Martes 13 - El Juego del Diario- Tercera Temporada - Una vida mejor si aprendemos a valorar la naturaleza

No soy supersticiosa, tuve un gato negro que se llamó Pepín, las escaleras no me gustan en general y si son mecánicas menos, nunca las subo, pasarle por debajo puede ser peligroso por eso las evado, le regalo sal a la vecina cada vez que me pide y más muchas cosas más que la gente las tiene como pavosas; yo no les pongo atención o les doy mi propia interpretación, ayer fue martes 13, de ese que decía mi madre: ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes.

Me desperté temprano, ya te conté que me acosté tarde chateando con mi hija mayor, era más de las doce cuando me fui a encontrar con Morfeo. Ya la noche estaba bastante fría, me puse medias y pantalones porque sé que me iba a dar más frío aún; la lluvia se sentía fuerte. Cuando me paré en la mañana, me contó mi compañero, que hubo inundaciones en Turmero, cerca del Mácaro. Al revisar mi teléfono ya tenía mensajes de mi hermana preguntando cómo nos había ido con la lluvia. De verdad que ni la sentí, yo lo que hice fue dormir. Otra prima me enviaba videos y fotografías de las calles del Barrio donde viví buena parte de mi niñez y juventud, jamás había sabido que esa zona se inundara y estas imágenes eran realmente alarmantes. Desbordes de ríos y quebradas mantenían a muchas casas con el agua adentro. La zona del Limón y la Candelaria que también se había inundado hacía un mes volvía a recibir la intromisión de las aguas.

Es una tragedia, cuando aún no se han recuperado de las pérdidas anteriores vuelve otra inundación. Me comuniqué con familiares y amistades en 23 de Enero, en Maracay y supe de la magnitud de lo que ahí había ocurrido. Por donde vivo es más alto que en el centro de Turmero, sin embargo, hubo algunas pérdidas de siembras en zonas aledañas, esto por supuesto pone el ánimo extraño y afianzamos las peticiones a Dios para que no haya más dramas para los venezolanos. “Dios no quiere cosa fea”, decían.

Como el día anterior hice unos helados de avena, quedaron muy ricos, les agregué canela y vainilla, ya casi se acaban. No salieron muchos, pero yo sola el primer día me comí tres. También preparé una salsa al estilo @lisfabian, también me quedó buena.

En el transcurso de la tarde me comuniqué con mi otra hija y me envió audios de mi nieto. Ella estaba contenta porque su amiga dio a luz una hermosa bebé y habían hecho campaña para ayudarla a completar lo que necesitaba para su cesárea. La gente fue muy solidaria, ella es profesora de inglés, al igual que mi hija, y sus estudiantes se movilizaron por distintas redes y reunieron entre todos para ayudar a su profesora. Estas noticias a mi me llenan de alegría, ver que siempre podremos contar con el otro, que las personas siempre van a tener la disposición a ayudar a quien lo necesite.

Creo que la naturaleza nos está pidiendo a gritos que volvamos nuestro rostro hacia ella, que la atendamos, que cuidemos sus ríos y quebradas haciendo mejor eliminación de nuestros desechos, que cuidemos nuestros suelos y respetemos la tierra que nos provee de alimentos. Ya lo expresaba Andrés Bello en su Silva a la Agricultura de la Zona Torrida, pero nosotros pese a que es un clamor parece que no le ponemos atención y luego culpamos a la lluvia por los estragos.

Llegó la noche y me encontró respondiendo y comentando post, iba y venía mientras hacía mis faenas cotidianas, cena y organización de la cocina. Luego escuché un poco de música clásica (fotografía que encabeza el post) hasta que me dio sueño. Me acosté más temprano porque el día tuvo mucha actividad de lectura y tenía los ojos cansados.
 

Mañana será otro día.
 
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