Parir los hijos al mundo
Saludos, compañeros del mar. Este trabajo estaba en reposo de lágrimas. Pero hoy se los traigo para sumarlo a los miles de textos escritos sobre los hijos que parten a otras tierras, los hijos que ha parido Venezuela para que sean ciudadanos de otros mundos. Sin más, aquí se los dejo.
Parir los hijos al mundo
Para Carlos Alfredo Díaz,
el primero de mi familia en nacer para el mundo
Cinco, cuatro, tres, dos… los minutos se van desgastando muy rápidamente, pero al mismo tiempo se han detenido sobre las rayas de Cromointerferencia de Color Aditivo, en cualquier terminal de autobuses, en cualquier puerto marítimo o en cualquier puesto de frontera del país. Esos minutos se han estancado en la espera de esa triste hora que no avanza lentamente… Los corazones, más arrugados que nunca, también se han detenido; asimismo los ojos se han paralizado esperando registrar hasta el último detalle de ese adiós sin respuesta pronta.
―¿Cuál es su hijo, señora? ―me pregunta una mujer con los ojos enrojecidos. En su rostro se observa también la tristeza del momento.
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―Ese ―respondo casi sin voz― el que se ve más triste entre todos, el de la nerviosa sonrisa, el de la camisa roja y el de la camisa blanca, ese al que le duele irse y dejar a su familia, ese que llora sin soltar una lágrima para no angustiarme más. Ese que lleva en el corazón la esperanza de encontrar el futuro que le han quitado a pedradas. Es ese negrito, el trigueño y también el catirito. El muchacho triste que se lleva en su piel el olor a café recién hecho y a arepas recién asadas, a guiso de madreperlas, a cachapas con cochino frito, a empanadas de caraotas con queso, ese que se lleva el inconfundible olor de las hallacas de cada amoroso diciembre… Es ese que usted ve allá, con los otros muchachos, ese, el que se lleva el recuerdo de su escuela, del primer beso de una muchacha casta, de cada feliz año que nos dimos en familia y también junto con los vecinos; ese al que le hice, con esmero, su torta de cumpleaños, cada 11 de diciembre. Ese que no pudo meter en su mochila las fotografías de él con sus abuelos del día que lo bautizaron, las fotografías de su primer viaje vacacional a Mérida con sus tíos, las fotografías de él con sus compañeros lanzando al aire su birrete el día que recibió su título de ingeniero, las fotografías de su graduación universitaria junto a su familia… Ese que no puede llevar en su maleta las cartas y las notas de despedida que le escribieron su familia y sus amigos.
―Es ese que se ve contento, porque se lleva de su país su luz y su aroma en su piel. Y aún así mira nervioso el tablero que marca la llegada y la salida de los vuelos, mientras Aerolíneas Argentinas anuncia la salida de su vuelo con destino a la ciudad de Buenos Aires, ese que escucha cuando un hombre grita con sonante voz de los parajes andinos: “Saliendo para Cúcuta, saliendo para Cúcuta”... Es ese que sabe que en cualquier otro lado va a estar mejor que aquí. Mi hijo es también el suyo, señora, ese mismo que la está dejando con el corazón hecho pedacitos, ese que se está yendo porque se le hizo insoportable vivir en estas condiciones tan inhumanas, ese que se está yendo queriendo llevarnos con él. Ese que se va pensando que jamás olvidará sus raíces...
― Mi hijo es aquel, señora, el que tiene su celular en la mano porque sabe que llegó la hora de tomar la consabida fotografía, en picada, de los pies de Ana Celeste, de él y de sus dos hijas sobre los mosaicos de Carlos Cruz Diez; ese que se coloca en la fila de los pasajeros que deben ir subiendo al autobús internacional; es ese que agarra la correa de su bolso para ponerla a un lado de su cuerpo y dejar espacio para el abrazo inevitable. Ese que sabe que hay un irse acercando la hora más lenta que se atora en la garganta, en un adiós incierto, en un abrazo sostenidamente indefinido, en un adiosmadrehastasiempre que duele profundamente. Ese que sabe que hay seis adiós en un despídeme de… y un olvido seguro… Es ese que teme ser devuelto en la alcabala por un antojo de los Guardias Nacionales, o ser desvalijado de sus más preciadas y austeras pertenencias. Mi hijo es ese que, apretado junto a su pecho, lleva su pasaporte en mano, con el que se hace constar que lo di a luz en tierra fértil de los páramos andinos, en pleno sol del oriente carupanero, en las ruidosas calles de Caracas, en los húmedos llanos venezolanos o en el Delta del Orinoco; es ese que yo parí con dolor y amor y que ahora viaja para ser ciudadano del mundo.
Mi estimada @alidamaria, usted si que sabe ablandar el alma patria. Con lágrimas me pongo de pies frente la pantalla de mi PC y le brindo aplausos y un fuertísimo abrazo. ¡Exquisito post!
Jajajaja me encanta tu respuesta, @gythanobonfak. Gracias por tan exquisito comentario. Gracias por tus aplausos y también por el abrazo. Recibe mil bendiciones.
No señora.... No pude terminarlo de leer completo.... Imposible no sentir un aprieto en el pecho y los ojos inundados.... Y aunque yo aún no me voy, porque en mi está el seguir luchando hasta graduarme para cumplir mi sueño y darle felicidad a mi madre, que me da pesar dejarla sola... Este post hizo que se me aguara el guarapo... (le habla uno de los integrantes del equipo CAPZA)....
Un abrazo para usted, aunque sólo esté mirando la pantalla, espero que el viento se lo haga llegar...
En CAPZA curamos con todas las ganas y el corazón. Por ahora no podemos darte todo lo que te mereces, pero esperamos ir creciendo de a poco y que en un futuro podamos dejar recompensas satisfactorias... ¡Porque tu post lo vale!. Nuestro objetivo es crear comunidad, queremos recompensar y agradecer tu esfuerzo y tu aporte de calidad a la plataforma, para que de esta manera podamos todos crecer en conjunto.
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Hasta pronto, y continúa con el buen trabajo.
Muchas gracias por tan emotivo comentario, @capzaproject. No sabes cuánto te agradezco tus palabras y, sobre todo, tu abrazo. Me encanta que digas que ustedes curan "con las ganas y el corazón". Esas palabras hace falta oírlas con más frecuencia, tanto en nuestra vida cotidiana como en esta plataforma. Nuevamente gracias por visitarme.
Hola @alidamaria, interesante reflexiones sobre un momento histórico en partícular que estamos atravezando en estos momentos los venezolanos. Las madres a diferencia de los padres seguramente lo veran desde otro punto de vista. Hay mucha tela que cortar para poder explicar más allá lo que expresas en tus líneas sentidas y llenas de emoción.
Desde un punto de vista menos humano se nos ha educado a muchos que nuestros hijos no nos pertenecen, no son de nosotros y mucho menos son compromisos ... los hijos son de la vida y debemos aceptar que en cualquier momento habrán de irse pero como lo dije en un principio como se le explica a una abuela o una madre para ques e conforme con esta realidad natural de la vida. En fín, has reflejado en tu publicación la pura y real realidad. Un abrazo desde Aragua.
Muchas gracias por tu interesante comentario, @gaborockstar. Lamento no haber podido responder antes a los lectores de este post por problemas de conexión.
Sí, "hay mucha tela que cortar" al respecto. Coincido contigo en que los hijos no les pertenecen a los padres ni a nadie. Sí, son de la vida, y -por derecho propio- son ciudadanos del mundo. Pero tal ciudadanía no la adquieren con total y absoluta libertad de elección. Son ciudadanos en cualquier lugar, pero cuánto duele saber que se van a otro país, no por libre elección sino al que más esté a su alcance (muchas veces sin terminar sus estudios o sin definir sus oficios), esperando encontrar mejores oportunidades que aquí. Se van, muchos de ellos, como dijo @nancybriti en Itaca no existe: ..."para no ser testigos ni cómplices”.
Abrazo recibido. Otra vez, muchísimas gracias.
Un excelente post, @alidamaria, es inevitable leerlo sin sentir nostalgia pensando en los familiares y amigos que no le ha quedado de otra de marcharse y vivir en otras tierras desconocidas buscando mejores condiciones de vida. Gracias por compartirlo. Mis saludos.
Mis saludos también para ti, @lauram. Gracias por tu sentido comentario. Nostalgia tengo todos los días, amiga, cuando veo las noticias y más noticias de más gente partiendo, y me sostiene que muchos también llevan en el objetivo de representarnos dignamente en cualquier lugar que les toque vivir.
Mi querida @alidamaria, has estremecido mi ser con este relato. El hecho de que los hijos se vayan debería ser una alegría siempre, pues significa que están preparados y volarán su propio vuelo; pero es muy doloroso verlos partir en las circunstancias que estamos viviendo. Un fuerte abrazo.
@aurodivys, muchísimas gracias por tu emotivo comentario. Lo que dices es absolutamente cierto: ellos deben volar cuando sus plumas estén cubriendo perfectamente sus alas para que su aterrizaje sea sincronizado con su objetivo. Y en eso, el país que tenemos actualmente no los está ayudando.
Yo también te envío un gran abrazo.
La triste historia de miles de familias venezolanas. Muy buen escrito.
Así mismo es, @francisaponte25. No tienes idea de las sentidas respuestas que he recibido por este escrito fuera de steemit. Esta terrible situación la padecemos muchos. Te abrazo.
El alma hecha jirones, los jirones se relacionan con las banderas y con los escudos, con la heráldica, la bandera se vuelve un trapo un pañuelo en los semblantes de despedida, en los agobios de una agonía transmutada en esperanza de sobrevivencia allá y aquí para resguardar la oportunidad de reencontrarnos.Hoy escuché en la Radio Nacional de Venezuela que se fueron los raspacupos, los individualistas, los manipulados, los engañados, los apátridas.Hay que seguir presentando las aristas de esta realidad que la maquinaria comunicacional del gobierno desea ocultar y desvirtuar,gracias por compartir,@alidamaria, aquí seguimos y allá estamos con los hermanos,hijos,nietos,sobrinos,amigos y compañeros.
Muchísimas gracias, @ramonochoag, por tu comentario cuya primera parte es una belleza de imágenes. Sobre lo que escuchaste en la radio, qué puedo decirte, ¿acaso a ese locutor no se le ha ido alguien cercano? Sí, seguimos para ellos y para nosotros mismos con nuestra gente en la piel, en el alma, en el corazón, de la misma manera que ellos con nosotros.
¿Viste que "Ana Celeste" es un híbrido de dos de nuestros grandes amores? Te abrazo.
Hijos de nuestra alma han de partir pero volverán. El mundo ha de saber de nosotros porque ha llegado nuestro momento de "parir hijos al mundo". Un abrazo @alidamaria, muy sentido y muy oportuna tu publicación
Sí, lo mejor es que el mundo ya lo sabe. Porque muchos de esos muchachos (y algunos no tan muchachos) van dejando nuestro nombre en alto. Con orgullo, cantan nuestras canciones y se emocionan cuando escuchan a otro hablar en venezolano, y siguen comiendo arepas (y allá con carne mechada). Están sintiendo lo mismo que les pasó a miles de inmigrantes que conocimos aquí, que se enamoraron de estas tierras y que ayudaron a los que vinieron después. ¿Hay una mejor ciudadanía que esa?
Gracias por tu lindo comentario, @marcybetancourt.
Mi querida @alidamaria, que puedo decir. Lo he sentido, lo sufro en mi piel y en la de todos los que nos sentimos despellejados de amores. La identidad va por dentro pero la pertenencia se pierde en el tiempo. Un tema muy doloroso e injusto. Te abrazo. Hermoso y sentido texto.
Mi muy querida @evagavilan, sé que eres una de esas madres a la que le ha tocado despedir a sus hijos y que este texto te refleja y te toca muy hondo. Qué emotivo comentario el tuyo. Lloro, sobre todo por "los que nos sentimos despellejados de amores." Ese abrazo está recibido. Te envío también un abrazo.
Ese muchacho, hijo suyo, hijo de la señora de al lado, de la que lee esto, hijo de todos, es el hijo que a muchas madres y padres, se le ha ido, con esa carga de sentimientos y emociones, que hacen un nudo en la garganta y que de los ojos broten las lágrimas como los hilos de agua pura y cristalina que se desprenden desde lo más alto del Salto Ángel.
Demás está decir, que este post, es fiel reflejo de una realidad que a todos nos está afectando, de una u otra manera.
Éxitos y saludos...
Muchas gracias por tan hermoso comentario, @jessfrendcor. Bienvenido a mi página. Eso quise que se sintiera, que los hijos de uno son los hijos de todos. Que ese muchacho que se va, de la manera en que lo hace, es la muchacha, la niña, el adulto, el viejo, la suegra, el nieto, la comadre, el panadero, el doctor, en fin, que es nuestra gente, nuestra sangre, desparramándose por el mundo.
Gracias a ti. También te deseo éxitos.