No salíamos nunca del estadio, si el entrenamiento era a las 4 pm, ya a las 2 estábamos listos. Nos veíamos en la mañana en el comedor, al mediodía igual. De allí al estadio a practicar. Si era de correr una hora entera, se hacía con todo gusto, Aunque eso de correr, toda la vida me ha dado flojera. Muchas veces después del desayuno, practicábamos otros deportes, futbolito, fútbol campo y baloncesto, (por culpa de la jugadera de baloncesto me robaron una bicicleta). De igual forma todas las tardes religiosamente estábamos todos en la práctica del softbol, así lloviera, así cayera un diluvio estábamos allí en el campo, para jugar softbol de agua.

Nuestro manager se llama Luis Cabrera “el diablo”, un maestro de la paciencia para formar pichers y como preparador físico, excelente. Él también era debutante en eso de dirigir un equipo para un nacional, ya a nuestra fecha está retirado. Su ayudante técnico fue un buen amigo, que hasta la fecha tenemos una gran amistad, Miguel Zapata, conocido popularmente como Mulero o batatú, apodos ganados por tener los gemelos de las piernas muy desarrollados.

Por ser un equipo totalmente de principiantes pagamos la novatada, entrenábamos como locos pero nos faltó el roce de los juegos, los juegos de preparación eran entre nosotros mismos, más se necesita hacer juegos con otros equipos como método de preparación. Así viajamos, con la disposición de hacer un buen papel.

Perdimos todos los juegos, todos. Pero ninguno lo perdimos por alto marguen, siempre fue por 1 o 2 carreras, en esto influyó la inexperiencia. En algunos casos comenzamos ganando, nos empataban y pasaban a ganar. En otras ocasiones nos hacían carreras en los primeros innings, remontábamos el marcador pero no era suficiente. Recuerdo que el juego más emocionante fue contra el equipo anfitrión, Portuguesa. El estadio estaba a reventar las tribunas, por los laterales las personas llenaban el campo. Estuvimos cero a cero hasta el 4to inning, le hicimos 1 carrera al picher contrario en el 5to y ellos nada, 6to inning cero para ellos. En el 7mo por dos errores de nosotros a la defensa nos hacen las 2 carreras y perdemos. Fue la primera vez que mis ojos veían un estadio tan lleno de personas y fue la primera vez que mis oídos escuchaban tanto ruido en contra. Eso no se olvida, al igual que el primer jonrón, o el primer campeonato ganado.

Terminamos el torneo en último lugar, pero de verdad eso no importó. Fuimos y dimos nuestro mayor esfuerzo, los pichers hicieron su trabajo, en unos juegos bateamos mucho, en otros no, los errores estuvieron presente para ser partícipes de nuestras derrotas, pero eso es parte del juego. Luego en futuros nacionales Apure soltó riendas y fue campeón de todas las categorías.

De este grupo de muchachos, salieron varios que han sido selección nacional de Venezuela, algunos nos mantenemos activos y otros no tanto, uno es árbitro, otro se fue del país, la semana pasada logré contacto con uno que no veía desde ese nacional, otro que tampoco veía en años vino con su hijo (recientemente firmado por un equipo de grandes ligas) a visitarnos en un entrenamiento para un nacional que acaba de terminar, y así todos mantenemos esa amistad de muchachos. Este año donde casi todos hemos llegado a la edad máster, esperamos para formar el mismo equipo para recordar aquel evento.

De aquel año 95 al 2108 he pasado por varios torneos, lesiones, raspones, triunfos, derrotas, buenos torneos, ganar la liga especial en el Zulia, ser campeón en mi pueblo, dos veces. Y muchas anécdotas de viajes por la mayoría de los estados del país.