Ligia: Capitulo # 1 - La Carta

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Estaba confundida, se sentía vacía, su hermoso vestido de princesa con detalles en cristales preciosos, toda una joya, era perfecto, a lo que estaba acostumbrada, la brisa de la tarde movía su vestido, las luces, el inmenso espacio verde le recordaba que había mucho por vivir, todos preguntaban por la cumpleañera, era una fiesta como ninguna otra, los invitados recibían una flor de oro como bienvenida al recinto, el Señor Smith no escatimo en gastos, era su única hija su razón de vivir. Regresó a la fiesta, tomó una copa y muchas más, algunos esperaban la oportunidad de bailar con ella, la contemplaban como algo intocable, divino, un ángel quizás, su risa de niña consentida se escuchaba sin cesar, la bebida era una forma de aliviar su soledad.

Vivía como en un palacio, había mucha vigilancia en el lugar, solía contemplar hasta altas horas de la noche el mundo por su ventana, podía viajar a donde quisiera, cuando quisiera, pero nunca sintió la libertad, a su lado un escolta siempre le protegía, estudió en los mejores colegios, la fortuna le sonrió en muchos aspectos, hablaba varios idiomas, se graduó con honores y su belleza era incomparable.

Despertó, la fiesta le produjo jaqueca, aún tenía el maquillaje puesto y no se acordaba cuando cambió su ropa, apenas veinte años, sólo trece años del accidente de su madre y lo recordaba casi todas las mañanas, vino la ama de llaves y le ayudó a darse un baño, doña Maité, muy querida por Ligia, esa figura materna y gentil que todos quisieran tener. Almorzó con su padre, casi no hablaba, se le veía muy pensativa y de repente comenzó a decirle con extremada dulzura cuanto lo quería y lo afortunada que era de tenerlo y que en realidad lo único verdaderamente valioso para ella era él, se abrazaron y él correspondió sus palabras con un regalo que le tenía reservado por motivo de su cumpleaños, un refinado reloj que mandó a ser para ella especialmente (el cual le entregaron un poco tarde), le sonrió levemente.

Esa noche se dirigió a la cocina y se despidió de Maité, le dio un abrazo y un beso, ella quedó un tanto inquieta al ver la actitud de Ligia, Maité la quería mucho, después de la muerte de la señora Clarise, Ligia buscó en ella ese calor maternal y siempre fue correspondido de forma desinteresada.

En la mañana, casi al mediodía, como siempre fue a ver que se le ofrecía a la señorita de la casa y vio la cama aún hecha y en ella una carta sellada dirigida al señor Smith … de inmediato corrió a informarle a Maité, al tomar la carta su mano temblaba sin querer, sus ojos se aguaron más de lo acostumbrado y su voz se quebró recordando la actitud de Ligia la noche anterior, sintió un peso en su corazón, aún así se recobró y llamó al señor Smitt, no era el comportamiento propio de su hija por lo que decidió suspender todos los compromisos que tenía para ese día, estaba nervioso se quejaba por cualquier cosa, a la servidumbre le sorprendió verlo casi correr al encuentro con Maité, le arrebató prácticamente la carta, se dirigió a su estudio tratando de mantener la calma como siempre, cerró la puerta y se le humedecieron sus ojos de inmediato, comenzó a leer la carta:

Querido padre primero que todo quiero que sepas que te amo con toda mi alma, y lo menos que deseo en el mundo es ser motivo de tristeza para ti, estuve pensando mucho todo esto y estoy consciente del dolor que te produzco en este momento, sin embargo se que eres un hombre sereno e inteligente que tal vez entienda mis razones y esto minimice lo que sientes.
A pesar que tengo todo me siento carente de cosas que el dinero no puede comprar: no tengo libertad, me siento presa, vigilada constantemente a lo que tu llamas “seguridad”, mis “amistades” se deben al apellido que tengo, a lo que pueden conseguir conmigo o a través de mí; pronto trabajaré en uno de tus consorcios y me sentiré siempre rodeada de hipocresía; mi vida está rodeada de hipocresía y eso me está matando. Padre soy un ser infeliz, triste y me siento extremadamente sola, siento que en mis veinte años no he vivido nada de lo que quisiera, quiero estar rodeada de gente honesta y sincera, quiero un trabajo donde los demás me traten como a otro compañero de labores, tener amistades que me critiquen y me digan lo que piensan, tener amigos que me valoren por lo que soy no por lo que tengo, salir sola, al cine a donde yo quiera.
En fin padre, dame una oportunidad para lograr vivir a mi manera, sinceramente no perjudico a nadie, tengo algo ya en mente me conoces, eso lo saqué de ti, siempre tan precavido, te mantendré al tanto de todo, estaré bien, cualquier cosa regreso de inmediato, dame un año por favor confía en mí. Dile a Maité que estoy bien.

Te amo por siempre.
Ligia

En esta oportunidad les he traído la primera parte de una historia llamada Ligia, la cual estoy escribiendo con mucho cariño. Iré publicándola por capítulos. Esperando que sea de su agrado.

Continuará ...