Como todas las tardes, cada vez que sale del trabajo, Lie va al parque y se sienta en la banca más solitaria con un café entre las manos, lo coloca a un lado y saca de su portafolio una libreta en la que escribe capítulos de una historia que según ella, algun día sera un best seller.

Mientras escribe no se da cuenta de que alguien se sienta a su lado, hasta que la voz infantil de ese alguien llama su atención.
- Se ve interesante lo que hace - el niño se inclina un poco para ver lo que Lie escribía y pregunta - ¿de que trata?
Ella lo mira un poco triste y le dice: - Es sobre la rutinaria vida de una chica, supongo.
El niño se rie, es obvio que la repuesta de ella fue tonta, se suponde que es ella la que escribe y no sabe a que va su historia del todo.
- Yo te podría ayudar con eso si quieres - dice el niño mientras lee lo que Lie llevaba escrito - puede que tenga potencial.
- ¿Te gusta escribir? - ella no convencida de ello.
- Digamos que si, lo hago cada vez que puedo, es una manera de ignorar a las enfermeras y todo lo que sucede en el hospital donde me quedo a veces.
Ella no supo que decir con respecto a lo del hospita, penso que quizas el niño estaba enfermo, pero no quiso preguntar para no incomodarlo.
- ¿Qué edad tienes?
- Siete, muy pronto cumplire ocho años y al fin sere mas grande para poder tener un perro. - el niño se vio muy alegre por la idea.
- Oh, eso parece ser muy bueno, ¿y estas solo o vienes con alguien?
- Vine con mi madre, pero ella esta hablando con una amiga del trabajo ¿como te llamas?
- Lie ¿y tu?
- Mi nombre es Dank, y es todo un gusto conocer a una sirena tan hermosa como usted - el extiende su mano hacia ella y la estrechan.
- ¿Sirena?
- Tu cabello es como el de una - dice sonriendo - es casi rojo, por eso me acerque, es diferente.
- ¿Y diferente es bueno?
- Así es, mi mamá dice que soy diferente a los demás niños, pero no es tan bueno en mi caso...
Lie no sabía que decir, apenas y conocía al chiquillo, no era molesto pero, se sentio extraña; como si no supiera como debia tratarlo. Paso un momento de silencio hasta que se escucharon unos gritos de la madre de Dank a lo lejos.
- Bueno, ya es hora de irme, adios sirena Lie - dice sonriendo y comienza a alejarse.
- Adiós - dijo ella lo suficientemente alto para que el pequeño la escuchará.

Artista: Gretel Lusky

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