Hasta la raíz. Análisis de un pseudo-autorretrato.

Sentirse enamorado al punto de no ver más allá de los jardines de la mente. Perderse en laberintos, sinfines de colores y eternas charlas en las que todo "florece", eso es, verdaderamente, no tener vuelta atrás. Estás inmerso, abatido por sentimientos nuevos que cada vez se incrementan desmesuradamente.

Sientes peligro, pero sabes que está bien. Piensas que de vez en cuando arriesgarte está bien, de todos modos, ¿qué puede salir mal? No es la primera vez que crees darle una oportunidad al amor, aunque ya esa palabra suene vaga ante lo mangánimo que implica su verdadero significado. Es así como decides ver a través de otro sentido que no es el de la vista, te olvidas de los contra y los pros no dejan de aparecer, brillantes y alusivos como avisos de publicidad en Tokio.

¿Recuerdas qué tenías dentro?

Dentro de tí, en lo más profundo. Lo desconoces, pero lo sientes. "Como la fe", dirían algunos.

Dentro de ti no hay más que raíces de lo que has cultivado desde el primer día. Raíces que crecieron desde entonces y se han multiplicado en un sinnúmero de emociones nuevas. Por eso ahora duele arrancarlas, trasplantarlas y darles un nuevo hogar

¿Alguna vez te has sentido así?

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