Semanalmente,

debo entregar una tarea fotográfica con un tema e indicaciones en específico para cumplir los objetivos del curso. En general, este segundo curso de fotografía es acerca de la estética y composiciones en las fotos. Hacer arte a partir de la parte técnica aprendida en el Curso 1 de fotografía digital. En estos posts trataré de llevar un registro semanal de mi progreso y de las razones por las que escogí determinadas fotos para entregarlas.

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Tarea 4: Serie fotográfica

Yo estaba muy alejado de lo que el verdadero concepto de serie significa, lo que yo consideraba serie es realmente un ensayo fotográfico o reportaje. Una serie es un conjunto de fotografías tomadas igual que preservan el mismo concepto, son repeticiones en distintos contextos o escenarios. Cuando digo igual me refiero al ángulo, la luz, el formato entre otros. Para esta tarea nos mandaron a realizar una serie en dípticos (dos fotos en una hoja, técnica genial) o en fotos sueltas. Yo escogí díptico para hacer algo distinto y nuevo. Para centralizar un poco la actividad y ponerle parámetros, el tema de la serie fue muy político referente al contexto en el que Venezuela se encuentra hoy en día. Debía tratar del éxodo, desabastecimiento, inseguridad, crisis, social, etc. Darle una cara (no necesariamente una cara literal) al algún problema colectivo (de una comunidad) y cómo este puede afectar al individual. Debías escoger entre hacer 8 dípticos o 12 fotografías individuales.

Yo escogí a mi familia para ser retratada y contar el problema de las añoranzas frustradas de la clase media. Todos quedaron entusiasmados con todas las fotos excepto en las que ellos salen jajajajaja. Aquí lo que envié por el grupo familiar que vendría siendo la introducción a la serie:

He aquí la presentación de la serie. La tarea consistía en buscar un grupo de personas con algo en común, que los identificara entre sí. Hallar una problemática asociada a la escasez, inseguridad, éxodo, situación país, etc. y contarla desde el punto de vista individual que pertenece al colectivo, hallar las diferentes realidades dentro de ese punto de encuentro. Es decir, desglosar la identidad de la persona. A todos estos personajes los une -o unía- la ya inexistente clase media en Venezuela. Cada uno desde su espacio se ha visto afectado por todas las crisis que afectan al país, hasta el punto de reducir sus añoranzas y deseos a lo que ya en pleno siglo 21 se debería considerar necesidades básicas como tener acceso a agua potable, comida y los placeres que nos diferencian de cualquier otro animal.

Por ahí va la cosa... Jajajajaja.

¿Qué aprendí?

Venezuela aún no ha pasado hambre y trabajo como otras férreas dictaduras y totalitarismos. Triste es ver que las calles del hambre -no esas en las que venden comida sino cualquier calle del país- colinda con discotecas o licorerías que aún prestan servicios (no los juzgo), es decir: los contrastes sociales son inmensos y generan un recelo hasta el punto que hoy en día un pan en la mesa es envidiable. Cuando te quitan la dignidad y tus necesidades básicas es lo único que puedes satisfacer, te conviertes en un animal dominado más, eso aprendí, eso sentí. El gobierno tras una ardua separación social de 15 a 18 años que venía desde antes, logró convertirnos en nada más que sacos de carne y huesos sin sueños y pura nostalgia que llena nuestros estómagos.

Añoranzas

Y tú, ¿qué extrañas de la antigua calidad de vida?

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Jonathan Klindt, 20 años. La parrilla de los domingos.

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Gloria Jesurún, 53 años. Un buen ron.

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María Medina, 54 años. Un vino después del trabajo con amigos.

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Edward Klindt, 14 años. Refresco de merienda después del fútbol.

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Elliett Medina, 83 años. El café de las mañanas.

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Bárbara Contreras, 20 años. Su hermano que se fue del país.

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Francisco Contreras, 55 años. Jugar golf profesionalmente.

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Patricia Jesurún, 54 años. Sus medicinas oncológicas, cardíacas, endocrinas, etc.

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Me felicitaron

por haber hecho un buen final del curso, con unos retratos impecables y bien logrados. El profesor me recomendó o corrigió que la serie hubiese quedado mejor como solo el retrato (es decir fotografías individuales) y en el pie de foto la pequeña receta de sus añoranzas. Haber puesto directamente lo que se extraña, convirtió, a su parecer la serie en algo muy banal. Después de verla por un tiempo me di cuenta de que tiene razón. La serie funciona mejor como los retratos individuales.

—FIN—

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