo cual se considera un avance original y novedoso en la investigación y Alvarado establece las respectivas marcas diatópicas regionalizadas para cada una de estas divisiones, exceptuando las del Bajo y Alto Llano y con la inclusión de la variante dialectal marcada del habla de Maracaibo, como forma contrastada frente a las otras formas de habla en el país.

Como reflexión final, otros aspectos podrían apuntar hacia hecho del estado real de la investigación dialectológica y lexicológica en nuestro país. El panorama se muestra aún virgen en este sentido, donde en inmensos territorios todavía queda mucho por investigar, describir y estudiar, no solamente en cuanto a las variedades dialectales, sino también la influencia e intercambio de la lengua española con la diversidad de lenguas indígenas existentes en los distintos puntos de la geografía venezolana.

REFERENCIAS

Alvarado, L. (1984). Obras completas. Caracas: Fundación La Casa de Bello.

Castro, T. y Malaver I. (2016). División dialectal del español venezolano: estudio dialectológico perceptivo. En Dialectología 16. p.p. 19-46. Caracas: UCV. Instituto de Filología Andrés Bello.

Montes, J. (1995). Dialectología general e hispanoamericana. Orientación
teórica, metodológica y bibliográfica
. 3a ed. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.

Pérez, F. (2000). Diccionarios. Discursos etnográficos. Universos léxicos.
Propuestas teóricas para la comprensión cultural de los diccionarios
. Caracas: UCAB. CELARG.

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