A veces creemos que por haber vivido tantas experiencias en la vida, vamos a poder evitar con nuestros consejos las experiencias de vida de otra persona. Normalmente nos sucede con los hijos, hermanos o seres queridos, porque son las personas que amamos. Lo que nos hace pensar así, es que no queremos que nuestros seres queridos sufran o pasen por experiencias desagradables que ya nosotros vivimos en algún momento de nuestras vidas. Es por eso que nos sentimos justificados, y una voz interna nos dice “Es por su bien” y continuamos tratando de controlar la vida de los seres que más amamos, obteniendo como resultado la mayoría de las veces una resistencia más fuerte hacia nuestros consejos, ya que podría ser tomado como una imposición.

Por esa razón, es importante saber, que esto no significa, que debemos dejar de orientar a nuestros hijos y seres queridos, es más, debemos hacerlo, pero con la conciencia de respetar las decisiones que estos tomen al respecto sea una buena o mala decisión. Porque no podemos evitar los aprendizajes de otro ser humano. Porque debemos recordar que nosotros mismos en su momento también nos equivocamos y no por falta de orientación, la mayoría de las veces las tuvimos. Sino, que no quisimos escuchar y por cierto los resultados en muchas oportunidades no fueron buenos… ¿Y cuál fue el resultado? Bueno obtuvimos un aprendizaje, que probablemente, nos hizo un mejor ser humano, nos hizo más precavidos pero no podemos querer cambiar la vida de otros, de evitar sus aprendizajes. Y ¿Quiénes somos nosotros para hacer eso? Por tal razón, no debemos olvidarnos cómo fue que llegamos hasta lo que ahora somos. Entonces la orientación siempre puede estar presente y sobre todo si nos la piden, pero la imposición en ningún momento es aceptable.