Caminos hacia el progreso

Durante la aventura de la vida estamos en la búsqueda permanente de la conquista de un objetivo, la realización de un meta o la obtención de un bien mayor, hay pocos momentos en los que no tenemos ningún deseo ambicioso. El deseo de ambición es una parte esencial de la naturaleza humana, es un factor que siempre existirá en nosotros, sin importar cuánto tratemos de suprimirlo.

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Ocasionalmente, los deseos llenos de codicia o ambición tienden a verse como un reflejo negativo de las personas, como un aspecto desagradable y egoísta, pero la realidad es que todos somos iguales en ese sentido, lo que nos hace diferentes es la perspectiva con la que vemos cosas, y también la forma en que nos hemos formado; una persona que durante su crecimiento tenía mas de lo que necesitaba o quería, posiblemente tendría niveles de ambición más bajos que alguien que solo tenía lo esencial; en este sentido, entran en juego un número infinito de factores, pero la verdad es que las personas que tenían recursos limitados durante su desarrollo están logrando grandes cosas, tanto para ellos como para el resto de la sociedad.

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La esencia de los elementos que nos componen es la misma en cada uno de nosotros, pero cada uno de estos elementos está moldeado según la adquisición de experiencia, y es por eso que vemos diferencias tan marcadas en las personas cercanas a nosotros. Independientemente de esto, todos compartimos el deseo de mejora y mayor bienestar. Para alcanzar este estado deseado hay tantos caminos como cantidad de personas, algunos serán populares, otros serán desconocidos, pero cada uno tendrá un nivel de probabilidad de éxito que será favorable en las condiciones adecuadas. Incluso si se conoce la forma "correcta" de lograr algo, alcanzar una meta; la posibilidad de trazar un nuevo curso de acción impulsado por el deseo de superar, y por medio de acciones coherentes, siempre estará disponible.

No hay caminos duros, la parte dura esta en comenzar el camino.