Pertinentes reflexiones, @maxipiano. En principio, sostengo que la "buena música"-permíteme este lugar común- es expresión generadora de sentimientos, tanto en su producción/emisión, como en su recepción, y, por lo tanto, capaz de mejorarnos humanamente. Y creo que el recién fallecido José Antonio Abreu, quiso (y logró) hacer de eso una herramienta (más allá de las manipulaciones políticas y demagógicas).
Sin embargo, y aquí es donde viene el sentido de mi "en principio", recuerdo haber leído en uno de mis pensadores favoritos, George Steiner), en alguno de sus libros (si no me equivoco en Gramática de la creación, que Eichmann (u otro de los personeros nazis) interpretaba y adoraba a Mozart (u otro músico clásico). También me viene, en semejantye línea, el filme Mephisto de István Szabó. Ahí se plantearía una dilemática cuestión, que envolvería a cualquiera de las artes.
Saludos.