La Momia: Una breve reseña

Ojo: Posibles spoilers

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En 1999, esta película se estrenó en los cines de toda la ciudad. Recuerdo que mi mamá estaba emocionada por verla, ya que le llamaba la atención mientras que yo sentía una ligera curiosidad por saber de qué se trataba. Tenía 11 años cuando me topé por primera vez con esta película, edad en la que vi prácticamente unas cinco o siete veces seguidas, si no es que diez veces (ya no recuerdo bien). Siempre que la veía en el cine terminaba con nuevas notas mentales para los primeros escritos, aquellos relatos que empezaban a tomar forma lentamente pero que nunca pude terminar gracias a un virus informático y a mi imprudencia en no respaldar tan valioso tesoro como lo eran esas historias de la adolescencia. 

Y hoy, 18 años después de verla en el cine y unos cuantos más o menos de verla en la televisión cada vez que podía, la volví a ver para pasar el rato. La volví a ver solo para descubrir que en mí no abandonó el encanto y la fascinación por las historias muy bien contadas, aún a sabiendas de que era un adaptación y recuento de La Momia del legendario Boris Karloff. 

Lo último se le debe reconocer tal cual. La versión de Stephen Sommers hizo en ese año  lo que la que se estrenó en este no logró hacer: Hacerle justicia a la momia de Boris Karloff punto por punto, generando una suerte de equilibrio en la atención a  los efectos especiales y al guión. 

Y eso es algo que en estas épocas ya no se ve mucho cuando se trata de adaptaciones de otras películas. 

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GIF creado por @fabiyamada