Hola, amigos de Colombia Original. Les saludo cordialmente y en especial a mi estimada @anay1705. Las complicaciones de la cotidianidad y las caídas intermitentes de la plataforma retrasaron mi presencia en este concurso, pero siempre lo tuve presente y no podía perderme la posibilidad de nada más y nada menos que ser niña por un día.

Con frecuencia disfruto cosas de niños y me permito jugar, ya que la niña que alguna vez fui sigue viva dentro de mí, y como madre me toca ver comiquitas e ir al parque jejeje. Todos debemos conservar siempre algo de esa esencia hasta el final de nuestros días.

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El día comienza y ya en la casa de mi familia desde la madrugada hay una revolución, como en muchas casas venezolanas y latinoamericanas, porque inicia una nueva jornada. Los adultos se preparan para ir a trabajar, las amas de casa para iniciar desde temprano sus labores del hogar, y los niños para lo que deben hacer que es estudiar.

De manera que yo ya me estaría alistando para ir al Colegio Nuestra Señora del Valle, junto con mi hermana ya me coloco el uniforme escolar, mi bolso con los útiles necesarios y la lonchera donde se encuentra mi rico desayuno. Seguramente mi papi ya metió allí las salchichas con salsa rosada que tendré que compartir con mis compañeros.

Mi mamá, si no amaneció de guardia, ya nos está peinando muy lindas y esperamos el transporte en el que probablemente me dormiré un rato.

Mi hermana y yo, peinados y vestidas iguales, parecemos morochas, pero no lo somos, ella está un año más arriba que yo. Luego dos, porque la adelantaron un grado.

En la escuela la pasamos muy bonito, probablemente ya nos anotamos para un nuevo acto escolar.

De regreso a casa, nos recibe mi abuela con una deliciosa sopa de pollo, pero en un desliz entre ignorancia e inocencia infantil le digo que me van a salir plumas de tanto comer sopa de pollo jejejeje

Luego del necesario reposo, es mi deber realizar las tareas. Para ello me ubico frente al televisor, sí, de panza en el piso fresco cual iguana haciendo mis tareas y viendo la tele a la vez.

Nos acompaña mi tío menor disfrutando del Capitán Cavernícola, Meteoro o Las carreras Locas, entre muuuuchas otras.

Más tarde, después de hacer sus tareas también, comienzan a aparecer por el frente de la casa nuestros primos y vecinos cercanos. Ya hemos aprendido cómo se juega por la orientación de los adultos y tenemos dominado el alelimón, donde yo siempre escogeré alguna fruta cítrica o exótica.

En la bodega, a unos pasos del frente de la calle, la señora Margot nos espera con las mejores chucherías de la época. Hoy en día escogería sin dudar una bolsa de Piedritas, unos caramelos en forma de rocas, muy en la onda de Los Picapiedras.

Si hay algún cumpleaños, volvemos a casa a escuchar los éxitos musicales que disfrutan los adultos, o quizás la música infantil del momento. Si no, veremos al imperdible Contesta por Tío Simón.

La tarde va cayendo. Ya nos sirven unas arepas horneadas, rellenas de margarina y queso rallado, y el abrazo cariñoso y protector de nuestra familia. Somos niñas muy afortunadas.

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Todas las imágenes son de mi propiedad, digitalizadas del álbum familiar, captadas con un teléfono celular Tecno Spark exclusivamente para esta publicación

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