Nunca me ha gustado participar en estos juegos de '¿A que le tienes miedo?' o el nuevo de '¿Qué cosas le gustan a todos y a ti no?', pues se me hace sumamente difícil explicar ciertas cosas a las que le temo, y que la gente entienda que le tengo miedo.

Mi miedo a estar solo o quieto cuando llueve, es legendario y mucha gente se burla de ellos, pero aprendí a trabajar con eso, y ahora cuando llueve o busco compañía o simplemente me lanzo a caminar sin más. Supere mi miedo a la oscuridad, aprendí a controlar mi miedo a las alturas, y aunque siguen sin gustarme los payasos, siento que ya no les tengo miedo como tal, paso a ser una especie de repulsión.

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Mientras el resto del mundo extraña las playas, las añora, dice que es lo que más desea, yo no.

Un vídeo cuya descripción es 'A veces eso es todo lo que necesitas <3', mientras que a otras personas les generaba tranquilidad, relajación e incluso felicidad, a mi me ocasionó un ataque de ansiedad como pocas veces los sufrí. Fue entonces que me di cuenta, el miedo que le tengo al mar.

Luego de ver la imagen, e incluso solo leyendo que le tengo miedo al mar, muchos se preguntaran la razón, o si estoy mal de la cabeza; ya estoy acostumbrado a que normalmente no entiendan el miedo que le tengo al mar, la ansiedad que me da ir a la playa, el que me sienta incomodo en estos lugares y que no sea fanático de los mismos.

Pero como dicen, el miedo es libre, algunos les temen a los ratones, otros a las ollas de presión, a los negros, a los musulmanes, a las motos, a las mariposas. El miedo es libre y todos tenemos alguno, por más absurdo que sea, es miedo y no lo criticare jamás, pues se lo que el miedo puede ocasionar.

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Yo que me hago el valiente, pase una de mis peores noches al recordar distintos momentos en el mar. Aunque tengo fotos sonriendo, todas son en la arena, nunca estuve cómodo en la playa. Cada vez que voy paso la menor cantidad de tiempo posible en el agua, es algo que realmente no disfruto como otras personas. La ultima vez que fui, fue en Octubre de 2017, fui acompañado de mi familia y mi ex pareja, el día fue fantástico y de no ser porque lo compartí con ella no lo habría disfrutado.

Antes de esta fecha, fui en Junio de 2016, se alquiló una habitación espectacular en un hotel espectacular en el estado Vargas, Venezuela. Y dije, mira sí vamos a ir, a compartir con mi familia, a pasar un buen rato.

La vista del hotel era hermosa, la piscina fantástica, estaba la Copa América en la TV, estaba feliz compartiendo con mi familia, hasta que una mañana me levante, mis papás me dijeron vamos a la playa, decidí acompañarlos y media hora después estaba luchando por mi vida, con mi papá diciéndome sálvate tú y yo desesperado pensando que me iba a morir, por haber irrespetado el mar. Llegamos a la orilla, casi sin respirar, nos vimos a la cara y no dijimos nada, voltee hacia el mar pedí perdón en silencio y dije que nunca más.

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Tuve amigos que murieron en el mar, he visto como la fuerza de una ola azota a una persona contra las pierdas, he visto niños desaparecer por una ola y conozco lo que el océano puede hacer.
En los últimos 10 años, no llegan a 10 las ocasiones que fui a una playa, y en 2 de estas ocasiones asistí obligado, incluso si toda mi familia iba, yo me quedaba en casa sin más, sin debate, con miedo.

No me siento cómodo, creo que fue uno de mis pocos miedos que no pude superar con la compañía de mi ex pareja, pase todo el día pendiente de ella y con miedo de que pasase algo, nunca supo el miedo que le tenia al mar, y fue uno de esos días donde me reclamó que a pesar de estar en familia, de que mis papás me estaban regalando ese viaje de cumpleaños, que nos estaban consintiendo a ambos, yo no sonreía. Ahora entendí que más allá de la posible malcriadez y mi mala actitud, el mar jamás me inspiró tranquilidad, jamás me ha dejado buena sensación, que la playa no es mi amiga, que prefiero admirarla desde lejos.

Se que no es normal, pero a mi no me gusta el mar.