Domingo, comienza mi día a las 8:30 de la mañana, me levanté para aprovechar el agua. Lavé limpié, cociné e hice algunos arreglos en el closet para no dejar de nuevo acumular las tareas.

Desayuné un cambur a primera hora, salí corriendo para alcanzar a comprar algunas cosas temprano, me arreglé, salí de casa y de pronto frené. Me di cuenta que era domingo y este día los establecimientos no abren, ¡qué locura! No quedó sino reír la gracia. No llevaba mucho camino je,je,je esa fue la excusa. Ni modo, tocó devolverme pero esta vez, sin prisas.

Conseguí unas bodegas cercas prestando servicio, pude comprar allí mantequilla, mayonesa, salsa, queso y huevos. Al menos algo para no perder el día.

Retorné a la casa, eran las 10:00 am, el tiempo pasa de prisa. Mi cuñada me señaló un local donde estaban vendiendo pollo y también una feria donde vendían sardinas. Compré pollo más no, sardinas y les cuento por qué.

Lamentablemente, todo lo que me vincule con el gobierno me da de todo. No sé si hago bien o mal pero es una reacción que no controlo. Era la gente de los consejos comunales quienes promocionaban las sardinas.

Mi pesar y molestia se debió específicamente a la falta de respeto. Se supone que estamos en tiempo de pandemia y el llamado ha sido para quedarse en casa, no realizar fiestas ni reuniones donde hayan aglomeraciones, ni ventas de licor etc, etc. Pues el bochinche que los señores tenían no respondía a la solicitud de hecho a través del parlante con música alta llamaban a la comunidad para incorporarse a la gran Feria de la sardina.

Es indescriptible lo que sucede en nuestro país. La excusa del gobierno para que no salgamos de casa ahora es, comprarles a ellos los alimentos. Es decir, seguir sometiéndonos a sus decisiones. Supongo que todo esto está sucediendo igual en otras partes del país.

Llegué a casa con mi pollo y también con la impotencia de haber visto semejante espectáculo.

A las tres de la tarde, me encontraba viendo televisión con mi hija y de pronto recibo la llamada de mi hermano diciendo que a mi comadre la sacaron de emergencia, sigue muy muy malita y ahora sí, decidieron hospitalizarla. Solo seguimos orando por ella. Nos invade la tristeza… Desde esa hora nos dispusimos para unirnos en cadena de oración.

No todos los días acaban con calma y tranquilidad, actualmente vivimos más zozobras y angustias. El virus se ha expandido y cada vez son más los contagiados. Otro vecino fue sacado de emergencia a las 7:00pm, es diabético, hipertenso y estaba ahogado. Hace días comenzó con los malestares y la dificultad para respirar obligó a la familia a salir corriendo al hospital.

Cada suceso marca una historia emocional en nuestras vidas. los pensamientos negativos son los primeros en anclarse, las preocupaciones no dejan de rondarnos pero el encierro, en ninguno de sus sentidos figurados, son sanos.

Seguimos a la buena de Dios, solo Él sabe lo que tiene preparado para cada uno de nosotros.

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