Más sobre los exámenes de desarrollo... (Aportes desde las cátedras universitarias)

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Hace días publicamos en esta gran red Steemit y otras plataformas, un artículo que titulamos "¿Reaparecerán los exámenes escolares de desarrollo redaccional?". Ocurre que desde la red venezolana "Noticias Universitarias" hemos recibido un material construido por la catedrática de la Universidad Central de Venezuela, Magali Rodríguez López en el cual, por un lado, se hace una valoración del referido post nuestro, y por otro, se presenta un resumen de los resultados de una interesantísima investigación que hace poco realizó un equipo dirigido por ella, precisamente sobre la temática de los exámenes escolares de desarrollo.

Habida cuenta los significativos aportes que a la temática ofrece el análisis de la profesora Rodríguez López (psicólogo clínico y psicólogo social), hemos considerado harto conveniente que sea publicado en este medio tan extendido en el mundo: Steemit (y la comunidad proconocimiento).

Primero, reponemos el post original. Luego presentamos, pues, el trabajo de la profesora de la Universidad Central de Venezuela.

1) "¿REAPARECERÁN LOS EXÁMENES ESCOLARES DE DESARROLLO REDACCIONAL?":

Aparejado con la institucionalidad que en los años '40 y '50 había en buena parte de los países de América Latina, de formar docentes de educación primaria y secundaria con alta calificación profesional, el generalizado hábito de calibrar el rendimiento académico de los alumnos de las correspondientes escuelas y liceos a través de los exámenes de desarrollo (redaccional) era visto como natural, como necesario, como ineludible. Los estudiantes eran sometidos -así- a responder unas preguntas que el profesor dictaba oralmente a ellos; de cara a que los muchachos honraran tales requerimientos a punta de escritos redactados en caliente. Aparte de las múltiples tensiones emocionales compenetradas con esos actos instruccionales, resultan simbólicos -hoy por hoy- asuntos como las enormes piezas de papel usadas para las respuestas, los lápices con punta afilada... También las mil formas que los chicos "inventaban" para burlar las férreas vigilancias que los maestros asumían en tan formales situaciones escolares. Y decimos que tal uso de exámenes de desarrollo y que tal período histórico de institucionalidad y eficiencia en materia de formación docente, estuvieron muy vinculados, es porque el inmenso mérito que posee ese tipo de instrumento de evaluación académica de los alumnos (de facilitar las condiciones para que éstos organicen las ideas al calor de expresarlas con sentido lógico y con fidelidad a los temas propios de las asignaturas), solo es posible ser administrado por precisamente profesores de calidad integral. Sí; solo es posible por docentes que sepan redactar... que sepan armar discursos escritos con coherencia (honra a una lógica) y con consistencia (honra al saber correspondiente).

Ya en los años '70 ese modelo de evaluación entra en una etapa de descrédito y de violenta decadencia. Las nociones que se tenían de que esos exámenes estaban caracterizados por calamidades como el subjetivismo del docente a la hora de leerlos y valorarlos, las extremas situaciones de estrés a las cuales los estudiantes eran sometidos, y otros elementos, se impusieron de manera tal que su desaparición fue un hecho. Surgieron con inusitada fiebre, las curiosamente llamadas "pruebas objetivas". A las diferentes instituciones formadoras de docentes, llegaron a manera de lluvia, manuales para diseñar exámenes de "selección múltiple", de "verdadero y falso", de "completación", etc., etc. Si bien esto trajo consigo algunos avances en cuanto a mediciones cognitivas, también trajo consigo que los estudiantes dejaran de verse virtuosamente obligados a redactar... Con solo colocar unas equis en determinadas casillas, éste podría aprobar o reprobar.

Hay que decir a la luz de los días de hoy, que si bien -como lo hemos apuntado- han quedado atrás uno y otro modelo de evaluación escolar, las ideas de deber-ser en cuanto a la cosa andan en buena parte a la deriva. Lo que sí está claro es que en general los alumnos ¡y los profesores! presentan fallas significativas en cuanto a la redacción, siendo esto no un problema solo estético, sino cognitivo; gravemente cognitivo. Ocurre que el ser humano piensa (y siente) a punta de símbolos, de signos (siendo la palabra el más importante y versátil de todo ese mundo de lenguajes). Pensamos y sentimos con signos. Decía con extrema sabiduría el filósofo ruso (de principios del siglo XX), Valentín Voloshinov que si le quitamos al psiquismo, el lenguaje... pues allí en la cabeza solo quedarían las funciones biológicas, ¡nada más! Tomémosle el pulso, pues, a lo terrible que es voltear la cara y silbar ante el aciago proceso de minimizar las instancias formativas dirigidas a organizar y -mediante el lenguaje escrito- expresar las ideas (y las emociones).

A quien esto escribe le ha tocado ¡a nivel doctoral! propender a que los resultados de las investigaciones realizadas por los cursantes, sean expuestos por escrito en situaciones formales. Ello, como se advertirá, en plan evaluatorio. En algunas ocasiones el asunto fue visto con ojos laudatorios. En otros (no pocos), con actitud negativa. No me lo dijeron flagrantemente, pero sentí que me gritaban: ¡dinosaurio!

Surge, a final de cuentas, la gran pregunta... ¿No será necesario que reaparezca la tradición de los exámenes de desarrollo redaccional, a niveles de la segunda mitad de la la escuela primaria y de la escuela secundaria toda? Sin duda que si ello es reestablecido, surgirá entonces la heurística necesidad de afinar el proceso de enseñanza-aprendizaje en materia del uso del lenguaje, tanto a nivel del pregrado universitario como a nivel postgradual. ¡Que así sea!

2) SOBRE LA MISIVA DE LA PROFESORA MAGALI RODRÍGUEZ LÓPEZ Y LA INVESTIGACIÓN POR ELLA DESARROLLADA...

Profesor Moreno, me tomaré la libertad de empezar esta respuesta con la narración de una anécdota de mi desempeño como profesora. En una evaluación de la asignatura Fundamentos de Psicología que dictaba en el tercer semestre de la escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), redacté la siguiente pregunta:

“Existe un juego que consiste en preguntarle a una persona ¿qué pesa más un kilo de plomo o un kilo de algodón? Responda el juego y analice, desde el enfoque de la teoría de la evolución de la inteligencia de Jean Piaget: 1.- En cuál estadio del desarrollo puede darse la respuesta correcta. 2.- Explique las operaciones y funciones de la inteligencia que son necesarios para que un sujeto logre dar dicha respuesta”.

Al escribirla pensé que el exigir a los alumnos que respondiesen al juego podría resultar pueril pero opté por dejarla así porque a lo mejor actuaba como elemento motivacional para empezar un examen. Al momento de corregir me sorprendí. Doce alumnos de treinta y ocho no sabían responder adecuadamente el juego el cual deber ser contestado al inicio de las operaciones formales o abstractas hacia los once o doce años. Este hecho me señaló una falla grave en la evolución de una de las operaciones intelectuales y desde allí, dicho fenómeno, se me empezó a transformar en un objeto de estudio para una posible investigación.

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Colega quiero decirle que su artículo me parece una reflexión excelente sobre aspectos medulares del proceso de enseñanza-aprendizaje dado que señala las fallas en la redacción y por ende en los procesos cognitivos de los dos factores esenciales, el alumno y el profesor. Creo que el uso de las “mediciones cognitivas” que suplantan a los “exámenes de desarrollo” que usted denomina “redaccionales” es una demostración más de la concepción equivocada que tenemos sobre el proceso de formación de la personalidad. Pienso que aquí interviene, además de lo señalado por usted, una forma de interrelación en la cual existe demasiada permisividad y/o lenidad de parte de los docentes. Me da la impresión de que la actitud comprensiva que tienen hacia los conflictos o carencias de los jóvenes los llevan a efectuar evaluaciones en las cuales la respuesta correcta ya está en el formato evaluativo y no ha sido creada por el alumno que la responde mediante la comprensión y reconstrucción de sus ideas. De esta manera no se les fomenta el esfuerzo ni se les plantean retos de cierta dificultad para promover el incremento del tesón y la voluntad de progresar, áreas emocionales muy importantes para la integración sana de cualquier individuo. Estamos tratando con jóvenes que terminan su adolescencia e ingresan a la adultez. En esta etapa se presentan nuevos desafíos cognitivos: se complejiza el material a aprender; se deben tomar decisiones autónomas y se tienen nuevas demandas especialmente la referida a la independencia de la tutela de los padres frente a la institución educativa. Para ello maduran diferentes áreas cerebrales como la que monitorea los procesos conflictivos al orientar la toma de decisiones; se agranda el cuerpo calloso que conecta ambos hemisferios cerebrales por lo que se da una interconectividad más prolífica y se produce un extensivo proceso de reorganización cerebral en el cual las conexiones comienzan a estar más marcadas por las experiencias de lo vivido y no tanto por la transformación biológica programada en nuestros genes que se dio en la pubertad. También existen datos comprobables en la neurociencia sobre la importancia fundamental del docente en la corrección de errores y como modelo a imitar por lo que la interacción con otros humanos resulta central para el aprendizaje de los niños y adolescentes porque es, en el cruce con diferentes personas y disciplinas donde se logran los mayores conocimientos y las más eficaces prácticas.

Yo soy Psicólogo Clínico y Docente. Mi primer trabajo para ascender en el escalafón se tituló Rendimiento Académico y Procesos Cognoscitivos. Se trató de una investigación en la cual el marco teórico central fue la epistemología genética del psicólogo suizo Jean Piaget (1896-1980). Él se interesó en descubrir “algo sobre los procesos de razonamiento que se encontraban detrás de las respuestas justas, con interés particular por aquello que escondían las respuestas equivocadas”.

En mi diseño de investigación discriminé dos áreas: la psicológica y la docente. La teoría de Piaget la utilicé para analizar cuáles son las funciones cognoscitivas que se requieren para alcanzar con éxito los objetivos educacionales de las asignaturas. Por supuesto que el vehículo para que yo lograra obtener este conocimiento es el lenguaje oral y escrito o sea la preocupación del profesor Moreno como educador de la capacidad de redacción en el binomio profesor-alumno. En definitiva, el uso de la capacidad innata del ser humano que nos diferencia de los animales expresada en la maravillosa cita del filósofo ruso: “Si le quitamos al psiquismo, el lenguaje... pues allí en la cabeza solo quedarían las funciones biológicas, ¡nada más!”. Para Piaget la característica fundamental del pensamiento es la de ser una acción interior en la cual se han reemplazado las cosas por signos y los movimientos por su evocación. La operación mental es una acción interna, siendo la acción verdadera la fuente de su inteligencia. Esta relación entre acción y pensamiento es expresada en el lenguaje matemático. Por ejemplo, el signo = expresa una posibilidad de sustitución; el signo + una reunión; el signo – una separación; el cuadrado la acción de reproducir cierto número de veces la unidad. La acción es real pero, en el lenguaje matemático, es designada con signos abstractos.

Las funciones del área psicológica evaluadas fueron las siguientes. 1 - La capacidad intelectual global. 2. – Los procesos cognoscitivos específicos del pensamiento abstracto. Estos son:

  • En un primer nivel de dificultad, la capacidad para la utilización del lenguaje que posteriormente llevará a funciones superiores. Esto supone aprehender correctamente el significado de un signo comprenderlo, discriminarlo en relación con otros signos parecidos fonéticamente y poder hablar fluidamente sin confusiones semánticas.

  • Luego surge la clasificación que ha sido concebida como la característica central de la inteligencia. Esta función tiene variantes: clasificación de ideas semejantes; de ideas desde diferentes puntos de vista bajo el nombre de educción de correlatos; correlaciones seriadas (ordenaciones crecientes y decrecientes); combinar varias relaciones a la vez; la seriación de relaciones asimétricas y la multiplicación de las clases de relaciones. El proceso de multiplicación de clases en la formación de conceptos verbales (relaciones de correspondencia entre pares de palabras) Cada función tiene a su vez su reversibilidad al igual que en la matemáticas.

  • La capacidad de juicio que es una función límite entre lo racional y lo emocional pues supone escoger una actuación correcta para la solución de un problema dentro de situaciones que producen ansiedad o generan impulsividad.

En el área docente analicé el rendimiento académico evaluado durante el lapso de un semestre. Utilicé la Taxonomía de los Objetivos de la Educación de Benjamín Bloom y medí los objetivos específicos de información, comprensión, análisis, síntesis y evaluación que fueron alcanzando durante el transcurso de asignatura dictada por mí. Estos objetivos estaban perfectamente definidos en todos los temas del programa impreso de la asignatura y yo les expliqué a los estudiantes desde la primera clase todo el proceso paralelo de investigación que llevaría a cabo. Asimismo les expuse los fundamentos básicos de la taxonomía de Bloom y lo que significaba cada objetivo específico que aparecía al lado del tema pues el formato del programa era semejante al que aparece a continuación. Mi intención fue que ellos se hiciesen consciente de su proceso de aprendizaje y del nivel de dificultad creciente en el que iríamos trabajando y por ende en el cual serían evaluados.

En cuanto a los resultados encontré lo siguiente. La muestra estudiada presenta una capacidad mental general normal pero a pesar de esto el 88% cae en los rangos deficitarios de rendimiento académico global.

En relación con el rendimiento en los niveles de conocimiento me centraré sólo en copiar el resultado de los tres primeros objetivos que aparecen con las fallas más graves. Estos son en orden decreciente, análisis, aplicación y evaluación.

Analizar requiere descomponer, fraccionar y establecer todas las relaciones posibles, en este caso, de una comunicación escrita (“redactada”). Como se trata de palabras, la aprehensión de dichas relaciones es de orden cualitativo, basándose en la captación de los nexos de los significados (ideas o imágenes que nos vienen a la mente), cuando leemos la pregunta. Para ello se deben encontrar las semejanzas y diferencias haciendo, según Piaget, las operaciones intelectuales de sustitución y simetría.

En Aplicación les exigí en diferentes exámenes la traslación de los contenidos programáticos a situaciones y ejemplos concretos (problemas) que yo les presentaba. Aquí se necesita la reestructuración y clasificación de las situaciones para hacer la transferencia y supone, además de dicha función, el establecimiento de los nexos entre ideas y actuación concreta que el sujeto debe hacer lo que nos remitiría a la aprehensión de las relaciones. Lo importante de este dato radica en que pone de relieve un problema que los profesores siempre captamos en nuestra práctica y discutimos continuamente: la dificultad que tienen los estudiantes para aplicar a situaciones reales los conocimientos aprendidos porque no establecen adecuadamente los nexos entre teorías y hechos….lo que será posteriormente el ejercicio profesional.

Evaluación es el último paso del proceso de enseñanza-aprendizaje por lo que supone la integración de todos los niveles anteriores y la utilización del conjunto de las operaciones cognoscitivas que conforman el pensamiento abstracto. Yo tuve especial cuidado en incluirlo hacia el final del lapso académico, solicitándoles como examen de la última unidad de la asignatura, la evaluación del marco teórico/metodológico que habíamos desarrollado en dicho lapso. Este nivel de conocimiento, además de ser exigente desde el punto de vista de las operaciones intelectuales, supone un enlace con las conductas afectivas y valorativas del sujeto. Aquí notamos una severa dificultad para aislar criterios de evaluación de los prejuicios personales, opiniones o estrofas complaciente para con la profesora y la asignatura. Esta falla nos evidencia también problemas en la capacidad de juicio. El juicio supone control de los impulsos, discriminación de lo afectivo y lo racional y una actuación correcta en situaciones de comprometidas o de peligro. Es por esto un índice de madurez.

En relación con estas conclusiones quiero reiterar que los instrumentos evaluativos usados son pruebas escritas y aparece entonces una discordancia entre la inteligencia general y la utilización de los procesos que la constituyen a través de los medios verbales o lenguaje del educando. Es posible que exista la captación de las relaciones pero fallan cuando estas deben ser redactadas por lo que el nexo entre la acción interiorizada (operación intelectual según Piaget), y el manejo del signo abstracto es débil.

Por último, profesor Moreno, quiero decirle que a propósito de la relación exámenes de desarrollo y funcionamiento cognitivo usted tiene toda la razón. Esta investigación que fue efectuada en 1988 comprueba la importancia de poner nuestra atención, en lo que está sucediendo a nivel interno, en el cerebro de los estudiantes y nos obliga a pensar asimismo en el nivel de despliegue de las capacidades cognitivas del profesor y de su necesidad de preparación o formación como docente, independientemente de su profesión. Como yo soy de la era de los dinosaurios quiero recordarle que en esa época los exámenes más utilizados eran la elaboración de preguntas sobre el contenido a evaluar para ser respondidas a través de la redacción del alumno en caliente; exposiciones individuales de temas; como mi asignatura era Psicología, trabajos de observación de conductas individuales y/o grupales en la vida cotidiana y análisis del significado de las mismas aplicando el marco teórico del programa; pruebas tipo ensayo; síntesis de las lecturas efectuadas y trabajos de investigación mediante la conformación de equipos. Yo usaba pruebas objetivas rápidas sin aviso al iniciar algunas clases. En estas medía conceptos básicos ya expuestos por mí. Los alumnos sabían que podían encontrarse con esa “sorpresa” y lo hacía para intentar que estuviesen al día con el desarrollo de la materia.

En cuanto a la formación de los profesores le pregunto: ¿aún existe el Sistema de Actualización Docente del Profesor Universitario (SADPRO)? Yo hice todos sus cursos porque precisamente estaba consciente de que se necesita una preparación adicional para ejercer la docencia.

Gracias profesor Moreno por este artículo… Me alegra ver que, al igual que en Parque Jurásico, algunos dinosaurios como usted y yo continuamos viviendo...

Magali Rodríguez López. Psicólogo Clínico. Psicólogo Social / Profesora Jubilada UCV.

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Desde las prestigiosas casas superiores de estudio UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA y UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA LIBERTADOR (ambas venezolanas) hemos recibido este brillante post que enaltece nuestra comunidad Proconocimiento como brazo de Steemit. Nos llena de orgullo ver cómo nuestas plataformas son relieve para posts tan relevantes. Con lo que en esos posts nos muestran, se reivindican los exámenes que otrora tanta oportunidad nos dieron de organizar las ideas y plasmarlas. Gracias, doctores Alexander Moreno y Magali Rodríguez López.

Soy profesora de Matemática de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (con maestría en esa misma ciencia) y expreso que los escritos hechos por los doctores Alexander Moreno y Magali Rodríguez López son, aparte de brillantes, sumamente útiles para la comunidad universitaria de nuestra América Latina. Los felicito, y gracias.

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