RESILIENCIA

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Saludos a todos. Hoy quisiera hacer una breve reflexión sobre una palabra muy en boga últimamente pero que en realidad tiene un gran significado, y que es un elemento del cual nos apoyamos los venezolanos en la actual crisis. Me refiero a la RESILIENCIA.

Con esta palabra sucede lo mismo que con aquellas canciones que adquieren mucha fama y suenan por todos lados. Llega un momento en que, o se aborrecen o se ignoran. En este caso, el uso y abuso de esta palabra por las nuevas corrientes psicológicas o gurúes de la autoayuda, han desgastado su significado y relativizado su importancia

Si nos remontamos a la etimología, esta palabra proviene del latín resilio, resilire, y significa saltar o saltar de regreso, rebotar. Según he podido indagar, era aplicada en el campo de la física para designar la capacidad de un material de volver a su estado inicial.

Al llevarla al campo de la psicología, esta palabra adquiere el sentido de ser la capacidad que tiene una persona de enfrentar situaciones adversas transformándolas en una “Posibilidad”. En un lenguaje más metafórico podríamos decir que resiliencia es el arte de florecer en un terreno árido.

Ahora bien, creo que éste es un proceso más complejo. Pues podríamos preguntarnos: ¿cómo transformar un problema en oportunidad?¿cómo, si carecemos de recursos materiales, podemos sobreponernos a una situación crítica? Y considero, entonces, que no es sólo una cuestión de optimismo vacío, de palabras bonitas. Se trata de un arduo trabajo de concientización, de reflexión personal, de acciones concretas que nos lleven a soluciones efectivas.

Hoy en día los venezolanos sufrimos la crisis de mayor dimensión conocida en la historia contemporánea. Y hay dos posturas, enfrentarla o rendirse. Hay muchas maneras de enfrentarla, y cada quien busca en sus recursos personales para salirle al paso a esta terrible situación. Otros se quejan y se lamentan sin poner manos a la obra. Y no me refiero al desahogo que necesitamos cuando el agua nos llega al cuello. Hay ocasiones en las que nos quejamos, lloramos y nos lamentamos. Pero luego reaccionamos y seguimos adelante. Es un proceso vital y claramente humano.

Me he preguntado muchas veces si sería fácil ser resiliente en una situación extrema. No me refiero sólo a una crisis económica, a la falta de un servicio o de la comodidad a la que anteriormente estábamos acostumbrados. Me refiero a la pérdida de la libertad, o de la salud, o de algún sentido de nuestro cuerpo. Entonces evoco la historia mundial y lo ocurrido con tantos hombres y mujeres en los campos de concentración. Los invito a leer el libro: “El hombre en busca de sentido” de Viktor Frankl. Es un texto autobiográfico en el que el autor, médico psiquiatra, narra sus experiencias al estar cautivo en un campo de concentración. Estas vivencias le permitieron crear la logoterapia: una terapia en busca del sentido último de la vida. Frankl descubrió que aquellas personas que descubrían un sentido para sus sufrimientos eran capaces de tolerarlos y aumentar su esperanza de vida. El tener motivos para vivir, trabajar y luchar cada día, aumenta la capacidad de resistencia que, en última instancia, nos ayuda a desarrollar nuestra capacidad de ser resilientes.

La historia es cíclica. La vida es un ir y venir de situaciones y de emociones. A veces estamos bien y a veces no, a veces logramos el éxito y a veces tocamos fondo. En este último caso, necesitamos encontrar los recursos personales para superar la adversidad e incluso hacerla nuestra aliada. Según Albert Einstein “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo…”

Llegará el día en que recordaremos este oscuro momento de nuestra historia y veremos cómo nació una persona nueva. Busquemos los recursos necesarios. En primer lugar, leamos, busquemos formación e información. Apoyémonos en la familia y amigos, creando una red emocional. Busquemos actividades que nos hagan más felices. Quejémonos si lo necesitamos, pero no nos quedemos ahí. Pongamos manos a la obra.

Espero sus comentarios para enriquecer mi perspectiva. Los leo todos siempre. Ánimo y… “por aquí seguimos”.