DIARIOS DE VUELO- Volando por Burgos-VI-
Domingo 21/03/99. Fontioso.
Hoy he ido a Fontioso con mi hija Irene que tiene sólo 4 meses y con mi mujer Nekane (ayer fue su cumpleaños), por fin ha podido darse un paseíto aéreo conmigo después de un año sin volar.
El dia es espléndido y frío, como a mi me gusta, sobrevolamos los alrededores del campo, Fontioso pueblo, el campo de golf, todo va suave como la seda. Despues de 20´ aterrizamos, preparo el aparato como monoplaza y pongo rumbo SE, hacia Coruña del Conde a unos 40 Km del Campo, el pueblo de Diego Marín, pionero de la aviación, que alla por 1600 y pico construyó un artilugio volador y según constatan las crónicas de la época, hombre y máquina (infernal por supuesto), realizaron un vuelo planeado desde el cerro que domina el pueblo hasta una de las fincas de labor situada más abajo.
El premio a tal hazaña fue comparecer ante la "Santa (¿?) Inquisición", el aparato acabó en la hoguera y Don Diego casi sigue la suerte de su invento. Parece que los amantes del aire siempre nos tenemos que enfrentar con las instituciones, que no nos lo ponen nada fácil, menos mal que, de momento al menos, ya han dejado de utilizar las hogueras como método disuasorio.
Voy volando un poco alto 1600mts MSL pues hay algo de turbulencia, son aproximadamente las 12:30, que aumenta a medida que me dirijo a mi destino.
A mi izquierda veo la sierra de las Mamblas, en un segundo plano más al fondo (NE) las sierras de La Demanda y Urbión con sus suaves cumbres nevadas, me siento pájaro.
He desplazado mi rumbo un poco más al N, sobrevuelo Arauza de la Torre y Peñalva de Castro, de pronto al frente a mi derecha aparece un castillo sobre una loma… es Coruña del Conde. Mi rumbo me lleva a sobrevolar una mesetilla que se alza en la llanura, en el centro se distinguen unas ruinas y aparcados en batería un hilera de coches, es "Clunia Sulpicia" . En un momento me sitúo sobre Coruña del Conde, le hago unas fotos y comienzo a perder altura con unas espirales, siento algo extraño en mi interior, una mezcla de sensaciones , euforia, un sentimiento de hermandad con aquel ser humano que hace 400 años sintió seguramente el mismo deseo imparable de ser como los pájaros, un agradecimiento sincero a todos los pioneros de la aviación de todos los tiempos que han contribuido con su tesón, espíritu de aventura y muchas veces con sus vidas, a que el hecho de volar esté hoy al alcance de todo el mundo .
De algún modo sus espíritus siguen vivos en nuestro recuerdo, están ahí cuando volamos, cuando miramos al cielo deseando volver a sentirnos libres suspendidos de nuestras alas.
Mientras estoy yo emocionado en estas reflexiones, cúal no es mi sorpresa al descubrir al lado del castillo que corona el cerro desde el que nuestro colega Diego despegó, un T-33 Shootingstar pinchado en una peana, con los distintivos del Ejercito del Aire, brillando al sol del medio dia , como si estuviera defendiendo el baluarte y la memoria de Don Diego.
A modo de homenaje personal realizo unos fuertes giros sobre el pueblo y pongo rumbo a Fontioso con un poco de turbulencia, aterrizo a las 13:30 sin contratiempos.
Por la tarde arrecia el viento, pero me doy una pequeña vuelta antes de marchar para casa.
Nekane e Irene.
Seisgés poco antes del despegue.
Coruña del conde con su castillo y su T-33.
Con mi aparato a punto de aterrizar.