Es un nuevo día.

Decir nuevo es decir: alba.

A L B A

Un amigo me enseñó varias cosas sobre esta palabra. La resonancia de las palabras es clave para comprender la idea de vivir.

No recuerdo si fue Julio Garmendia a Salvador Garmendia (seguro me equivoco), quien le leía sus escritos y lecturas y el niño Salvador le decía.

"Tío no entiendo nada..."

"No importa, escucha la sonoridad de las palabras."

(Es una "crónica" que aprendí hace años en conversas sobre la memoria de nuestra ciudad.)

Pienso en alba, y comprendo que es decir: esperanza, amantes, renacimiento, juventud, ternura, luz, tierra, mar, vida.

Una palabra no es una definición de ella sino la evocación de conceptos y sentimientos. Decir ternura es decir por ejemplo: inocencia y podría al mismo tiempo ser salvaje.

Una evocación es la confluencia de versos que podemos lograr:

Tengo que caminar hacia la luz
morir y renacer
como una bestia que vuela y conoce sus motivos
entender el lenguaje de los pájaros que ayer no entendía
ver tus ojos y construir un universo propio
donde no hay intrusos y solo exista
el alba.

Puedo mirar el espejo y ver el alba en mi corazón, aunque solo sea el edificio que todas quieren demoler después de tantos terremotos.

Saber que el ego es una forma de estar sobre el alba como alguien que entiende las olas del mar.

Nombrarte es decir mi tonto corazón que ya no se mueve
flores en el patio.

El alba como el saber que tengo que ayudarte aunque no quieras que lo haga y me cueste caminar hacia la luz.

Decir soy y darte cuenta que amanece, mirar la luz no es estar despierto sino ser la luz sobre el tiempo que juega en mi contra.

Allí están tus ojos. Sé que me esperan, esperan el cambio, esperan que muera después de dar una mano.