BLOQUE DE ALICIA Los Siete Reyes de la Tierra V

in #blog7 years ago

Tras recibir noticias de Valentina, Alicia y Faria partieron del Castillo de Gloria a la colina sagrada a los pies de Yggdrasil. Sin embargo, cuando su destino aún era un pequeño punto en el horizonte, algo apareció en escena. Una figura se iba acercando rápidamente desde la distancia. Alicia fue la primera en verla.

“Eh… ¿qué es eso?”

Fuese lo que fuese, no dejaba de ganar velocidad, e iba directa hacía la pareja. Conforme se iba aproximando, la figura tomó la forma de una muchachita.

“¡Yeeeeeeeee! ¡Te he encontraaaado, Faria! ¡Eh! ¡Quítate de enmedio, rarita!”

“¿Una de tus amigas, Faria?

“Sí, ella es Pricia. Alicia, quizás deberías apartarte.”

“¡Ey, fuera de mi camino! ¡Cuidadiiin!”

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Faria no había terminado de avisar a Alicia cuando la arrolladora muchacha llego hasta Faria… estampándose contra Alicia, que estaba justo delante.”

“Ay, ay… ¿Es qué no sabes que nunca hay que ponerse en el camino de un animal a la carga? Soy Pricia, y aunque me da igual quien seas… ¿quién eres?”

Pricia miraba a Alicia, aunque la pobre chica acababa de ser arrollada por una Pricia a la carga. Estaba tirada en el suelo, echa un guiñapo, y no se movía.

“Ay, ay, ay, auuuu…”

“¡Eh! ¡Que sea amiga de los animales no es motivo de que me hagas el paso!”

“Jaja, creo que Alicia está teniendo problemas para vocalizar correctamente. Parece que te va bien, Pricia. ¿Cómo están todos por el bosque? ¿Todo bien?”

“Si, va todo muy bien. Pero últimamente el mundo entero está bastante revuelto, cómo si algo fuese a ocurrir pronto. Cuando les dije que iba a venir sola, las Cuatro bestias Sagradas insistieron en acompañarme. Pensaban que podía ser peligroso.”

“Si los animales notan que algo está mal, es que el problema es muy serio.”

“¿Hm? ¿Qué pasa?”

“Te lo explicaremos cuando lleguemos al lugar de la conferencia. Mientras tanto, creo que sería recomendable despertar a Alicia, o llegaremos tarde.”

“¡Ah, déjamelo a mí! ¡Vamos, rarita, arriba!”

Pricia se giró y le dio dos bofetadas a la pobre Alicia, trayéndola de vuelta a la realidad desde su estado comatoso.

“¡Ay! ¿Qué le pasa a esta chica? Lo único que hace es pegarme…”

“¡Soy Pricia! Encantada de conocerte.”

“Sí… El placer es mío…”

Alicia hizo un mohín mientras respondía. Parecía que el destino la había condenado a codearse con las personas más raras, aunque nunca hubiese imaginado que esto le iba a ocurrir en un mundo tan lejano al suyo.

“Ya estás teniendo pensamientos deprimentes. ¿No es así, Alicia?”

“¿Eh? ¿Estaba poniendo caras raras?”

“Jaja, en absoluto. Simplemente me lo pareció.”

“Tus presentimientos siempre son muy acertados. Da repelús.”

“¡Ey! ¿De qué estáis hablando? ¡Yo también quiero!” –la falta de tacto de Pricia era evidente.

“Lo siento, Pricia. De veras me gustaría poder tener una conversación más alegre, pero tenemos que llegar al punto de encuentro. Los otros reyes ya deben haber llegado.”

En la pequeña colina bajo las ramas de Yggdrasil, los reyes ya estaban reunidos. Era una escena de los más inusual, ya que nunca antes los siete soberanos se habían encontrado a la vez, y mucho menos gracias a una chica de otra dimensión. En un pequeño claro del bosque, se habían juntado ocho insignias. Era un evento verdaderamente único, a todos los niveles.

“Llegas tardes, Faria. Tú también… Alicia” – Valentina lanzó una significativa mirada hacia la joven.

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“Lo sentimos, hemos tenido un pequeño contratiempo. Bueno, parece que ya estamos todos, así que, ¿por qué no empezamos por las presentaciones?

Valentina fue la primera en saludar a los reunidos, pero solo Faria le devolvió el saludo. Los otros reyes la habían escuchado claramente, pero Arla tenía la vista en el cielo, preocupado por algo, mientras que Melgis, Machina y Rezzard estaban más ocupados lanzándose miradas suspicaces entre ellos.

“Bueno, será mejor ir directos al grano. Os contaré el porqué de esta reunión. Esta joven de aquí, Alicia, viene de otra dimensión. Comprendo que es difícil de creer, ya que es un poder que incluso nosotros siete no poseemos. Sin embargo, si solo fuese Alicia no habría ningún problema, pero… Ella os lo explicará mejor que yo.”

“Está bien, me toca.”

A petición de Faria, Alicia comenzó a explicar su historia.

“La razón por la que he llegado a este mundo es porque estoy persiguiendo a alguien. Creo que será mejor comenzar por el principio. Aunque mejor os cuento acerca de ese tipo. Yo nací en un mundo conocido como Tierra. Pero ese mundo… ha desaparecido. Ese tipo, aquel al que persigo, lo destruyó todo. Mi hogar, mi planeta. No conozco sus motivos, pero ese tipo tiene algún poder que le permite alterar el espacio-tiempo. Absorbió el poder de mi mundo y lo comprimió en un objeto. Una insignia, eso es todo lo que queda de la Tierra. Pero no lo consiguió del todo, hubo varias cosas que quedaron fuera de su alcance y que no pudo absorber. Hubo gente que huyó a otras dimensiones, como yo, y cosas que no puedo doblegar con su habilidad. Cosas como las memorias de mi mundo, que ahora se manifiestan en éste.”

“¿Cómo los Caballeros de la Mesa Redonda?” – Melgis había hecho un comentario sorprendentemente acertado.

“Esto es un hastío. ¿Podrías ir al grano?” – Rezzard mostraba poco interés por la historia de Alicia.

“Alicia, no pretendo que te apresures al contar tu historia, solo que la resumas. Ese villano se dirige a nuestro mundo, dices. ¿Tienes alguna prueba de ello? Con respecto a esos poderes de alterar el espacio-tiempo, ¿cómo ha podido obtenerlos?” – Machina bombardeaba a preguntas a Alicia, siempre dudando de sus afirmaciones. Pese a que sus respuestas fueran bastante diferentes, parecía que todos estaban escuchando. Sin embargo, de entre todos, Marybell, la creación de Machina, miraba fijamente a Alicia, como si tomara nota de cada detalle de la muchacha.”

“Ese tipo controla varios grupos y clanes diferentes. Conocí a uno de sus vasallos hace tiempo, en otro mundo. Si me estaba persiguiendo por ser una superviviente de la Tierra, o si estaba allí por otros motivos, eso no lo sé. Pero logré derrotarlo y lo forcé a huir. Pensaba que iba a regresar con su maestro, y lo seguí, acabando aquí. No hay error alguno, él está aquí. Y si él está aquí, solo puede ser por un motivo…”

“Para tomar el control de este mundo.” –Valentina terminó la frase por Alicia.

“Si, eso creo. Desde que llegué a este mundo, he sentido que estaba más cerca de la Tierra. Se que no es exactamente una prueba tangible, pero hasta ahora no me había sentido así. Ese tipo, con sus poderes, siempre ha conseguido que no recuerde su nombre. Pero ahora que está cerca, lo acabo de recordar. Su nombre es…”

“Alicia, espera. No estamos solos.”

Pricia interrumpió a Alicia. Siempre alerta a sus alrededores, la dama bestia había sentido algo inusual cerca de allí. De nuevo, una extraña forma se acercaba rápidamente desde la distancia. Pero donde antes era algo amigable como Pricia, esta vez una presencia terrorífica envolvía a la figura. La inconfundible forma de un payaso con calaveras orbitando alrededor de sus manos se hizo clara.

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“¡Ese es al villano al que seguí hasta aquí! Este Blazer, mira que es terco. ¡Ey! ¿Es que no sabes cuándo decir basta?” –gritó Alicia, presa de la frustración.

“¿Procede de uno de los clanes de siervos que has mencionado? ¿Quieres encargarte de él?” -Valentina miró a Alicia con una expresión relajada, como si ya supiera la respuesta.

“Está bien, tomemos un pequeño descanso mientras Alicia y yo nos encargamos de él.” -dijo Faria mientras desenvainaba a Excálibur.

“¡Yo también me apunto!” -ladró Pricia, con su insignia en sus manos.

Con Faria y Pricia a su lado, Alicia se dirigió hacia Blazer. Valentina les deseó suerte, apareciendo una mueca sardónica en su rostro tan pronto como se giraron.

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