Podemos confiar en nuestro cerebro, Parte VIII.

Pero lo anterior, no quiere decir que el 100 % de las alucinaciones tengan porqué ser consideradas como un indicador de enfermedad, todas las personas a lo largo de sus vidas, experimentan las llamadas de "pseudorecepciones" momentos en los que nuestro cerebro ante la falta de estímulos se los inventa dado que necesita estar constantemente haciendo... algo... lo que sea...

Este tipo de "alucinaciones" ocurren cuando por ejemplo: crees que te han llamado al teléfono cuando llevas rato esperando a que lo hagan o crees haber leído un mensaje de una persona que en realidad jamás te envió nada... En los niños pequeños es más exagerado, algunos ven monstruos que no existen o tienen amigos imaginarios ¿Quién no se ha escondido de pequeño bajo las sábanas creyendo que había visto un monstruo de verdad entre las sombras y no había nada? Bueno, de pequeño, y no tan pequeño.

Lo que no son alucinaciones son esas cosas que ves cuando cierras los ojos, prueba de hacerlo, cuando estés acostado esta noche o en un sitio oscuro, cierra los ojos y fíjate bien en esa oscuridad que ves.

Verás una serie de patrones, incluso una cierta variedad de colores, de formas y figuras que se mueven y evolucionan constantemente. Cuesta mucho de ver y requieren cierta concentración y paciencia, pero... están ahí... Que ¿qué son?

Pues son algo llamado "fosfenos", manchas luminosas causadas por la estimulación interior de tus órganos visuales, provocados por biofotones, es decir, fotones, partículas de luz, pero emitidos por tus células y es que dentro de nuestras células existe un intercambio de fotones de los átomos que las forman.

Estos emiten y absorben constantemente estas partículas. Los fosfenos se pueden formar en la retina en el nervio óptico o incluso en el mismo cerebro, sin que tu organismo sepa diferenciarlos de la luz que viene de fuera y los interpreta como puede, por lo que cuando esta noche cierres los ojos y veas estas formas tan raras que sepas que estás viendo como la física cuántica engaña a tu cerebro...

Porque no hacen falta libros de ilusiones ópticas. No se ti pero a mí me parece increible...