SALMOS 1
El tema de este Salmo puede resumirse de esta manera: dos hombres, dos caminos, dos destinos. Este Salmo abre la sección que se corresponde con el Génesis. Comienza con el hombre en vez de hacerlo con el universo material. Nos habla del hombre bendito, del hombre feliz. Este hombre bendecido es contrastado con el impío. Es también una figura de Cristo, el último Adán, en medio de los pecadores impíos y los despreciativos.
Bienaventurado el hombre que no anda en consejo de malos,
ni anda en camino de pecadores,
ni se sienta en silla de escarnecedores,
sino que en la ley de Jehová está su deleite,
y en su ley medita de día y de noche.
Y será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
que da su fruto a su tiempo,
y su hoja no se marchita;
y todo lo que hace prospera.
No así los malos,
que son como el tamo que arrebata el viento.
Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
ni los pecadores en la congregación de los justos.
Porque Jehová conoce el camino de los justos,
mas la senda de los malos perecerá.