La siguiente imagen fue captada durante mi ponencia sobre La Meditación en el evento realizado por la organización Una Mano Franca. Días después de la ponencia, vi por primera vez dicha imagen a través de la pequeña pantalla de mi celular y tuve la sensación de que se hacía cada vez más y más grande. Tal era mi impresión que por un momento pensé que se saldría del pequeño aparato rectangular con el que siempre me comunico. Pero por supuesto no era la imagen que se agrandaba, era yo que me sentí tan regocijada y honrada de haber podido dar una charla sobre una práctica milenaria cuyo mayor exponente es ese señor que sale al fondo, el Dalái Lama.

El Dalái Lama es el líder espiritual y religioso del budismo tibetano y su nombre de nacimiento es Tenzin Gyatso. Se le otorgó el Premio Novel de la Paz en el año 1989 pues fueron consideradas su acciones de resistencia pacifica (la no violencia) cuando China invadió y se apoderó del Tibet. A raíz de la invasión, el Dalái Lama tuvo que emigrar y vivir como exiliado en la India y desde allí se ha vuelto un escritor consumado y autor de una gran cantidad de libros.

Entre las meditaciones que él practica hay una que se llama Tonglen, siendo esta una de las que expuse en mi ponencia. Ella se basa fundamentalmente en el amor incondicional, en la misericordia misma. La cual puede ser utilizada para beneficiarnos a nosotros mismo o a otros. Consiste en asumir el sufrimiento, aceptarlo como parte de la vida y transformarlo en luz a través de la manifestación del amor.

Así pues que, como no sentirme engrandecida por contribuir de alguna manera a difundir una información tan maravillosa que puede ayudar a otras personas, sea cual fuese la religión que practique. Y en esto debemos estar claros, la meditación no es una religión, así que cualquier persona puede practicarla libremente si sentir que está contrariando sus creencias.

Para finalizar quiero decirle que ya la foto se achicó, ya tomó su lugar, no en el celular sino dentro de mi corazón.❤️