LA DECISIÓN DE LAS CARETTA CARETTA Por G. J. Villegas

¿Qué tan peligroso es confundirse y tomar la dirección incorrecta? En ocasiones pudiéramos pasar un mal rato, pero en otras, los resultados finales pueden ser mortales. La siguiente historia muestra lo cierto que son estas palabras.

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TODAS las noches son hermosas en la costa. El cielo estrellado entolda magníficamente al mar. Las olas danzan hasta la orilla y en su rompiente susurran aclamaciones victoriosas. Como un delicado mantel se extiende la luz de la luna, brillando sobre el agua, creando un sendero que se pierde en el horizonte. Más allá los ruidos de la ciudad hacen un contraste entre el ambiente natural y el urbano.

Bajo la arena empieza una odisea. Las pequeñas tortugas Caretta Caretta salen de sus huevos, emocionadas por la gran travesía que les espera.

—¡Al fin puedo salir de este huevo! Todo está oscuro ¿Dónde están los demás?

—Aquí estamos hermano. Hazte a un lado que no puedo mover mi pata.

—Todo está oscuro aquí abajo hay que subir a la superficie.

—¿Quién dijo eso? ¿Cuál superficie?

—¿Acaso no oyes el mar? ¿Ese sonido que nos llama?

—Voy a mover esta tierra de sobre mí. ¡Si lo logré! ¡Vengan es por aquí!

Las tortugas salieron en grupos hasta la playa. Todas miraban asombradas el cielo, cautivadas por el sonido de las olas. Para ellas todo era nuevo: las estrellas, las rocas, el agua, e incluso la misma brisa fría de la noche. Su instinto les decía que debían avanzar, continuar su camino. Pero debían decidir en cuál dirección ir.

—¡Así que esto es el mar! —exclamó una de las Caretta.

—Estás parado al revés tonto —le indicó uno de sus hermanos.

—Tiene razón, el mar está de este lado —agregó otra tortuga.

—¿Pero que dicen? Miren las muchas lunas que hay allá. ¡Cuántos colores!

—Que yo sepa la luna es una sola. Allí se ven muchas lunas —dijo una Caretta señalando hacia la ciudad.

—Pero si esas que se están delante son lunas, entonces ¿Qué es eso que se ve allá arriba y se refleja sobre el agua? —preguntó otra tortuga.

—Me siento muy confundido. ¿Cuál luna debemos seguir? ¿Aquellas que brillan a lo lejos? O ¿Aquellas que se ven allá adelante?

—No se confundan hermanos, debemos ir al mar para protegernos de los peligros. Además es en el mar donde encontraremos hogar y alimento.

—Lo que dices es cierto, pero la luna nos indica la dirección del mar. Solo que aquí hay muchas lunas. ¿A cuál debemos seguir? —preguntó inquieto uno de los hermanos.

—El mar está lleno de agua y es salado. Así que debe ser ese de allá, donde hay una sola luna.

—Yo caminaré hasta las muchas lunas. Las luces allí son más brillantes y vistosas —indicó uno de ellos con mucha seguridad.

—Yo también iré contigo a las muchas lunas —señaló otro muy decidido.

—Ustedes vayan a esas lunas si así lo desean. Los demás iremos hacia el agua.

Las tortugas se separaron. Muchas decidieron seguir sus instintos y lanzarse al mar. Como soldados en batalla, marcharon graciosamente aleteando tan rápido como podían. Otras se dirigieron a la ciudad, atraídas por las luces de las discotecas y hoteles cercanos. Las que llegaron al mar encontraron un hogar y empezaron una nueva vida en su habitad natural. Las demás fueron pisadas por vehículos o comidas por depredadores.

Eran todas pequeñas tortugas. Todas deseaban una larga vida. Todas querían seguir la luz de la luna. Solo que algunas se confundieron y siguieron… la luz incorrecta.

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Las tortugas Caretta Caretta (tortuga boba) están hoy en peligro de extinción. Uno de los factores que merma su población es el hecho de que al nacer, la luz de la luna que se refleja en el agua, las guía al mar. Pero las luces artificiales que el hombre ha colocado cerca de las playas las confunden y las hacen ir en la dirección equivocada. Hacia la vida urbana donde terminan muertas.

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