Hoy el día comenzó a las cuatro de la madrugada con la tormenta que cayó sobre la ciudad, algunas veces cuando llueve muy fuerte, el desagüe que drena el agua del patio de mi casa se ahoga y se anega, en ocasiones el agua invade la casa y obviamente son ratos muy incómodos. Así que me la pasé vigilando el nivel del agua e imaginando cómo hacer para resolver en caso de una inundación, en ese plan amaneció. Por suerte, el drenaje se portó a la altura y no hubo más que algunas goteras que surgen cuando la lluvia es muy fuerte.

Administrando mis niveles de batería, a mitad de mañana decidí acostarme a dormir para que el resto del día no vaya el cansancio a entorpecer mis actividades. Como a las once de la mañana me levanté y me alisté porque tenía el compromiso con mi esposa de visitar a una prima, por lo que un rato más tarde estaríamos caminando hacia su casa, evitando los charcos de agua dejados por la lluvia de la madrugada.

_{Mi esposa es linda.}

Fue un rato agradable de buena conversa pero debimos retirarnos pronto porque me esperaba mucho trabajo en el taller. Cuando nos despedíamos de nuestra amiga nos llamó la atención el ingenioso método que usa para que sus invitados puedan abrir la puerta del edificio, pues ella vive en un segundo piso, así que con una cuerda bien larga amarrada a las llaves las hizo caer entre las escaleras para que nosotros en la planta baja abriéramos y cerráramos, no sin antes pasar la llave por la rendija baja de la puerta, luego de eso ella desde su piso haló la cuerda y recuperó la llave sin necesidad de bajar. Sí, la prima es algo gordita.

Esta semana el trabajo en el taller ha sido sumamente estresante y es algo que exteriorizo sin tapujos, mi amigo Nerio menciona lo curioso que se le hace que él acude a mi trabajo para relajarse y despejar la mente mientras yo me obstino y me pongo de mal humor. Hay un par de instrumentos que se burlan de mí porque cada vez que los voy a pulir para terminarlos, la laca se le desgasta en algún punto descubriendo la madera y obligándome a aplicar laca de nuevo, cosa que hoy no será por la humedad presente en el ambiente. A otro cuatro le estaba corrigiendo una desviación que tenía en el mástil y en el proceso, por apurado, terminé reventándolo en otro lado. Hoy compré tres sobres de pegas rápidas porque dos vinieron secas y la tercera estaba vencida, ya no me queda dinero para comprar más. El thinner se terminó de tanto repetir el proceso de laqueado, entonces no me alcanza para terminar los otros trabajos y siendo así no puedo cobrar para comprar más material. Debo entregar para mañana un par de maracas nuevas pero el par de taparitas laqueadas no aparece por ningún lado, mi mente da tumbos en pensamientos de que me hayan robado y que no me dará chance sacar unas nuevas para mañana, al final de la tarde aparecieron en la caja de camazas sin procesar.

Este trabajo no es fácil.

Para tratar de distraerme jugué un poco de ajedrez con mi amigo Eduardo que ha estado asistiendo al taller para que le ayude con unas lecciones de guitarra clásica, así pasa toda la tarde con nosotros y de ñapa me ayuda a pulir taparitas y cabos para maracas.

_{Juego difícil, perdí.}

Los alumnos del taller son como los que están aprendiendo mecánica y entonces viven desarmando el carro o la moto. En este caso cada día le inventan algo nuevo a su instrumento, una vez le hacen un sobre caja, otro día lo lijan y lo vuelven a pintar y otras veces le hacen escritos con frases motivadoras.

_{El cuatro de Mauricio}

Salí tarde del taller tratando de remediar el daño que le hice a aquel inocente cuatro pero entre la oscuridad y la frustración no me fue posible, así que deberá esperar en terapia intensiva otra intervención el día de mañana.

Llegué a casa visiblemente agotado y caí como piedra. Hasta mañana.

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