Los discos más grandes eran denominados Long play pero había otros más pequeños. Tengo algunos y debo quitarles el polvo con un paño húmedo (ustedes saben, por eso de las alergias). En mis años de infancia existían los discos grandes, medianos y pequeños (revoluciones 33, 78 y 45 respectivamente) pero luego con el tiempo sólo los acetatos Long play (LP). El aparato para escuchar esos discos también fue evolucionando; primero: tocadiscos, luego: equipo de sonido tres en uno (radio, casette y tocadiscos) y después equipo de sonido, como el tres en uno pero más avanzado y sofisticado. Y el precio también trascendía.

Comencé a comprar mis propios discos a los 15 años; de la beca que tenía por ser buena estudiante, reunía para comprarlos. Llegué a comprar Menudo, Village People, Laura Branigan, Viola Wills, Los Blancos, Oscar d’ León, entre otros. Para el año 85 comencé a trabajar en Educación, con 20 años, entonces adquirí La Orquesta La Inmensidad, Rubén Blades, ABBA y todo disco nuevo que salía. Me regalaron José Luis Perales, más lindo; Canción de Otoño. Ah y no me faltó Camilo Sesto. Para esos tiempos de soltería, entre mi papa y yo le regalamos una miniteca a mi hermano, el mayor de los varones. Fue entonces, cuando empezó el sarao ja,ja,ja. Y a bailar El Jardinero de Wilfrido Vargas, Las Chicas del Can, Fernandito Villalona y muchos más. Tiempos aquellos! (Suspiros). Me olvidaba de Bonni Cepeda con la Asesina. Guao, ya me duelen los pies.

Una nota cuando en pleno apogeo del baile, el disco se pegaba porque estaba rayado ja, ja, ja…

El mercado disquero cambió y estos elepés pasaron al closet y otros a la basura porque entraron en decadencia debido a la aparición de los Cd’s. Sin embargo, me ha causado curiosidad que leyendo sobre la historia del disco de acetato o vinilo afirman que está floreciendo la venta de este formato, gracias a los Dj’s y coleccionistas. Claro, que la producción en cuanto a cantidad no es tan grande.