El efecto del Gato Cuántico de Cheshire. Un cuento. (Parte 2. Final)

in #castellano6 years ago


Son las 3 p.m. ahora y ya han pasado siete días. Desde ayer no tengo provisiones y ya no hay agua. Presiento que hoy será la última vez que grabe un mensaje, ya sea porque logre escapar y deje este abismo atrás o porque no logre salir con vida.

No ha hecho intentos de abandonar su posición sobre la cerca, pero se mueve. Toda una semana; al fin he reunido la valentía para irme y se ha dado cuenta que está viva justamente ahora. Desde hace dos días, no podría decir si antes, había estado cambiando de forma y emitiendo unos chillidos cada vez más fuertes e irritantes. Noté, no sin dudar de mi cordura, que parecía cada vez más humana y ciertamente cada vez me era más familiar. Trataba de concentrarme en un plan para escapar, pero mi mente solo podía imaginar las diferentes formas en las que la abominación me devoraba viva; mientras mis ojos trataban de ver más de lo que podían y mientras rogaba por un milagro en el que no creía, una y otra vez, escuchaba los gritos de mi propia muerte.

Su tamaño es significativamente más pequeño que cuando apareció. Podría decir que ahora es de mi estatura, un metro sesenta, más o menos. Hoy puedo ver sus ojos al fin abiertos; tienen una especie de velo, un tercer párpado blanquecino. Creo que la criatura es ciega, pero sus antenas no dejan de moverse, por lo que me parece que son su medio de percepción, al menos el principal.

Al fin ha bajado de la cerca. No he visto bien cómo, si voló, reptó o saltó. Me distraje un segundo.

Camina hacia mí, acuciante. Supongo que no quiero que me asesine o me coma lentamente. Si va a suceder, seguramente es conveniente que sea rápido.

Ya no sé por qué me encuentro aquí. A mis pies, fijado con cinta adhesiva a una grabadora idéntica a la que tengo ahora en mi mano, hay una nota que dice: “Aquí está lo que no puedes recordar”. Supongo que ya he tenido que escuchar mis propias grabaciones una docena de veces para volver a entender lo que está ocurriendo porque hay doce marcas que las cuentan, o cuentan tal vez otra cosa. Ahora mismo dudo incluso de la fecha y de la hora.

He decidido que la cucaracha gigante es una ella y pensé en bautizarla Mimic, como la película de del Toro con Mira Sorvino, adonde había unos bichos parecidos, pero luego me pareció una estupidez. También pensé en llamarla Mothman, recordando otra película, pero me pareció extremadamente ominoso además de obviamente masculino. Al final, he abandonado la idea de ponerle un nombre y he decidido preguntárselo, no porque crea que lo tenga o lo sepa, sino porque la incertidumbre podría acabar conmigo primero que la inanición. Y en vista de que no dispongo de tiempo para escuchar las grabaciones y probablemente tampoco tenga mucho tiempo de vida, debo hacer un intento por establecer comunicación.

Abro la puerta y me le presento de cuerpo entero, temblando con una sensación que se me antoja primitiva e imposible de determinar, como si todo mi cuerpo luchara por recordar las memorias y los motivos que me habían desertado. Al estar frente a frente, no sé si dar crédito a mis oídos. “Me llamaste”, me dice. “Tú me arrancaste y ahora te niegas a darme libertad”.

¿Qué sentí? No estoy segura. ¿Qué hubieras sentido tú? Era una criatura negra, un híbrido obviamente, ligeramente material y de mi estatura, con mi silueta y mi voz. Temía que saltara hacia dentro en cualquier momento; en una hipótesis más feliz, desplegaba sus alas de cucaracha y se marchaba a acribillar algún pueblo cercano donde algún campesino lo mataría de un escopetazo; y así yo quedaba a salvo y en el olvido —como siempre. Pero no se marchó. Saltó dentro de mí y entonces lo recordé todo. Recordé cuando entré a esa máquina del infierno; el dolor agudo de agujas perforándome todo el cuerpo.

La vi salir de mí, a la criatura. De repente ya no tuve este miedo que ahora me toma de nuevo desde adentro. Me zafé de la placa donde me hallaba atada; una fuerza inverosímil me habitaba. Escapé. Entré a módulo principal y activé el sistema de precaución máxima. Todo explotó.


Fin.

Gracias por leer.

 

Ilustración original de John Tenniel – Imagen del dominio público en https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cheshire_Cat_vanishing_(detail).jpg


Posted from my blog with SteemPress : https://marlyncabrera.timeets.com/2018/08/27/el-efecto-del-gato-cuantico-de-cheshire-un-cuento-parte-2-final/

Sort:  

Magnífico cuento, @marlyncabrera, con sorpresivo final.
Gracias por compartirlo.
Saludos.

Gracias, @sandracabrera. Me alegra mucho que lo hayas podido leer y que te haya gustado ♥♥♥

Wow! Te confieso que le di varias leídas al cuento. Excelente relato.

Gracias, @francisaponte25. Qué alegría qye te haya gustado. Espero vuelvas a postear pronto; tu trabajo es de lo mejor que hay en Steemit.

¡Saludos! ☻

Que gusto haberte leído, así tan impactante. Es un magnífico relato, contiene todo lo necesario para llevarnos por unos nervios tensos, hacia un desenlace de gran ritmo!! Me ha gustado mucho y debo decirlo, esa explosión me causó alivio!! :)
Te abrazo Mucho, @MarlynCabrera, te felicito mucho y te admiro!! Aunque de repente por aquí en mi trabajo me agarren las carreras es un gusto visitarte!! Aquí seguiré al pendiente!!
Abrazos bien Fuertes, sólo lo más Bueno en este Camino!!

Coin Marketplace

STEEM 0.17
TRX 0.13
JST 0.027
BTC 58919.17
ETH 2647.00
USDT 1.00
SBD 2.43