Desde el punto de vista biológico, el carbono orgánico representa el principal componente de la materia viva, de allí que, todos los seres vivos estén constituidos entre 50 y 70% de carbono, de acuerdo a [1], el flujo de energía que ocurre en la naturaleza es producto de la circulación de carbono orgánico, procedente fundamentalmente de la actividad fotosintética que ocurre en las especies vegetales, además de los valores que se generan en los procesos de descomposición que ocurre en el suelo producto de la actividad de múltiples organismos macro y microscópicos.

Conocer los valores de carbono orgánico en el suelo, supone un elemento de importancia esencial en las actividades agrícolas, esto porque, el C.O está proporcionalmente relacionado con la sustentabilidad de los ecosistemas, adicionalmente funge como indicador de disponibilidad de elementos minerales en el suelo, por otro lado, el rango de C.O se utiliza para balancear las propiedades químicas, físicas y biológicas de los suelos, con la finalidad de favorecer la absorción de nutrientes en las especies vegetales.

Razón por la cual, en la agricultura es necesario conocer los porcentajes de carbono orgánico, en aquellas áreas en cuyos suelos se desee establecer cultivos de interés agrícola, esto con la finalidad de poder planificar las labores de manejo y uso óptimo del suelo, en la búsqueda de determinar su capacidad potencial y productiva, proyectando actividades sustentables que mantengan o aumenten la calidad del suelo durante cada una de las fases de crecimiento, desarrollo y producción de los cultivos.

Ahora bien, en lo que respecta a la utilidad e importancia del carbono orgánico como variable ecológica, de acuerdo a [2], su equilibrio en los ecosistemas contribuye en la desaceleración del calentamiento a escala mundial, por tanto, es de suponer que las actividades agrícolas deben ejecutarse bajo enfoques sostenibles, que estén direccionados a no afectar el balance natural de carbono orgánico de los suelos.

[1] Tiessen H., and Moir J. Total and organic carbon. In: Soil sampling and methods of analysis. Martin R. Carter Editor. Canadian Society of Soil Science. Lewis Publishers. 1993:187-199.

[2] Gabathuler E., Liniger H., Hauert C. and Giger M. Beneficios de la gestión sostenible de la tierra. Germany: Wachs, Ted & Thobault, Marlene, eds. Bern, OCAT, CDE & University of Berne. 2009:16.

La investigación de operaciones es una de las disciplinas de la cual se sirve la ingeniería, con el fin de dar soluciones a los problemas que resultan de estudiar sistemas en funcionamiento y los posibles «nudos gordianos» que se producen cuando el sistema deja de ser eficiente.

Muchas de las cosas cotidianas que vemos a nuestro alrededor se han resuelto mediante la investigación de operaciones, así, por ejemplo, cuando usted se encuentra haciendo una cola en un supermercado u espera su turno en una agencia bancaria, los tiempos de espera han sido estudiados mediante esta disciplina.

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Pero sería una irresponsabilidad de marca mayor circunscribir este campo tan amplio a solo lo narrado en el párrafo anterior. La investigación de operaciones es un compendio multidisciplinario que incluye varias ciencias y herramientas que generan modelos que se sirven de las matemáticas aplicadas y la simulación -por nombrar algunos- en la búsqueda de la optimización operacional.

La disciplina nació desde que el hombre se dio cuenta que necesitaba remediar problemas complejos que no había estudiado mediante la aplicación del conocimiento matemático, pero el momento en que la investigación de operaciones se forjó como algo sumamente necesario, fue cuando los militares británicos vieron que tenían el desafío de ser más eficientes en el manejo de los recursos y la aplicación de metodologías para resolver los problemas que se presentaban en la administración de sus tropas y parques de armamento en la segunda guerra mundial.

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Cuando culminó el conflicto, la investigación de operaciones cambió y se hizo útil para administrar la logística, aplicar simulaciones, estudiar dinámicas de sistemas y muchas otras cuestiones del mundo civil. Así se convirtió en una herramienta para las fábricas, las industrias, el correo, la administración pública y muchos otros ámbitos donde se necesitará restablecer los flujos de funcionamiento y la eficiencia para disminuir costos.

Más adelante y con los avances en la tecnología de cómputo, mucho del conocimiento adquirido migró a el mundo digital y es así, como los modelos matemáticos fueron potenciados para la resolución de prácticamente cualquier problema estudiado y abordar nuevos retos: redes neuronales, optimización de tráfico en redes, planeación, automatización industrial, ciencias de la gestión, análisis de negocios, etc.

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Hoy día, es prácticamente impensable la falta de aplicación de esta disciplina en cualquier área del conocimiento humano, aún sin estar relacionada. Considere, por ejemplo, un microscopio. Para poder ser fabricado, tuvo que pasar por procesos en planta que requirieron de modelos matemáticos para el cálculo de la potencia de las lentes que dispone. Y aunque la Biología nada tiene que ver con esta disciplina, no sería viable sin la utilización de unos de estos instrumentos. Así de importante es la investigación de operaciones.