Concurso Cervantes: 6ª Entrega: Fernando Botero

La señora Marta Pintuco, una mujer que en la época de los 50 administró una casa de lenocinio; en ese tiempo fue muy afamada en Medellín- Colombia. Ella tenia una gran amistad con gente importante, entre esos el señor Fernando Botero, quien inmortalizo en esta obra la casa mas visitada de la época.
Hoy en día este tipo de lugares no han desaparecido, aún existen. En las grandes ciudades, pequeños pueblos, son conocidos como casa de citas o prostíbulos.
Allí encontraras hombres de diferentes clases sociales, buscando calmar sus más bajos instintos,disfrutando de un buen trago, fumando cigarrillo, escuchando buena música y por supuesto no puede faltar la compañía de una bella dama.
El valor de los servicios prestados por estas mujeres, varía según la necesidad de cada cliente. En algunas ocasiones el servicio es prestado en el mismo lugar donde se encuentran, otras veces se reúnen en hoteles, siempre el cliente paga el precio del lugar.
Este tipo de trabajo realizado por las mujeres, es tan antiguo que se remonta a las épocas de Jesucristo, los primitivos caldeos, egipcios.
Para esta época en nuestro país Colombia muchas mujeres lo han adoptado como método de trabajo que solventa sus necesidades económicas fundamentales.
Como es tan común, se han venido presentado una serie de problemas, por lo que en el Congreso de la República se han presentado proyectos de ley para beneficiar este ofició y a las mujeres que lo realizan.

Muchas mujeres encuentran en este trabajo una fuente de ingresos muy lucrativa, es un ingreso casi que inmediato, no tienen que trabajar un mes o quince días, para recibir un desembolso, el pago sólo se demora máximo 20 minutos; después del servicio prestado esta su dinero, contante y sonante.
Debido a la falta de oportunidades, educación, pobreza, desamores, encontraras una historia distinta, y particular en cada una de ellas

Este trabajo ha ido cambiando con el paso de los años, sus variaciones se han dado porque las mujeres tratan de organizarse mejor, evitando que les cobren algunas tarifas en los lugares donde inicialmente deberían prestar el servicio; se han lanzado a las calles a buscar sus clientes, para de esta forma manejar su propio tiempo y precios. No obstante, de esta forma están más expuestas a ser maltratadas, abusadas y en algunas ocasiones asesinadas. Esta metodología de trabajo no tiene la misma seguridad que les ofrecería un establecimiento cerrado.