El día viernes estuvo lleno de cosas gratas si me pongo a ver, y estas mismas son las que precisaré contarles en este diario.

La foto central forma parte de lo que pasó al mediodía pero procederé a contarles lo que aconteció antes de esto:

Lo primero que llamó mi atención fue este rebaño que siempre sale a pastorear y que por más que pasen y los vea no me dejan de recordar a la comiquita de Heidi.

Llegué a la universidad porque habían convocado a una reunión urgente y fui con la intriga de que traerían y luego me enteré que era una reunión política que contaría con la presencia del alcalde.

Ya vienen las elecciones y ustedes saben: 1+1 = 2

Menos mal que disfruté de mi vasito de café porque de seguro mi libreta de anotaciones hoy quedaría vacía, así que entre el café y los brillitos de mi cartuchera me quedé.

Al irme de la universidad me percaté de dos árboles rojitos y eran dos almendrones, en ese momento pensé que siempre nos causa ternura los árboles naranjas de otros países que justo se ven en la estación de verano, pero si somos buenos observadores nos damos cuenta que también se consiguen estos colores por acá.

Entre mi reunión y la de mi esposo nos dimos cuenta que el tiempo que debimos estar en casa haciendo el almuerzo se lo había llevado los trabajos, así que salomónicamente Juan Carlos decidió que comeríamos afuera.

Y entre los niños y yo escogimos la comida china.

Y como mi esposo es irreverente, aunque la mayoría estemos decididos por algo, entonces él tiene que poner su toque de diferencia, esta vez que iríamos pero que no quería arroz, ya no le paramos, porque de verdad que ese cerebro está acostumbrado a cosas complejas, si es algo simple él no le ve sentido.

Me he dado cuenta que en estos tiempos los jugos naturales terminan siendo más económicos que los que causan daño, un jugo de fresa estilo frappe puede costar 1.5$ y realmente vale la pena si la fruta te aportará nutrientes a tu organismo.

A la final el menú quedó en: ración de lumpias + pollito agri-dulce + tallarines, todo estaba muy sabroso, incluyendo las dos cervezas de sorpresita que pidió Juan para celebrar el día.

< Y a mi me encanta celebrar hasta porque el cielo es azul.

Llegamos a casa y los gatos nos estaban esperando, quedamos en comprarles sus sardinitas el día sábado que tocaba hacer mercado, así que pronto serían recompensados y agradados también.

Y así terminó nuestro viernes, tranquilo, contento, con razones para celebrar por cualquier cosa y viendo las bellezas naturales y animales.

Y colorín colorado, este viernes ha terminado.

Nota 1: Todas las fotos son mías, fueron tomadas con mi teléfono móvil, marca Redmi Note 12S.

Nota 2: No coloco leyenda debajo de las fotos porque para eso les echo el cuento.