Mi vecino, el Papa

Se puede decir que es un muy raro privilegio, casi como ganar la lotería.

Sello conmemorativo en la plaza Herminia Brumana

Que hayan elegido al Cardenal Bergoglio entre tantos otros, que fuera el primer Papa Latinoamericano y además argentino, que viviera en la Capital Federal junto a otros tres millones de personas y que su hogar de la infancia y juventud estuviera a 50 metros de mi casa, díganme Uds. si no es tan difícil como ganar la lotería.

Recuerdo el día en que fue elegido, luego de la sorpresa vinieron las lágrimas, y no solo mías, en la oficina éramos varios los que lloramos de orgullo y emoción.

Pero volvamos al barrio, hoy en día la casa donde vivió pertenece a otra familia y cuando Francisco fui ungido tuvieron que soportar que gran cantidad de gente se acercara y dejara en la reja que protege un gran ventanal del posible ingreso de ladrones (es la casa que perteneció al Papa pero no está exenta de esos peligros) ofrendas de todo tipo: flores, estampas, rosarios, medallas. Esta gente tuvo que poner un cartel en la puerta diciendo que cualquier donación la llevaran a la parroquia Santa Francisca Javier Cabrini que se encuentra apenas a 100 metros y donde el por entonces obispo Jorge Bergoglio cada tanto oficiaba misa.

Pero esta no fue la única anécdota, hubo varias más, una particularmente graciosa que recuerdo ahora. Una vecina, de edad avanzada, cuya casa estaba separada por otras dos a la de la Bergoglio vio la posibilidad de tener algunos minutos de fama y concedió una entrevista a las cadenas de televisión que en esos primeros momentos se plantaron frente a la propiedad como si el propio Francisco fuera a salir en cualquier momento. En ese momento dijo que ella había sido novia de Jorge Bergoglio en su juventud y la noticia corrió rápidamente. Luego alguien hizo cuentas de la edad de la señora y la juventud del ahora Papa al momento de ingresar al seminario y los números no cerraban por ningún lado así que de a poco la novedad se fue apagando.

Con el paso del tiempo el gobierno de la ciudad puso una placa conmemorativa en la puerta de la vivienda y refaccionó totalmente una pequeña plaza llamada Herminia Brumana que se encuentra en la esquina de la casa, la amplió todo lo que pudo, puso una nueva iluminación, nuevos juegos para niños y en un sector rodeado de bancos el sello que muestro en la fotografía.

Para nuestro tranquilo barrio fue toda una revolución, pronto se armó lo que dieron en llamar “circuito papal” que aun hoy funciona y consiste en pasear por el barrio visitando esta casa, la parroquia Cabrini que mencioné más arriba, la Basílica San José de Flores donde Francisco descubrió su vocación religiosa y su casa natal que se encuentra a pocas cuadras sobre la calle Varela al 200.

Placa colocada en la puerta de la casa de su juventud

Los micros blancos con la imagen de Francisco ploteada paran cada tanto y bajan turistas de todo el mundo para hacer el recorrido y tomar infinidad de fotografías.

Aquí en nuestro país Francisco no pudo evitar caer en medio de la “grieta” esa división entre dos modelos políticos totalmente distintos donde cada uno utilizó su imagen para “arrimar agua para su molino”, como menciona un viejo dicho popular. Creo que pocos tratan de ponerse en su lugar y solo ven un lado y muy parcial de la realidad, haga lo que haga Francisco siempre queda mal parado en su propio país. Nadie es profeta en su tierra para continuar con otro dicho popular.

Seguramente por eso Francisco no ha regresado a su país de nacimiento desde que es Papa, por aquí, en el barrio que lo vio nacer, lo esperamos con ansias y con orgullo.

Las fotografías son de mi propiedad.
Héctor Gugliermo

@hosgug