DICIEMBRE, DICIEMBRE...

A ver, comenzar a explicar lo que toda mi vida he sentido por este mes es un poco difícil porque que cada año que pasa se vuelve muchísimo peor, al menos para mí. No he estado cómoda con este mes desde al menos el 2003 y nací en el 98, mi versión infante estaba totalmente llena de flojera y sin ganas de hacer absolutamente nada, solo quería estar frente la TV viendo Sailor Moon, Inuyasha, Dragon Ball o Barbie por horas, pero justo cuando llegaba este mes la programación de los canales de TV cambiaban totalmente a todas las historias habidas y por haber del Niños Jesús, sobre Santa y sabía yo que ya había llegado la emoción de la Navidad y me veía ahí, una niña de 6 años totalmente emocionada por tener que pedirle juguetes al señor de barba que vive en el Polo Norte, era muy prometedor y para mí a esa edad tenía mucho sentido -me encanta esa forma para nada juzgada de verle la cara a todos-. Entonces todos los niños con los que me había criado desde pequeña, hijos/nietos de los vecinos venían con sus fantásticas emociones de infantes y me preguntaban que qué le pediría a Santa, yo en mi inocencia le decía que una Barbie o una bicicleta, entonces los pequeños imbéciles que sabían perfectamente que ellos no se habían portado tan bien y que según sus padres, Santa durante todo el año los había observando para saber si se merecían o no los regalos y que en comparación a mí con mi fama de niña buena, de su casa que solo veía TV, yo si me había portado bien y que seguro si recibiría mis regalos y que ellos, bueno, Santa estaba aún indeciso pero bien sabía Santa que se habían estado burlando de mí durante todo el año por hacer cosas que hacía Gokú o Kagome (Inuyasha) y recordaban estando frente de mí que ellos no se habían portado exactamente bien y aún así sabiendo eso seguían portándose mal y me soltaban aquel comentario lleno de malicia e envidia de niños "Pero a Santa no le gustan los niños que se creen comiquitas" y yo ahí de tonta me decepcionaba totalmente de mí, pero no porqué Santa no me diera regalos sino por como los niños me veían, me sentía completamente mal por ser juzgada por eso, mis manos se ponían frías y mi vida con la que estaba totalmente cómoda se derrumbaba por completo, esos pequeños demonios me habían hecho totalmente insegura de mí, de lo que hacía, que los grandes probablemente pensaban lo mismo y me los imaginaba diciendo cosas sobre mí, juzgándome por ser así, ¿y saben que hice? Nada, no hice nada, porque bien sabía yo que esa opinión era bien cierta y que bueno, ya no podía hacer nada más y que mis sentimientos de niña decepcionada por la presión social de la comunidad infante con la que le toco criarse desaparecerían en el próximo capitulo de Inuyasha y para los que no sepan que es "comiquita" bueno, es una palabra que utilizamos los venezolanos para referirnos a los dibujos animados que se transmiten por la TV. En fin, ya hace mucho me di cuenta con que clase de pequeñas sabandijas estaba yo jugando de pequeña, con razón mataron a uno, todas salieron embarazadas, uno vende drogas y los otros procuran sobrevivir y yo, bueno, yo estoy aquí escribiendo, hablando de esto y completamente reconfortada, no cómoda pero reconfortada sí porque mis preocupaciones no van más allá de mis padres (familia en general), estudios y amigos.

Diciembre me ha ensañado un montón de cosas, si durante el año vamos teniendo experiencias y aprendido, para mí diciembre es la cúspide de las experiencias, en donde la vida completa se me hace un bola de situaciones tanto malas o buenas, se vuelve una bomba que detonando en toda mi cara e incluso en este momento, en tiempo real la bomba se hace mucho más grande y de esto estaré informando.

Pero en fin, empece a escribir esto sin ninguna inspiración y termino contando una experiencia de mi versión niña, espero les guste y puntúen <3