Presentación

Las presentaciones de sí mismo siempre juegan a favor de quienes la hacen, pero parece llenar siempre las expectativas de un público curioso -del cual todos somos parte-. Por esta razón, como no me gusta romper tradiciones, haré una vez más la mía.
Crecí en una casa donde siempre me llamaron Daniela y así me quedé, aun cuando tengo 19 años le agregan el diminutivo “ita” quedando algo así como: Danielita. Sin embargo, la justificación siempre es parte de los seres humanos, por lo que este nombresito es porque soy una persona tierna. Además, estudio en una casa que vence la sombra, que queda en un país lleno de oscuridad -lo irónico también nos construye-. Pero por si no me entienden, me refiero a que estudio en la Universidad Central de Venezuela.

Aquí es donde llega la parte difícil, ¿Quién soy?

Hasta yo me lo pregunto. También me pregunto muchas otras cosas horribles. Sí, horrible. A veces conocerse no es tan bonito como se cree. Sacarás a flote tus debilidades y miedos. Tus prejuicios y costumbre. Tus historias y desesperaciones. Tu odio y maldad. Tus lágrimas y desesperanzas. No obstante, pienso conocerme y cuando lo haga, les cuento.

Sin embargo, les adelanto lo más puro de mí: creo fielmente en Dios. Me gusta soñar y es mi mayor recomendación para todos, soñar que de allí proviene la vida. Nos continuaremos viendo en letras o en un intento de ellas.
Pero como soy una persona que se caracteriza por su ansiedad, les comparto algo para empezar.

Fuente

SOLA E INTOCABLE

El agua del río va y viene, sin grandes diferencias a lo habitual, pero ahí está ella. Una chica de estatura mediana y bastante flaca, por como mira su abdomen, seguramente tiene complejos con su peso. Tiene los ojos como el ébano - ¿Los ojos son la ventana del alma? -, y su piel es trigueña, aunque sus cachetes toman el color del fuego cuando a ella se le dibuja una sonrisa en el rostro.

Se ríe de un apartado de su libro que se titula “Si me dicen ven lo dejo todo, pero dime ven”. Parece ser amante de los libros que cuentan historias que no tocan el mundo real, amantes de los finales felices, o mejor, amante de las almas libres que pueden ser plenas y conocer el verdadero significado del querer.

Vuelve a ponerse los lentes y empieza un recorrido por el borde del río, casi sin pensarlo decide ir a donde está un grupo de personas, pero al acercarse solo se consigue con una persona maltratando a otra. No era lo que creía al principio, seguramente. Volvió de inmediato a aquella roca en la que estaba sentada.

Con un vestido rosado y su cabello negro liso sobre sus hombros, agarra un lápiz y un papel. Mientras escribía, pasaba constantemente sus manos por sus brazos. Continuaba haciéndolo. Pero paró y se acercó al río, a la orilla. Se sintió como un ave capaz de volar, como una hoja que es capaz de dejarse llevar, como el sol que puede reflejarse en el agua, como una piedra que puede llegar al fondo de lo más profundo, como una hormiga que es aplastada al caer. Porque se dejo caer.

En aquella hoja, estaba escrito: “La mejor forma de ser libre es soñar, es creer, es leer, es defenderse y amarse a sí mismo. Somos nuestros propios verdugos y también nuestros propios libertadores. Sé siempre lo que quieras, pero nunca lo que alguien más imponga”