Hace un par de días publiqué mi reseña sobre la película neerlandesa Zwartboek (El libro negro), la cual pueden leer en el enlace que se encuentra al final de este post. Mientras lo hacía, comencé a recordar tantas buenas películas que han tratado el tema de la segunda guerra mundial, desde tantas perspectivas y múltiples orígenes, que pensé "Sería interesante hacer un top". Pero a medida que llegaban más y más películas a mi cabeza, pasé de un Top 10, a un Top 20 y luego comencé a separar las animadas de las que son live action, las clasifiqué por idioma, por décadas, hasta que finalmente desistí porque iba a acabar escribiendo un libro. Así que en lugar de redactar un ranking en el que me iba a ser muy difícil jerarquizar tantas buenas producciones, opté por escoger sólo cinco de ellas, cada una orientada a resaltar una parte del conflicto.

La Lista de Schindler: los márgenes de la vida.

Con un guión basado en la novela de Thomas Keneally, música de John Williams, la dirección de Steven Spielberg y una terna protagonista de lujo (Liam Neeson, Ralph Fiennes y Ben Kingsley) esta cinta arrasó en los Oscars y se llevó siete estatuillas de entre doce nominaciones. Es una de las más celebradas producciones sobre la segunda guerra mundial y quizás mi favorita entre todas. Cuenta la historia de Oskar Schindler, un empresario alemán que logra ganarse la simpatía de los nazis y gracias a ello, después de la invasión de Polonia adquiere una fábrica en Cracovia en la que emplea (explota) a cientos de operarios judíos, volviéndose rico rápidamente. Pero luego, la guerra avanza, y Oskar comienza a darse cuenta de dos cosas: por un lado, de la fría crueldad de los alemanes, representada por Amon Goeth (Fiennes) y por el otro, del profundo agradecimiento de sus empleados, que lo ven como su salvador, porque mientras sigan trabajando para él no pueden ser llevados a los campos de concentración. Una cinematografía perfecta y una historia que muestra los diferentes bandos del conflicto y cómo, aún en las situaciones más críticas, hay espacio para la redención y el perdón.

Fotograma de la película

La Vida es Bella: un canto de esperanza.

Cuando, hablando sobre la película anterior, mencioné que era quizás mi película favorita de la segunda guerra mundial, ese quizás se debe a esta obra maestra de Roberto Benigni, protagonista, escritor, director y productor de esta conmovedora tragicomedia. El extravagante Guido conoce a la adorable Dora, logra conquistarla, se casa con ella y tienen un hijo. Tras el idilio, el romance y la felicidad por fin logradas, empieza el drama: ha llegado la guerra y toda la familia es internada en un campo de exterminio. Guido, para ayudar a su hijo a sobrellevar una situación que no tiene muy clara, hace lo imposible para hacerle creer que todo se trata de un juego. Un juego con unas reglas complicadas y puntuaciones arbitrarias, pero una recompensa extraordinaria si logran llegar hasta el final y quedar en primer lugar. Sonrisas y lágrimas a raudales, el sacrificio, el amor, pero también la esperanza, se hacen presentes en la única película de este post que, en medio de tanto dramatismo, logra arrancar sonrisas a los espectadores.

El pianista: un drama personal.

El pianista del gueto de Varsovia es el nombre del libro que sirvió de base para esta película del director Polaco Roman Polanski, quien se llevó el Oscar a mejor director y mejor guión adaptado. Wladyslaw Szpilman, interpretado de forma magistral por Adrian Brody (también ganó el Oscar por esta actuación y luego besó a Halle Berry en plena ceremonia) fue un virtuoso pianista polaco de origen judío, reconocido y celebrado en muchas ciudades. Pero cuando, en 1939, los alemanes invadieron Polonia, aunque pudo evitar ser deportado, tuvo que sobrevivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo. Afrontando el hambre, el frío y sobre todo la soledad, se vio envuelto en momentos de verdadera tensión y tristeza que casi acaban con su vida. Pasar de dar conciertos en salones y grabar discos a dormir con las ratas en medio de los escombros de una ciudad devastada por la guerra, con todo lo que lleva de un estado a otro, es una de las experiencias más extremas que un hombre puede vivir.

La caída: el otro del lado del conflicto.

Mientras los aliados llegaban a Berlín, los judíos morían en los campos de concentración, Szpilman se escondía entre ruinas, Oskar Schindler elaboraba su lista y Guido mentía a su hijo para darle fuerzas, ¿qué ocurría en el interior del gobierno Nazi? ¿Qué pensaba el Führer en esos momentos? Estas preguntas son respondidas por la película alemana Der Untergang, que narra los últimos días de Adolf Hitler, interpretado de manera perfecta por Bruno Ganz, encerrado en su búnker, junto a Eva Braun y sus oficiales más leales, mientras afuera, la situación se recrudece. La derrota es segura e inminente, pero el Führer se niega a abandonar la ciudad y mientras su sueño colapsa, el hombre más poderoso del mundo para el momento, se desmorona en el subsuelo de Berlín. La película es perfecta hasta el detalle, pero lo más relevante es la actuación de Ganz que logra ser, no una representación, sino una verdadera encarnación del líder nazi.

La llave de Sarah: la culpa de los sobrevivientes.

Junto a todas estas super producciones, Elle s'appelait Sarah resulta bastante modesta. Pero la he elegido para este post por dos cosas, su mensaje y una experiencia personal. Cuando leí la novela de Tatiana de Rosnay, la historia de Sarah me conmovió profundamente, porque a la corta de edad de once años y en medio de un desalojo forzado, vive un drama intenso. Antes de la redada del Vél' d’Hiv' (un hecho histórico), Sarah ayudó a su hermanito a esconderse en un armario oculto de su vivienda y lo enceró con llave, sin saber que iban a tardar más de lo previsto en volver por él. En medio de la redada y luego en un campo de concentración, lo único que puede pensar la niña es en salir y rescatar a su hermanito. A la par, la película nos muestra una Francia contemporánea que aunque conmemora un nuevo aniversario de la redada, ha olvidado un detalle perturbador en ese episodio casi borrado de su presente: fue llevada a cabo por la policía francesa. El colaboracionismo, el rencor, la culpa y la expiación se hacen presentes en esta historia que es aún mejor, como casi siempre, en el papel.

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Además de estas, también hay otras grandes cintas sobre la segunda guerra mundial. Desde grandes clásicos del cine como El gran dictador de Chaplin o la icónica historia de amor de Casablanca que ocurre en medio del conflicto bélico y cuya sombra cambia el destino de Ilsa y Rick; hasta superproducciones como Saving private Ryan de Spielberg o Hacksaw ridge de Mel Gibson, pasando por cintas extranjeras como la austriaca Los falsificadores, o la polaca In darkness, que relata la historia de unos judíos polacos que sobrevivieron ocultos en las cloacas de un gueto; y claro, cómo olvidarnos de la tierna amistad entre Bruno y Schmuel en El niño con el pijama de rayas y de ese doloroso anime que es La tumba de las luciérnagas. Títulos e imágenes vienen como ráfagas a mi cabeza, pero tendré que dejarlos para otra oportunidad. Por ahora, creo que basta con las películas mencionadas. Y si ya las han visto todas, entonces pueden esperar hasta una próxima reseña sobre el tema. Mientras tanto, pueden compartir ¿cuál es su película favorita sobre la segunda guerra mundial? ¿cuál otra recuerdan? Los leo en los comentarios.