Miedos ancestrales

in #spanish6 years ago

Catatumbolightning.jpg
Fuente

Los fenómenos naturales fueron asociados ancestralmente al miedo, el hombre primitivo ligaba un proceso natural, como la lluvia, un rayo, y ni se diga de un eclipse, como un castigo del más allá, donde la fuerza del mal se hacía sentir por haber faltado a una promesa o no cumplir con los designios de los espíritus.

Todo lo que lo rodeara o produjera algún efecto propio de la naturaleza era concebido como una señal, ya sea del mal, o por el contrario buenaventura, que solamente eran interpretadas por las personas más viejas que hacían vida en los pueblos o en las tribus donde se encontraran.

El desconocimiento a todos estos efectos los llevó a crear ritos, o quizás hechizos para contrarrestar lo enviado por el eje del mal o por la fuerza enemiga.

El terror hacía temblar hasta los más aptos para las guerras ante el impacto sobrenatural según éstos entendieran el mensaje o la fuerza con que se le hacía la reprimenda, ya sea un fuerte aguacero, el sol calentando la tierra, y hasta lo más tenebroso... la neblina que poco a poco iba cubriendo todo alrededor, y ni se diga de un movimiento telúrico en la tierra.

Muchos de los entendidos, en ese entonces, en la materia ante el desconocimiento de la realidad ante los efectos de las mismas estaciones del año, relacionaban estos con una enfermedad, un nacimiento, o hasta la propia muerte, no como un ciclo de la naturaleza, si no que interrumpido por el mensaje que emanara de lo natural.

Preocupaba incluso cualquier ruido producido por la propia fuerza del viento, relacionado con los espíritus, que a su paso sus rostros asemejaban miedo.

Era como estar destinado, cargarían con ese peso y la sombra de haber sido marcado por esa fuerza desconocida que interfería en sus vidas, desestabilizando y alterando la existencia de éstos para luego practicar sus cultos para espantar lo que se colaba entre sus pensamientos.

Pero a medida que fue pasando el tiempo el hombre poco a poco iba descubriendo esta evolución que cada cierto tiempo vivían en esos poblados, sintiendo hasta cierta frustración, o alegría según fuera el caso al descubrir ese mensaje aterrador que traía consigo la fuerza natural.

El hombre, a medida que iba evolucionando tuvo que romper estos esquemas, aunque no sin la advertencia del sabio de la tribu sobre el castigo de la fuerza del mal ante su incredulidad, pero unos se atrevieron a desafiar ese descubrimiento propio del interés de la conducta humana, aplicando teorías en largos períodos de tiempo hasta llegar a la conclusión el por qué sucedían estos efectos naturales.

Así poco a poco con la ayuda de la ciencia se fueron descubriendo el porqué de estos fenómenos y así descartar los mitos de las viejas civilizaciones de los males por el efecto natural y no concebido como un ciclo de vida.

Traspasando un poco el límite de esas viejas civilizaciones y sus creencias, una vez, gracias a los científicos quienes nos proporcionaron e ilustraron sobre la materia para conocer en detalle la razón, vendría a colación otras creencias, pero esta vez no del más allá, sino leyendas que asociaban con los habitantes de los pueblos y hasta de grandes ciudades.

Se sembraron entre los pobladores historias todas que tenían que ver con el miedo, de fantasmas, muchas enraizadas con las tradiciones pueblerinas, en las que inculcaban el miedo a los jóvenes, y no solo a éstos, también a los más grandes, quienes afirmaban haber visto a estos espantos aterrorizando en las noches.

Generalmente todas estas historias que hacían asustar hasta al más bravo del pueblo tenían que ver con relatos de gente que había sufrido algo malo en la vida con un familiar, unos sabiéndose conocedores del tema en cuestión reunían a pequeños grupos de jóvenes para “alertarlos” de que podía ser muy peligroso andar caminando en las noches, ya que podría convertirse en la víctima de estos cuentos fantasmales.

Así se fue formando una creencia de miedo que impedía alejarse de las casas por temor a ser sorprendido por algún espíritu, pero no faltaría quien se atreviera a desafiar tal hazaña, unos se llevaron su susto, otros por el contrario afirmaron no haber visto nada, pero quizás esto impedía la presencia de las personas en las calles en horas de oscuridad, cuando la noche caía seguían esos sonidos propios y extraños que la naturaleza hacía a uno guardarse en casa.

Lo que fue una estupenda oportunidad para disfrutar de las horas nocturnas en todo su esplendor, estuvieron restringidas por el miedo a extraños seres que deambulaban apoyados por los cuentos, que aunque ya con conocimientos que alertaban de esos juegos maquiavélicos de la mente, siempre había cierta creencia.

La oscuridad siempre ha sido sinónimo de miedo, de peligro, cuando cae la noche es como un toque de diana que señala el resguardo en el hogar, en antaño un sereno anunciaba que todo estaba en calma, justo por donde pasaba el anunciante del tiempo, pero al amanecer las terroríficas historias de los cuentos fantasmales como que le habrían pasado por un lado a este hombre.

Otros cuentos señalan que hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos, ya que los primeros sí representan el peligro para la vida misma, todo lo que puede estar a tu alrededor al anochecer donde confluyen todo tipo de personas dispuestas a jugárselo todo en apenas un santiamén.

Y así llegando hasta el presente donde ya pareciera que se le ha ganado la batalla al miedo, ahora con más valentía transitamos apoyados por la transformación de la tecnología, ayudados por el transporte, y con el conocimiento de los temas que en un pasado nos pudieron asustar, nos enfrentamos siempre sin vacilar, pero teniendo en cuenta el pasado, de que siempre el peligro está latente, y nunca sabemos dónde va a salir el fantasma que tanto nos preocupa o el daño que nos pueda ocasionar.

Muchas personas se apoyaron en una lámpara para poder contrarrestar el miedo y así poder conciliar el sueño, sobre todo en las épocas donde existían poblados que no tenían el servicio eléctrico, otro motivo para apurar el paso antes de caer la noche y llegar rapido a casa.

Así que, de generación en generación, llegando a los tiempos modernos fueron aminorando estas historias que cautivaban a poblaciones enteras.

Hoy en día se disiparon estos cuentos urbanos, lejos quedaron como transportados en el tiempo, de alguna manera nos conmovieron o nos hicieron pasar noches en vela, sin mostrar ningún tipo de temor mientras la luz del día nos diera al encuentro con amigos, para no ser objeto de burla, pero que a más de un guapo les hizo soltar las lágrimas.

Mientras la tecnología nos ocupa con aparatos inteligentes, demos gracias que podemos ver el arco iris.


T

Coin Marketplace

STEEM 0.20
TRX 0.13
JST 0.030
BTC 65306.74
ETH 3488.89
USDT 1.00
SBD 2.51