Ya está.

Ya está, se acabó, no hay tiempo para nada, juro que no sé ni que decir, me duele el corazón. Tenía miedo de que llegara este momento, pero llegó y ¡Duele, maldita sea, duele! Y me duele más darme cuenta que a él no le duele como a mi, que siempre estuve sola, que todo era una maldita mentira.

Pasan tantas cosas por mi mente, que ni sé que escribir, quisiera que estuviera dentro de mí, porque esto me está costando un mundo, voy escribiendo y me voy derrumbando. Hoy el mundo se me cayó encima, y tengo que reconstruirlo, no sé que me espera pero sé que fácil no será.

No sé si podré soportar todo este peso y quitarme de encima los escombros para poder continuar. No sé si seré tan valiente para no caerme en el camino y regresar. Aquí dejo lo que nunca fue mío, lo que la vida me prestó por un rato y que tanto amé, por lo que luché y nunca tuve en la vida, al fin me voy con esta tristeza y este vacío en el alma que no va a llenar nada ni nadie.