En esta oportunidad, y de nuevo gracias a la iniciativa del Concurso de Curadores de las cuentas @cervantes y @goya, me dispuse a pintar a otra de las figuras tuya trascendencia implica una escala universal.

Uno de los maestros de la pintura a lo largo de la historia, y específicamente dentro del movimiento barroco, llevó por nombre Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pero era mejor conocido por este último apellido, con el que firmaba sus obras.

Velázquez Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida.

El proceso, sin duda, ha sido uno de los más satisfactorios. Comencé por bocetear el retrato, fijándome en la siguiente referencia:

Luego, con pinturas al frío blanco y negro, añadí textura y profundidad al busto y al cabello, aún sin saber exactamente qué haría con el fondo, hasta que decidí suavizar dos tonos de pinturas al óleo con solvente. De esta forma, busqué destacar la imagen principal que estaba en blanco y negro, y contrastarlo con un rojo aterciopelado en el fondo.

Finalmente, este fue el resultado: