Bueno... ¿Y qué es "ontología"?

alexandermoreno (56)in #castellano • 6 years ago (edited)

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El fundamento inicial de toda labor académica sobre filosofía, necesariamente radica en lograr -en el participante- diferenciar con conciencia y sentido crítico, lo real y lo pensado. Sí. Lo objetivo que existe y lo eidético que está en la cabeza de los seres humanos. Lo primero es tanto la naturaleza como las relaciones que los humanos establecen para vivir. Eso es lo concreto, lo real. Lo segundo es el mundo del pensamiento y compenetrado con esto, del lenguaje (toda vez que una idea que no halle una palabra u otro signo, pues muere "por falta de butaca donde sentarse"-como genialmente lo apuntó en la segunda década del pasado siglo, el filósofo ruso Valentín Voloshinov-). Antes había la tradición en el medio académico, de abordar el asunto a través de las nociones de "práctica" y "teoría" (relacionando lo primero con lo real y lo segundo con lo pensado y simbolizado), pero cuando alguien con sentido de agudeza, habló de la existencia de "una práctica teórica" (refiriéndose al trabajo propio del estudio, de la reflexión), pues enredó la cosa y este par de palabras se tornó algo incómodo para la labor académica. Bueno... nosotros preferimos entonces hablar -sin ambages- de lo real (vale decir, lo concreto) y lo pensado y simbolizado (vale decir, lo abstracto).

Hemos advertido en los artículos académicos que suelen publicarse en las universidades (y en redes sociales de prestigio) el uso frecuente de las palabras: ontología, ontológico y hasta "ontoepistemológico"... En algunos casos hay fortuna en esos usos; en otros, se refleja que no hay suficiente claridad.

Sabemos que si bien la regla de diamante propia de la ciencia (como un tipo de teoría), es la objetivación, y la regla de diamante propia de la filosofía (como otro tipo de teoría), es la reflexión, la especulación, la cavilación, claro es que -entonces-:

Los conocimientos que afloran en la labor investigativa compenetrada con la ciencia, tienen que confrontarse con la realidad objetiva, de cara a que haya acoplamiento (siendo tal acomplamiento: ¡la verdad! -aun guardando ésta, algo de provisionalidad-).
Los conocimientos que afloran en la labor reflexiva unida a la filosofía, no necesariamente encarnan la realidad. Puede que estén presentes en su hacer, al tiempo en el cual puede que estén alejados de la verdad.

Claro, en esta temática hay mucha madeja que cortar; mucha. Ello no quiere decir que la ciencia sea superior a la filosofía, sino que ambas pueden nutrirse registrando en ello reciprocidad. Es más, hay filosofias que toman para su trabajo constructivo, los productos científicos. Podemos citar como ejemplos de ello, la teoría general de sistemas y el materialismo dialéctico-histórico. También hay que decir que toda ciencia existe eidéticamente encuadrada en alguna manifestación filosófica. Ninguna ciencia es tan realenga como para voltear y silbar ante la reflexión filosófica.

En la actividad disquisitoria que le es propia, la filosofía traza dos grandes direcciones. La primera está dirigida a tratar lo real y la segunda está dirigida a tratar lo pensado y simbolizado. Reconocemos la ontología como la rama de la filosofía, la cual asume en su tarea reflexiva, teorética, tanto los fenómenos naturales como las relaciones sociales. Reconocemos el humanismo como la rama de la filosofía, que asume en su trabajo especulativo, el pensamiento, el lenguaje y la emocionalidad.

Pudiera plantearse la siguiente pregunta... Si hemos dicho que dentro de lo real se encuentran las relaciones sociales, siendo éstas integradas por seres humanos, ¿cómo es eso que esas relaciones sociales estén ubicadas fuera del tema "humanismo"? Bueno, las relaciones que los seres humanos establecen para la vida, son objetos objetivos; sí, son objetos que si bien determinan al ser humano, no son el ser humano en sí. El ser humano es Pedro, Yolanda, Luis, Eleuterio... unos seres que piensan, sienten y usan la palabra y otros signos avanzados. Estamos claros que cada una de esas personalidades trazan determinaciones complejas (dialécticas) de la sociedad, pero esas individualidades constituyen objetos humanos. No son la sociedad; no son las relaciones biográficas e históricas (aunque éstas hayan hecho un trabajo determinativo).

Ontología es, pues, filosofía de la naturaleza (tenga un signo ideológico equis, ye o zeta) y es filosofía de las relaciones sociales (tenga un signo ideológico equis, ye o zeta) . Cuando se hace filosofía sobre lo pensamental, lo emocional o lo lingüístico, se hace -a final de cuentas- humanismo... Se hace, reiteramos, teoría crítica y variopinta de lo hominal.

Temas filosóficos como dios, bondad, belleza, justicia, existencia de alienígenas, dignidad, universo total, el amor a la madre, el amor al hijo, en fin, son asuntos humanísticos; mas no ontológicos. Es que se mueven en la abstracción (vale decir, en el imaginario, en la emoción, en la simbología). Temas filosóficos como el curso que lleva la polución en China o en USA, modelos de desarrollo socio-político, fortalezas de un determinado modelo farmacológico para la salud deseable, son asuntos ontológicos .

Vistas las cosas así, las expresiones "ontoepistemología" u "ontoepistemológico", son riesgosas. Epistemología no es otro asunto que filosofía de los problemas objetivos (los temas asumidos, los métodos, los problemas investigativos, etc.) y racionales (las lógicas indagatorias y expositivas...) propios de la ciencia. (Los nudos que tienen que ver con los valores morales de la ciencia, no competen a la epistemología sino a la axcienciática). Siendo así, es coherente hablar de epistemología de problemas objetivos y racionales de aquellas ciencias que tratan tanto lo humano como lo objetivo; pero no es coherente hablar de ontología de lo pensamental, de lo emocional y de lo semiótico. Es un disparate referirse, por ejemplo, a una ontología de la esquizofrenia, a una ontología del lenguaje (al menos que se esté refiriendo a los componentes físicos del sonido, de la tinta, del movimiento...), etc.

Admitimos que hace décadas, incurrimos en errores de esa factura, pero hemos reconducido el discurso. Trátase de una temática interesante, para cuya profundización estamos dispuestos a militar con sentido plural, contradictorio, dinámico y, sobre todo, prospectivo. Para esto último nos hemos aliado a un aparatico capaz de ver a futuro con destreza (haciendo, incluso, virtualidades); vale decir... los ordenadores.

NOTAS FINALES: