“SOMOS ANCIANOS… ¿Y QUÉ?” (Seis tips para la discusión gerontopedagógica)

in #castellano6 years ago (edited)

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PRIMER TIP. UNA EXPERIENCIA UNIVERSITARIA...
El tema de la ancianidad es enigmático, extremamente enigmático… Quizá una de las manifestaciones más flagrantes del enigma que comporta, sea lo poco que es tratado por los académicos. Hace años viajé con unos colegas de la universidad en la cual trabajo hace medio siglo, entre los cuales se encontraba –un tanto por casualidad- un alto gerente de ésta. Ocupaba un vicerrectorado. Solo cuatro personas ocupábamos el automóvil que nos transportaba de una interesante ciudad de los llanos norteños de Suramérica, a la capital de la Nación. En la conversación que desarrollábamos se abordaron temas misceláneos… Al fragor de la plática, se me ocurrió expresar una reflexión, dirigida –de alguna manera- a la aludida funcionaria… Si nosotros formamos pre y posgradualmente en la Universidad, docentes de educación inicial, ¿por qué no pensar, asimismo, en formar docentes para la ancianidad? Claro, esa inquietud la tenía desde hacía algún tiempo en mi emocionalidad y en mi racionalidad; lo que hice en la descrita circunstancia fue aprovechar la significación y potencialidad que ésta llevaba consigo, para hacerla explícita. Recuerdo que ella allí expresó que iba a tomar tal idea de cara a pulsar la posibilidad de echar a andar en alguna oportunidad, una suerte de curso de extensión (uno de los que ahora denominan “diplomados”) el cual asumiera ese tema de “la tercera edad” como motivación central.

Al tiempo en el cual el viento batió sin pausa a los lados del vehículo azul donde viajábamos, el implacable devenir se llevó –al parecer- la balbuciente idea del curso diplomado…

Mi relativa desilusión de ver esfumado el curso universitario de formación de profesores en la especialidad gerontopedagogía, se vio un tanto aplacada al caer en la cuenta que otras universidades asumieron efectivamente el reto de formar unos profesionales que si bien el componente pedagógico no encarnaba el centro de la correspondiente preparación, la temática de la ancianidad conformaba el alfa y el omega del espectro respectivo. En la formación de estos profesionales, se prepondera, en efecto, el factor asistencial. Las categorías “gerontología” y “geriatría” aparecen expresadas de varias maneras en los títulos de grado y postgrado que en esas universidades se otorgan. Ello, a niveles de licenciaturas, técnicos superiores y otros.

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SEGUNDO TIP. LA ANCIANIDAD Y LOS BOBOS EUFEMISMOS…

  • No soy viejo, soy “joven con experiencia”
  • Es mejor hablar de “tercera edad” que de vejez.
  • Suena mejor “adulto mayor” que anciano.
  • Tengo una “juventud prolongada”, no vejez.
  • Resulta más tolerable referir “casa de abuelos”, que ancianatos.
  • ¡No soy viejo, tengo “juventud acumulada”!
  • Éstas no son arrugas; son “líneas de expresión”.

TERCER TIP. LA VEJEZ, EL HUMOR Y LOS REFRANES POPULARES...

He aquí, seis dicharachos (consustanciados con el maltrato)…

  • “Viejo limpio, hiede a caca”.
  • “En el viejo, todo es calamidad”.
  • “Con los años, vienen los desengaños”.
  • “Escoba nueva barre bien; la vieja va perdiendo la paja”.
  • “Con lo que dices… ¡Se te acaba de caer al piso, el DNI (documento nacional de identificación)!”.
  • “Hiedes a Naftalina!”

Para atenuar el dolor, he aquí seis adagios contentivos de virtud…

  • “Viejo es el viento, y todavía sopla”.
  • “Más sabe el diablo por viejo, que por diablo”.
  • “No desprecies los consejos de los sabios ni de los viejos”:
  • “A canas honradas, no hay puertas cerradas”.
  • “Del viejo el consejo, y del rico el remedio”.
  • “Letras y canas, ¡a cuál más sabias!”.

CUARTO TIP. ALGUNOS COLOFONES PROVISIONALES…

  1. Como gerontología debemos entender la filosofía que hace suyo el objeto del envejecimiento humano; ello en términos orgánicos, psíquicos y sociales; no solo en plan descriptivo (el fenómeno), sino en plan teleológico (las aspiraciones). Es teoría, reflexión calificada sobre la vejez hominal. La geriatría es preponderantemente la tecnología de asistencia al anciano en materia de salud. La gerontología se asocia más que todo al humanismo teórico; mas la geriatría a la medicina, la enfermería.
  2. Cuando normalmente se habla de ancianidad (“tercera edad”) en la mujer, se hace referencia a los 55 años en adelante; y en el hombre, a los 60 en adelante. Es posible que este criterio sea mejorable...
  3. Si preponderamos el elemento pedagógico propio de la gerontología, resulta verosímil hablar de gerontopedagogía. Veo a la buena que -en efecto- haya universidades que formen personal calificado en la atención sanitaria al anciano; no obstante sigo viendo como verosímil -y posible- que asimismo haya universidades que asuman el reto de formar personal calificado en la atención al anciano en materia de aprendizaje.
  4. Tanto el aprendizaje en la ancianidad como todo el rico manantial de elementos que conforma el desarrollo persónico del anciano, presentan una serie de características que demanda reflexión y producción intelectual tanto en lo filosófico como en lo científico.
  5. Se hace una honra a la condición humana, cuando se deja de usar los vacuos eufemismos que con respecto a la ancianidad suelen hacerse, y, claro está, cuando se desmonta el pueril humor que también suele hacerse en cuanto al anciano.
  6. Cuando en la calle alguien me dice "viejo" en plan de ofenderme, suelo decirle una frase muy popular en mi país... "¡A mucha honra!". Sé que no resulto muy original, pero siento el dulce sabor de la certeza y el acariciante sabor de la cerveza (¡aun siendo diabético!).

Perdón... Acabo de olvidar dos tips (de los seis ofrecidos en el título) que tenía en mente antes de comenzar a escribir el post... ¡Ya recordaré...! (Ojalá que no vaya a ser una amenaza "temprana" del Alzheimer)...
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Algunos apoyos...

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saludos @alexandermoreno; como siempre trayendonos temas interesantes, por tal motivo gracias. El tema de hoy es harto interesante para la reflexión, por cuanto existe una tendencia a considerar la vejez como algo indigno, triste e improductivo ¡que error tan grave ese! El asunto es asumido como si al llegar a esa edades se nos acaba la vida y no queda nada más que ser arrumado a un rincón de la casa como un objeto inservible. La ausencia de formación en tal sentido es abismal, estoy de acuerdo con usted el cuanto a la formación para: (1) asumir la vejez como una etapa de dignificación y el reconocimiento de que aún se es productivo a esas edades; (2) la atención al anciano desde el punto de vista de sus necesidades sociales y de salud mental y física; y (3) Desarrollar una cultura de aceptación e inclusión del anciano en nuestras sociedades.

Su valoración me refuerza en esta lucha. Gracias mil, @anmilnet .

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