Sobre la enigmática profesión de político...

Cuando uno habla de profesiones, pocas referencias nocionales más alumbrantes afloran que el agudo adagio de "el que es eficiente con el martillo, todo lo ve como un clavo". Sí. Es así. Por las razones implicadas en el significado que porta tal refrán, es que...

- "Todo" psiquiatra ve un loco, donde en efecto lo hay, y donde no hay tal asunto.

- "Todo" policía ve delincuentes en honestos y en los propios malhechores.

- El Presidente de Bolivia habría dicho hace tiempo (según contaron humorísticamente unos cronistas) al apenas entrar a la habitación del lujoso hotel en el cual los anfitriones extranjeros habían protocolarmente reservado... Habría dicho que no aceptaba tal habitación toda vez que "no tenía salida al mar".

Seguramente por razones de ese cuño es que uno ve que la persona que anda en la onda de hacer dinero, cuestiones tan limpias como la amistad son enfocadas a punta de las leyes del mercado. Todo lo ve con el verde de los dólares...

Una de las profesiones más interesantes para el análisis profesiológico, sin duda que es el oficio de político. Es que el aludido interés temático está compenetrado con el hecho de que el contenido que busca el político es nada menos que el motor que mueve la realidad, el pensamiento, la emocionalidad, en fin...Nos estamos refiriendo, pues, al poder. Sí, el poder social. Vale decir, la fuerza efectiva que un determinado factor social (personal o grupal) ejerce flagrante u ocultamente sobre otro u otros factores, a que realicen prácticas (correspondientemente reales, pensamentales, emocionales...) inscritas en el beneficio del primero . Ello, a nivel micro, circunstancial; y a nivel macro, global. Es la condición micro de un portero de la oficina a la cual uno acude de cara a realizar alguna gestión. Es la condición circunstancial del "custodio de la cárcel"; en fin. Es la condición macro de un gobierno, de una potencia mundial, de una empresa transnacional... Es la condición de un esposo o de una esposa dominante...

Pero ocurre que el poder social está por todas partes. Su omnipresencia es algo así como dicen los religiosos cuando se refieren al factor "dios"... Dado que el poder tiene la gama más diversa y gigante que pueda uno imaginar, entonces las ansias que el político posee constantemente de meter en su corral, todas las díscolas ovejas que andan por todas las partes, no conoce -entonces- de espacios vacíos. El político anda en busca de posicionarse en términos de poder, tanto en lo circunstancial (coyuntural, situacional) como en lo trans-circunstancial (total, sistémico). Así, como bien dicen, que "los banqueros no tienen corazón", el político usualmente carece de escrúpulos para sentarse en las butacas del poder en pequeño o del poder en grande.

El poder es tan terrible que logra que sus interioridades y los intríngulis compenetrados con éstos, sean maquillados, perfumados, ocultados. En las universidades y otros centros sociales en los cuales se supone que es estudiado el poder de cara a domeñarlo -por lo menos- cognitivamente, pues es usualmente tratado de maneras tales que este fin no sea alcanzado; solo se logra allí lo epidérmico (lo formal) del asunto. En vez de estudiar perspicazmente, por ejemplo, la noción kantiana del deber, se estudian dogmas religiosos o catequesis legalistas o sesgadamente ideológicas. En filosofía, se estudia cualquier estupidez historicista, pero se excluye la teleología (vale decir, la teoría crítica del deber-ser), la axiología (la teoría crítica de los valores -es decir, de las nociones del bien y del mal, y de lo bonito y lo feo; considerando las diferencias de matices en ello). Es común que se bostece ante los caminos heurísticos.

Sostenía Kant en su obra fundamental ("Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres") que el verdadero deber ha de cumplirse porque hay que cumplirse; rechazando en tal acción cualquiera mediación, cualquier interés adicional. La madre cuida de su hijo porque hay que cuidarlo; no porque éste es candidato a que la cuide cuando la vejez llegue. El médico tiene que salvar vidas porque tiene que salvar vidas; jamás porque en tal acción aflore el dinero. El maestro enseña dado que enseñar es lo más sublime de trabajo alguno; no porque posea prestigio, genere poder u otra cosa...

Imaginen el valor del logro humano-céntrico que llevaría consigo si el político profesional hallara los términos axiológicos (valóricos) y teleológicos (del deber-ser) de los poderes a los cuales dirige su atención; llevando todo ese conocimiento y toda esa emocionalidad, a la conciencia.

Algo habrá que hacer... Algo habrá que hacer. Ello en la calle, en el campo, en el Estado, en las llamadas iglesias... Pero sobre todo: en los hogares y en la escuela de todos los niveles...

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