Tal cual como la canción Amiga Mía de Alejandro Sanz. Me pasa con mucha frecuencia por ejemplo que quiero contarle a alguien un chiste, pero como lo hago con mi peculiar estilo de expresarme. Y como mi interlocutor no tiene el manual de "Cómo entender a José Luis", este no logra entender ni una palabra, gesto o intención de lo que digo. ¡Imagínense las caras e impresiones de ellos tratando de descifrar mis códigos secretos! Esto me ha metido en situaciones incómodas.

Así como en juego de “el rumor”. A veces, lo que debería ser una frase inocente, (en mi opinión), que comparto con alguien, se va pasando de boca en boca, y cada amigo o persona involucrada le agrega su propio toque de confusión y locura. Al final, la frase original se transforma en algo tan absurdo que todos terminamos riendo de forma descontrolada. (Pregúntele a mi terapeuta)

Eso no es todo, queridos lectores. En mis relaciones amorosas, cuando conozco a una persona que me atraen, además de malinterpretar las señales, tiendo a crear muchas expectativas, la mayoría muy alejadas de la realidad. (Por ejemplo: con esa, si me casaré y viviré muy feliz con ella, para siempre.)

De alguna manera, me fui dando cuenta, que requería mejorar mi manera de comunicarme, de aclarar mis ideas, sentimientos y deseos, antes de entregarlo a aquella persona con la que quiero comunicar.

Busqué ayuda, varias sesiones de terapia me fueron llevando a entender-me, a comunicar-me conmigo mismo e ir mejorando mi interrelación con los otros. Aún no me considero “un verdadero maestro de la comunicación”, pero las personas que atiendo en consulta, a veces me expresan su impresión de que soy una persona “Que realmente los entiende”. Amigos lectores, hay esperanzas para todos.