Todavía (Carta anónima).
Todavía recuerdo la canción que te gustaba; todavía se lo que tú no encontrabas; todavía entiendo a lo que tú nunca buscaste explicación; todavía investigo el misterio de tu sonrisa soleada que me daba calor y que nunca se rindió; todavía no te he dejado ir; todavía te extraño; todavía estoy en proceso de olvido; todavía estoy en un mapa mental 3D de ayer; todavía encuentro los poemas que hice con tu papel; todavía expreso cantando lo que tú querías que yo quisiera de ti, aunque fuera todo; todavía no encuentro el zarcillo de regalo que se te cayo, dejo de nevar y empecé a buscar; todavía un baño no es calmante suficiente para el desenfreno que una vez sentí y que ahora temblando me corroe los huesos; todavía el secreto sigue oculto entre tus besos; todavía no sabré el futuro, de ese que hubiera sido contigo, de lo que sentí marcado por sucesos que pasaban en mi inseguridad interna, y acciones empezaron una historia contigo, pero separados por el destino en el que nunca creí, pero tú eras fiel mártir; todavía o nunca, depende de mí; todavía el atardecer se desvanece y el amanecer aparece y no termine de explicarte el porqué; todavía oyó pero no escucho como cuando hablábamos; todavía no se amarrarme una corbata aunque nunca me gusto vestirme de traje; todavía mi imaginación sigue intacta pero mi inspiración herida. Todavía llueve como en el peor de los cataclismos, como un huracán de emociones del que nunca podré sacar nada, porque no puedes dar lo que ya está roto; todavía corro los domingos millas y millas hasta la puerta que no puedo tocar; todavía mi jugo favorito es el de naranja el cítrico me obliga a sentir el gusto; todavía escribo sin razón aparente de ti y por horas me apareces en los pensamientos, así activo mis recuerdos, después los quemo; todavía uso la palabra todavía porque allí si hay la posibilidad que el tiempo me quito y la existencia me reafirmo; todavía respiro de a suspiro viendo lo que una foto capto, y mis ojos vieron pasar; todavía lloro frente al mar algún día entenderás que no fue el anillo lo que en verdad te quise dar; todavía hago castillos de arena y llamo a la inmadurez para poder sobrellevar y no reflexionar, aunque no tenga nada que ver en realidad; todavía viajo pero no tan profundo como cuando te solía mirar; todavía me pierdo en mí, pero nunca como cuando veía tus ojos parecidos a la esmeralda y en ti soñaba, aun así despierto estuviera cada mañana; todavía espero el día en que pueda encontrarte en un lugar del mapa, pero sé que es imposible aquí no estás; todavía soy un loco de atar a partir de lo que te llevaste esa noche al mar; todavía puedo sentir la piel, fricción, sudor y pasión de todo el recuerdo latente en mi corazón y solo me valgo de mi memoria y una alusión, me lamento por no poderte conquistar de nuevo y me desveló peleando contra la razón, lucho contra la amnesia diaria que voy perdiendo en mi canción, y se destiñe cuando te alucino aunque no se compare contigo, a veces despierto y siento tu peso en el mío; todavía espero a que las estaciones cambien, se han vuelto mis enemigas porque atrasan los minutos en las noches, las horas en el día, del calendario de mi vida, mis segundos y melodías que te cantaba al oído al dormirte y en mi mejilla, escribías con un susurro tus palabras que me mataban hasta el día siguiente al mediodía, cuando con una risa te acurrucabas en mi barriga; pero nunca te di ese beso de despedida. Todavía me concentro tratando de comprender lo que en verdad es una ciencia del cálculo, la meteorología que tanto te gustaba, pero tú le dabas ese misticismo que termino causando empatía y apoderándose de mi energía; todavía medito solo para sentirlo tan interesante como cuando tú me lo contabas con tu voz de sinfonía que ahora me suena a agridulce mejor amiga, pero se apagaba a medida que me olvidaba la astronomía a la que solo tú me llevabas en esos días, bajo la aurora boreal y austral solo mía y tuya, como la estrella fugaz que paso, cuando lloviendo afuera y también un poco adentro, me agarraste la mano y creo que te llevo como en un cuento, y se esfumó dejando humo y locura. Hasta la luna, donde contemplando las estrellas hablábamos que te bajaría. Y todavía pienso de ti, las arrugas que no terminamos de hacer y todas las ilusiones que viviría, otro viaje a nuestro pasadizo anónimo a la felicidad de fantasía, junto a ti y escabullirme allí, para así sentirte un momento mas aunque sea mentira, no renunciar a todo lo no quiero perder para crearnos un mundo lleno de cursilerías, te llamare cuando mi mente descolore y en mis sueños ya no aguante el leve reflejo que todavía tengo de tu sonrisa, y el eco de tu voz rezumbando en cada rincón de mi cabeza como la brisa, ya casi no deje cabida, a otros sentimientos que no terminen en ti y no tenga opción más que arraigarme en ti, para no perderme cuando mis ojos ya no tengan vida, y cuando terminen los pasos de mis días, pensar que tu eres la definición de lo que más atesoro y nunca voy a perder de nuestra biografía; amor.