Diario de sueños 1: viajando conscientemente

in #spanish6 years ago (edited)

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Foto tomada con una Olympus E-520

Me desperté de golpe en una habitación que no reconocí. Era amplia, el piso era de granito y al fondo había una pequeña mesa de madera acompañada de una silla a juego. Tenía un clóset justo en frente de la cama en la que me encontraba y a mi derecha había una ventana grande por donde entraba la luz del sol, la cual iluminaba todo el cuarto.

Me levanté, caminé hacia la puerta, la abrí y salí. Comencé a pasear, vi varias habitaciones, algunas abiertas, otras cerradas, varios pasillos… ¡Wao! El sitio era enorme. Descubrí que me encontraba en el último piso de una especie de residencia estudiantil que era parte de una Universidad. O eso creí.

Lo más extraño de todo es que, en un principio, nadie parecía verme. Varias personas a mi alrededor pasaban de largo, ignorándome por completo, ¿cómo es que podían actuar así? ¿No se daban cuenta de que una completa extraña estaba paseando por ahí?

Mientras más caminaba, más raro me parecía todo y al mismo tiempo muy familiar, como si hubiese estado allí antes pero en otro momento. En este punto, cuando vino a mí la conexión con el lugar, tuve el presentimiento de que me encontraba en Europa.

Empecé a marearme de tanto ir y venir, de tanto flotar y deslizarme, de tantas cosas que veía pasando rápido. Los minutos eran horas. A veces aparecían pequeños círculos de luz blanca en el techo y cerca de mí. Algunos se movían y otros me tocaban, dejando un pequeño hormigueo por donde me rozaban. Llegué sin darme cuenta a una biblioteca que se encontraba en el primer piso. Estaba repleta de libros que casi alcanzaban el techo, las estanterías eran gigantes y había muchísimas mesas. Olía bastante a madera.

Pero todo estaba tan solo y obscuro… seguía caminando, más pasillos, más libros. De repente, una mujer, no sé ni de dónde salió, se plantó ante a mí y me advirtió que “ya estaban ahí y que tenía que salir rápido de aquel lugar porque si no me atraparían”. -¡Vamos, apúrate! -Me dijo.

No entendía absolutamente nada y mi cara de desconcierto alertó a la mujer, ella parecía conocerme bien. -¿Qué esperas? -Me volvió a decir. La verdad es que yo no quería irme aunque lograba sentir el peligro que ella me advertía.

-Si no te vas ahora, no te dejarán salir de aquí -Dijo, mirándome fijamente.
-¿Quién no me va a dejar salir? -Pregunté.
-Tienes que irte, se te está acabando el tiempo y ellos ya lo saben -Me respondió, halándome de un brazo.

Caminamos un rato en silencio y conforme íbamos avanzando noté a varias personas bañadas en sangre, desparramadas en el suelo. Algunas estaban agonizando.

Justo cuando le iba a preguntar a la mujer qué había pasado, algo la golpeó con fuerza y ella gritó: -¡CORRE, YA ESTÁN AQUÍ! -Me quedé paralizada, todo pasó muy rápido y yo lo observé en cámara lenta.

Aparecieron unos seres blanquecinos pequeños, con una forma que jamás en mi vida había visto, el cuerpo era como abstracto, tenían dos ojos y una línea que parecía ser la boca. No tenían pies, ni piernas. Ellos se deslizaban y eran del tamaño de unos niños. Mataron a la mujer a mordiscos en el cuello.

Corrí con toda la fuerza que pude, los sentía detrás de mí a pesar de que volteaba y no los veía. Sabía que para lograr salir debía volver a la misma habitación en donde me había despertado, pero me faltaba tanto para llegar… tenía que subir varios pisos.

En el camino un hombre me pidió ayuda, me fui con él y me llevó hasta donde estaba su esposa. Ella se encontraba sentada en el suelo, apoyada en una pared de la biblioteca. Tenía una herida grave en una de sus piernas. Por suerte no la mataron. Les dije que se quedaran allí escondidos mientras yo encontraba a más personas que nos pudieran ayudar.

Seguí corriendo y crucé a la derecha, me metí por un pasillo y los seres aparecieron de nuevo, esta vez eran muchos más, parecían una manada hambrienta. Cuando pretendí devolverme al sitio en donde estaban el hombre y su esposa, unas luces me bloquearon el paso. Intenté traspasarlas, pero el calor que emanaban era tal que no podía acercarme lo suficiente.

Me envolvieron y rápidamente me guiaron en otra dirección, en contra de mi voluntad. En unos segundos me encontré subiendo unas escaleras y ya estaba de nuevo en el último piso. Miré hacia atrás para ver como las luces se iban.

Empecé a correr de nuevo y cuando creía que iba a chocar con un grupo de estudiantes que tenía en frente, los cuales no se movieron a pesar de que les grité, sorprendida me di cuenta de que ya no estaban en mi camino: los había atravesado. Me quedé parada en seco, atónita. No lo podía creer. ¿Qué estaba pasando? Pero no tuve más tiempo para pensar en eso, a lo lejos vi a los seres acercándose lentamente. Me encontraron.

Les di la espalda y salí disparada hacia la habitación de la que había salido hace horas, (para mí había pasado muchísimo tiempo), entré rápidamente sin saber qué hacer, ni a dónde ir. ¿Cómo se suponía que iba a escapar? Observé por la ventana, divisé a algunas personas caminando tranquilas, el cielo estaba de un azul impactante y hermoso.

En lo que volteo hacia la puerta se me fue el corazón hacia la garganta, los seres estaban ahí y se aproximaban. Me miraban fijamente. En eso un pensamiento se me pasó por la mente: me voy a lanzar por la ventana, en los sueños no puedes morirte, por lo general, cuando eso va a pasar te despiertas. ¡Perfecto! Al fin podré salir de este sueño.

Y cansada como estaba de ese sueño tan largo, tan extraño y tan incomprensible, me monté en la ventana. Dudé unos segundos antes de lanzarme, todo era tan nítido y real que por un momento creí que era una locura, que iba a matarme como una idiota. Percibí el vértigo en mi estómago y el sudor en mi cuerpo. Volví a sentir mi corazón, pero esta vez en su lugar, latiendo tan deprisa en mi pecho que pensé que se saldría. Salté.

Para mi sorpresa comencé a caer lentamente. Lo lógico es caer rápido, ¿no? Aprecié el aire alrededor de mi cuerpo y el sol pegándome directo en la cara, lo cual me pareció rarísimo, se supone que estaría en posición vertical, pues había saltado en esa forma. En cambio, me encontraba cayendo horizontalmente con los brazos y piernas extendidos.

Tuve miedo, entonces cerré los ojos. En ese momento todo se apresuró a una velocidad increíble y cuando pensaba que iba a experimentar el dolor de la caída, lo que advertí fue un cuerpo y una superficie blanda y cómoda en la que llegué rápidamente.

Me desperté de golpe en una habitación: la mía. Estaba de nuevo en mi casa. El alivio que recorrió mi cuerpo en ese momento es indescriptible. Por alguna razón sentía que había estado en otra parte por mucho tiempo. Me senté en la cama tan rápido que no me había dado cuenta de que mi gata se encontraba durmiendo en mis piernas y se sobresaltó, me miró con rabia y se bajó de la cama meneando el rabo. Tenía la camisa empapada en sudor. Tomé el celular de la mesa de noche y vi la hora: eran las ocho de la mañana en punto. Abrí las notas del teléfono y creé una nueva para escribir este sueño antes de que se me olvidara.

¡Gracias por llegar hasta aquí!


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¡Muchísimas gracias por su apoyo siempre! Saludos ♥

Que angustia, menos mal que era un sueño. Buen relato.

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