Cervantes Magazine Vol 22: Literatura

in #spanish6 years ago (edited)

En aquel entonces los rusos sabían muy poco sobre las desapariciones de sus vecinos en extrañas circunstancias. Algo sucedía, pero el Gobierno se negaba a admitir o a aclarar la situación; la comunidad internacional se negaba a creer, sólo eran cuentos de caminos, habladurías, ficciones. Un hombre se dio a la tarea de disipar la niebla con el grito de muchos testigos en forma de libro, desde las entrañas del mal:Archipiélago Gulag, ¿cómo lo hizo?



Desde mucho antes que Stalin tomara el poder absoluto en 1928, la mayoría de sus adversarios ya habían sido anulados por él, hasta que se agotaron “las provisiones” y comenzaron a fabricar enemigos de la revolución. Se necesitaba mano de obra barata para realizar los trabajos del Estado en las condiciones más precarias. Alejados del todo, los desaparecidos no tenían forma de cómo hacerles saber a sus familiares que seguían vivos, hasta que por “azares” del destino, alguien que era trasladado decía que había conocido a tal y cual persona, o en el peor o mejor de los casos (¿?), se encontraban en el mismo sitio, hacinados como animales y con animales: zancudos, ladillas y piojos eran comunes. Así, imposibilitados de comunicarse, eran invisibilizados por la OGPU y la NKVD, y los que volvían tras largos años en el Gulag, callaban por miedo a que fuesen otra vez apresados “como si las palabras le fuesen borradas” (1).

En 1956, casi tres años después de la muerte de Stalin, el político Nikita Jrushchov denunció los crímenes cometidos por el dictador y el culto que se le estaba brindando, acciones que iban en contra “del espíritu del marxismo-leninismo”(2). Fue en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética que dio a conocer el Informe secreto.

En 1962, el mismo Jrushchov dio permiso para que el escritor ruso, Alexandr Solzhenitsyn, publicase su primera novela Un día en la vida de Iván Denísovich en la revista ­Novy Mir: relata la experiencia de estar en un campo de trabajo forzado. Es una denuncia y a su vez un testimonio, pues el autor estuvo preso por 8 años. Aún para esas fechas, “innumerables progresistas del mundo entero se resistían todavía a aceptar aquel brutal desmentido a la quimera del paraíso socialista. El discurso de Jruschev era negado, atribuido a maniobras del imperialismo y sus agentes.”(3)

¿Cómo era posible tanto desconocimiento y tanta incredulidad? Pues, durante su mandato, Stalin evitó la entrada de periodistas norteamericanos a suelo ruso “[…] Hay que prohibir que estos caballeros viajen a sus anchas por la Unión Soviética. Ya hay suficientes espías” (4) ¿Y los intelectuales? Pues, ni “en 1990 se podía publicar los horrores de 1932 y 1933” (5). Entonces, hay que imaginar lo difícil que era denunciar mediante un escrito cualquier injusticia, cuando todos eran sospechosos de ser contrarevolucionario o enemigo del pueblo.

Como lo relata Alekxandr Solzhenitsyn, él ya en 1958, al terminar Un día en la vida de Iván Denísovich, ya tenía la estructura de Archipiélago Gulag, porque “ [él] no tenía la impresión de haber cumplido con mi deber, de haber logrado evocar esos 40 años de terror de la población inocente, la deportación de clases enteras como los campesinos, el arresto de millones de inocentes, las ejecuciones, y cómo se construyó ese terrible Gulag…, cómo se edificó, de todo eso, no había dicho palabra”.(6) No obstante, para sí, su experiencia no era suficiente, por lo que abandonó la idea de escribirla, hasta que en 1963, debido a la fama nacional que le dio su primer libro, sus lectores le envían miles de cartas contándole las experiencias más duras del Gulag, pero cuando llevaba ya un buen trabajo en relativa libertad, en 1964, Nikita Jrushchov es destituido, y la represión vuelve a cobrar vida con Leonid Brézhnev al mando, persiguiendo a los escritores.

Como lo cuenta en el documental ­La historia secreta de Archipiélago Gulag el escritor prosiguió la escritura del libro en secreto, valiéndose de la ayuda de varias mujeres que estuvieron presas también, todo bajo estrictas reglas, como no comentarle a nadie sobre lo que estaban haciendo, no usar el teléfono, no llamar a nadie por su nombre real, ni hablar en voz alta de los planes y no dejar constancia de lo que se dijo ni dónde se estuvo. En el apartamento, las mujeres le ayudaban a verificar fuentes bibliográficas, las pocas, pues muchos de los libros habían sido destruidos, y posteriormente a mecanografiar.

Ante el riesgo eminente de que el manuscrito en proceso fuese confiscado por la KGB, Solzhenitsyn, se lo encarga a Nadia Levitskaia a que lo lleve a Yordi Teno, quien lo llevará desde Moscú a Estonia. En Estonia, tres antiguos presos, le dieron resguardo al autor para que terminara de escribir su libro, viajando durante tres años más. Escribió el libro teniendo los capítulos desperdigados en varias ciudades, sin poderlo ver en su conjunto, sino hasta que en 1968, el manuscrito fue mecanografiado, recopilado, ahora era uno solo.

¿Cómo esconder un libro de semejante proporción informativa y física? No existía el e-mail, el CD o el USB, por lo que unas hojas eran razón suficiente para condenar a alguien, ¿qué sería un libro de cuatro tomos? En la casa del escritor, el libro fue fotografiado página por página en formato microfilm, llevándoles más de doce horas, siendo trasladado luego hacia París por Alexander Andreiev, quien en una caja metálica de caviar, escondió los negativos.

En 1970, Alekxandr Solzhenitsyn, es premiado con en el Nobel de Literatura, sin haber publicado ni mencionado aún el libro en cuestión hasta que,en 1973, cuando una de las ayudantes del escritor, Yelizaveta Voroniánskaya, es interrogada por la KGB y le incautan un ejemplar de Archipiélago Gulag, encontrando luego a Yelizaveta Voroniánskaya, bajo “extrañas” circunstancias, ahorcada. Este hecho obliga al autor a publicar de forma precipitada el libro en París.

El libro llega a Rusia prácticamente de contrabando, solo unas pocas copias que son pasadas de mano en mano, a riesgo de ser arrestado por tenerlo. Los amigos cercanos de Solzhenitsyn fueron perseguidos y amenazados, y la calumnia por parte del Estado se intensificó. El 13 de febrero de 1964, el autor fue expulsado de Rusia por la KGB. Heinrich Böll, escritor alemán que posteriormente también ganará el Nobel de Literatura, lo recibe en Frankfurt.

Pero, ¿por qué tanto revuelo por un texto? En el libro, Solzhenitsyn, junto con los cientos de testimonios, disecciona con ironía y frialdad el aparato reproductor y digestivo de esa bestia llamada Gulag, exponiendo las maneras y las causas absurdas por la que alguien podía ser arrestado, juzgado y fusilado; asimismo, explica las condiciones en las que estaban los presos menos privilegiados, el cómo tenían que comer, lo poco, y el aislamiento, eso, por decir algo de la “extensa” obra, quedando entredicho el paraíso idílico del socialismo que sus portavoces defendían fuera de las fronteras (y siguen haciéndolo), y es que el descaro es gratis y no pasa de moda.

Archipiélago Gulag, como lo dice el autor, es un monumento que levantaron juntos para [honrar] a todos los torturados y asesinados, pero no solo eso, es una advertencia que nos dice que el mal no encuentra fondo, y si se le deja, se puede estar peor, mucho peor, “tenemos la prueba, nosotros ya lo vivimos”.

Ysaías Núñez

Bibliografía:

  1. Archipiélago Gulag, Aleksandr Solzhenitsyn, 1974, Círculo de Lectores.
  2. Informe Secreto, Nikita Jrushchov https://www.marxists.org/espanol/khrushchev/1956/febrero25.htm
  3. La verdad de las mentiras, Mario Vargas Llosa, 1990, Seix Barral.
  4. Tragediia Sovetskoi derevni III, pp. 644.
  5. Stalin y los verdugos, Donald Rayfield, pp. 549, Taurus.
  6. L'Histoire Secrète de l'Archipel du Goulag (La historia secreta de Archipiélago Gulag), Jean Crépu y Nicolas Miletitch.


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Plantilla cortesía de @elguarodigital

¡Hola @ysaiasnunez! Los sitema totalitarios son los mejores ejemplos de construcción de la posverdad; aunque la democracia de nuestros días también se lleva una parte de esta tajada del pastel. El sistema comunista es una religión que no acepta autocríticas, ni críticas. Existe para mirarse en su propio ombligo y considerarse defensor de la "justicia" y la "verdad" contra aquel mostruo que intenta dominar el mundo entero (el imperialismo occidental). ¿O es que el comunismo no fue también una forma de imperialismo disfrazado de dictadura del proletariado y lucha de clases? Gracias por este artículo; una época que me interesa mucho por ser de origen búlgaro. Saludos y todo lo bueno

Dimitar Correa Voutchkova
"En el principio estaba la palabra, luego internet y ¡finalmente blockchain! Por eso, piensa divergente, piensa blockchain"


Así es, en realidad son los políticos los que se valen de la posverdad: dictadura, democracia, comunismo, religión, son sólo sinonimias para una misma patología. Agradezco tu comentario y lectura atenta. Muchas gracias.

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